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-Mamá... No te vayas- Susurró un pequeño Min Yoongi tomando la mano de su madre. El cáncer había hecho de las suyas en ella y estaba en sus últimos momentos.

-Cariño, cuida a papá y a geum-jae...- Sonrió para finalmente dar su último suspiro.

...

...

...

-¡Ésto es tu culpa!-.

Se escuchó un botellazo a lo lejos, seguido de un ensordecedor grito. Finalmente sólo escuchó silencio.

Bajó corriendo las escaleras y lo que vió fué impactante.

Su padre estaba arrastrando a su hermano menor por el suelo, dejando un grueso hilo de sangre a su paso.

Comenzó a llorar aterrado.

-Está muerto... y tú también lo estarás si no te vas ahora- Pudo oír de boca de su padre antes de salir corriendo...

..

Yoongi despertó de golpe con su corazón en la garganta y lágrimas en sus ojos. Aquella pesadilla se volvía recurrente, otra vez lo estaba martirizado.

Al ver que solo fué un sueño, suspiró pesadamente y limpió sus ojos llenos de amargas lágrimas. Odiaba volver al pasado en sus sueños y revivir el dolor de aquel pasado tan oscuro que le perseguía. Tan solo tenía 8 años cuando comenzó a volverse recurrente, y estaba cansado de ver todo aquello noche tras noche.

Cuando se sintió mejor, tomó su teléfono para mirar la hora. Lamentablemente debía asistir a sus clases, aunque quisiera quedarse en cama durante todo el día.

Se dirigió al baño con algo de ropa, tomó una ducha rápida y cuando terminó se posicionó frente al espejo.

Miró sus feas ojeras, su rostro triste y sus ojos hinchados, igual que todos los días. Vió su cuerpo delgado, su piel blanca. Sintió asco de sí mismo, odiaba ver su rostro demacrado luego de las noches de insomnio y pesadillas, por lo que para disimularlo puso crema en su cara, seguido de algo de maquillaje para esconder todo aquello.

Cuando terminó secó su cuerpo y se vistió. Jeans negros sueltos, una camiseta blanca y una gran sudadera negra era lo suficiente para no tener que mostrar su cuerpo delgado, y se sintió algo mejor al ver que no se notaba demasiado su estado. Buscó entre sus cosas un perfume y lo roció en toda su ropa. Lavó sus dientes y peinó su cabello, evitando mirarse al espejo.

Cuando ya se sintió listo, salió del baño y bajó las escaleras, encontrándose con aquella soledad a la que creía estar acostumbrado. Buscó algunas de sus cosas que necesitaba para sus estudios, y al pasar por la puerta de la cocina notó que en la mesa de esta estaba servido un plato de tostadas quemadas y un café tibio.

"Al menos se esforzó" Suspiró ante el pensamiento. Tomó la tostada, comió la mitad, bebió el café y tomó sus cosas para irse finalmente. El día estaba perfecto para caminar, por lo que simplemente se colocó sus audífonos y caminó los 20 minutos que tardaba llegar a su universidad. Entró al campus y fué directamente a su sala de clases, sentándose al fondo del salón donde nadie iría a molestarlo y se sentía más cómodo.

Pasaron las primeras 2 clases con normalidad, suspirando ante sus bajas notas.

"Si sigues así, vas a reprobar. No es la primera vez que repruebas y no creo que quieras retrasar tu entrega de título"

No podía sacar de su mente aquella frase dicha días atrás por su profesora de economía. Estaba en su primer semestre nuevamente después de haberlo reprobado un año atrás, y no podía evitar sentirse fracasado por ello.

Please, don't cry | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora