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Jisung estaba de nuevo ahí, no en la casa tétrica pero sí con esa extraña criatura. Se veía diferente como cada noche pero Jisung sabía que era el mismo ser.
Estaba corriendo.
El lugar era un pequeño bosque con un río que Jisung escuchaba fluir. Los árboles ni siquiera eran tan grandes pero lograban ser obstáculos en su camino. Miró hacia la oscuridad de atrás, la cosa ya no lo perseguía, y se quiso sentir aliviado pero al no detener sus pies chocó con la espalda de alguien.
Era Jaemin.
—¿Qué crees que sea? —Preguntó Jaemin en voz baja a Chenle. Jisung parpadeó lentamente.
—Espero que sea dinero.
—Ya tienes mucho dinero, ¿Para qué quieres más?
—Nunca es suficiente.
—¡Está abierta!
Retrocedió porque se sentía como en un limbo repitiendo la misma acción siempre de manera cruel. Miró a Haechan que sacaba un libro extraño y todos se centraron en eso al mismo tiempo que la criatura extraña se acercaba a espaldas de Haechan. Jisung corrió de nuevo pero sus pies parecían ser muy estúpidos y, como era de esperarse, aquel ser lo atrapó.
Perforó su pecho con sus afiladas uñas y rasgó sus pulmones. Sus costilla se rompían una a una de manera lenta e incluso le hacia escupir sangre.
Jisung gritó de agonía.
Al mismo tiempo creyó escuchar a Haechan gritar.
Entonces despertó.
Lo primero que vio fue a una mujer que monitoreaba los latidos de su corazón con un estetoscopio. La mujer que parecía ser una doctora le sonrió de manera amable.
—Estabas un poco agitado, ¿Tuviste una pesadilla?
Jisung la miró sin entender nada. Dio un vistazo a su alrededor y se dio cuenta de que estaba en el hospital. De manera involuntaria se llevó las dos manos a sus costillas y sintió un tirón en su mano izquierda que tenía suero vía intravenosa.
Se relamió los labios y recordó porque estaba ahí.
—Sí, fue un mal sueño. ¿Cuándo puedo volver a casa?
—Un chico vino por ti pero escuchó sobre un paciente de urgencia y fue corriendo a verlo. El chico dijo que era tu hermano.
Y pensó. Realmente no le interesaba la razón por la cual había terminado en el hospital pero sí quería saber porqué Jaemin o Haechan, quien quiera que haya venido, no se quedó a esperarlo como usualmente hacían. Jisung miró a la doctora checar las máquinas y ella se fue diciéndole que tenía que ver otros pacientes. Cuando la mujer ya no estuvo con él se puso de pie y salió de la habitación junto con la bomba de infusión de ruedas. Fue sigiloso como si temiese ser descubierto y encerrado de verdad. Miró hacia los dos lados del pasillo y comenzó a caminar sin saber hacia dónde iba. Un par de enfermeras lo miraron extrañadas pero no le dijeron nada, después de todo Jisung no se veía como alguien enfermo.
