Estoy aqui

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NARUTO y sus personajes NO ME PERTENECEN. Sólo hago esto para su entretenimiento y su diversión.

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Por enésima vez, Gaara leyó el documento entre sus manos. Era un encuentro importante, asuntos críticos que determinarían el futuro de unos acuerdos muy importantes para Sunagakure y como kazekage, su deber era asistir. El problema es que no quería. Su razón era válida en todo el sentido de la palabra si lo analizaba del lado personal. No podía dejar la aldea después de lo ocurrido la noche anterior. No podía estar tranquilo y sabía que Kankuro tampoco lo estaría, si abandonaba la aldea a sabiendas de la condición de Temari.

– Pase – habló al escuchar un toque en la puerta. La figura del marionetista apareció frente a él – ¿Pasó algo? ¿Es sobre Temari? – preguntó rápidamente, su expresión perdiendo su neutralidad, la preocupación haciéndose presente.

– Todo sigue igual; el médico ninja reiteró que su vida no peligra – Gaara volvió a su calma característica. Aun así, la imagen de su hermana mayor inconsciente entre sus brazos seguía atormentándolo. Fue la primera vez en años que sintió verdadero terror en su ser.

– ¿Alguna novedad de los Yagamu? – preguntó. Kankuro negó, notablemente molesto.

– No, pero créeme que los encontraremos y les haremos una visita.

Nadie podía tocar a su hermana y salir impune, mucho menos intentar abusar de ella. Con tan solo recordar el estado en el que la encontraron era suficiente para hacer que su sangre ardiera y la furia dijera presente. No se podía quedar así, Kankuro y Gaara sentían que habían atentado hacia uno de los tesoros más preciados de su vida.

– Kankuro – llamó, haciéndole una seña para que se acercara. Cuando estuvo a su lado, le extendió el documento causante de su dilema. – Es en pocos días...

El marionetista frunció el ceño a medida que avanzaba en la lectura, pensando exactamente lo mismo que su hermano menor.

– No vamos a ir. – fue su tajante respuesta.

– Tenemos que ir.

– No me moveré de aquí.

– Kankuro...solo es día y medio

– No voy a dejar a mi hermana indefensa después de lo que pasó. ¡Ni siquiera ha recobrado la consciencia!

– Lo sé.

– ¡No parece! – respondió el mayor.

– Escucha: tampoco me agrada la idea de irnos y dejarla así, especialmente, porque el hombre sigue suelto, pero... ¿qué más podemos hacer? Aunque queramos, no podemos ignorar lo que es mejor para la aldea.

Odiaba que tuviera la razón.

– Si vamos, ¿quién cuidará de ella?

– Podemos asignar patrullas que vigilen los alrededores de su habitación; reforzaré la seguridad del palacio y...

– Necesitamos a alguien que cuide de ella; alguien cercano. Alguien al que no pueda alejar con amenazas; uno que no le importe el dolor físico, si se pone violenta, como lo hará cuando entienda que tiene una niñera. – Gaara pareció pensarlo. Temari no era cercana a muchas personas y la única que podía pensar que podría servir para los propósitos, era su alumna, pero estaba en misión y no volvería hasta dentro de un mes. Curiosamente, solo un nombre llegaba a su mente. El individuo en cuestión ya tenía una misión asignada con su hermana, solo debía cambiar la localización geográfica de los eventos.

Aquí, para tí (2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora