Adam estaba helado, era casi la media noche, Elizabeth tomo una taza de chocolate caliente y se la dio a Adam con una de sus píldoras. Lo peor había pasado, Adam ya se había quedado dormido, por suerte no sufrió de ningún ataque y Elizabeth pudo dormir tranquila.
La noche había pasado, era temprano y Adam seguía dormido. Elizabeth por otra parte se levantó para ir a trabajar. Preparó unos huevos y tomó un café con leche y salió del apartamento. Cuando salía le sonó el celular. Era Joe, su novio, siempre la llama para pedir dinero o para que salgan a beber.
- ¿Hola?- Preguntó Elizabeth mientras subía al autobús.
- Hola Eli, soy yo, Joe.- Respondieron en la otra línea.- Eh, es que te quiero ver ¿Puedes esta noche?- Preguntó Joe.
- Joe, sabes que no puedo. Tengo que cuidar a Adam.- Dijo Elizabeth.
- ¿Todavía tienes que cuidar a ese enfermo mental?- Dijo Joe.
- Joe, Adam no es un enfermo mental. Tiene problemas, tú ya lo conoces.- Dijo Elizabeth negando con su cabeza por el comentario de Joe.- En fin, no creo que hoy pueda.
- Vamos linda, yo sé que si puedes. Entonces ¿Después del trabajo?- Preguntó Joe.
-Ah... Ésta bien, después del trabajo.- Dijo Elizabeth colgando el teléfono.
Adam había despertado, estaba solo, Alicia todavía no había llegado. Él solo se quedó mirando hacia el techo... Pensando en algo.
Sonó la puerta, era Alicia seguro. Traía unas cosas, le iba a hacer una gran comida a Adam, pues a ella le encanta cocinar.
-Adam, despierta.- Dijo Alicia golpeando la puerta de la habitación.
-Ya estoy despierto.- Dijo Adam mientras seguía mirando el techo.
-Ven, ya está listo el desayuno.- Dijo Alicia dirigiéndose hacia la cocina.
Adam comía mientras Alicia organizaba una que otra cosa. Lavaba los platos, limpiaba la cocina e incluso la barría.
Eran como la una de la tarde, Alicia le hacía el almuerzo a Adam... Él estaba por ahí paseándose por la casa.
-Adam, hoy si no puedes salir. Ayer casi te da hipote...- Alicia no alcanzó a decir más cuando escuchó la puerta cerrarse de golpe.-¿Adam?- Salió a la puerta para ver si estaba por ahí.-¡Adam!¡Adam!- Alicia, tomó unas llaves y salió para buscarlo.
Adam salió de la casa se sentía ahogado y quería ir al parque de nuevo. Le pareció un lugar tranquilo, ver el paisaje desde ese banco era genial, además era el único que estaba debajo de un árbol, dando una fresca sombra.
Adam estaba llegando al parque y se acercó a sí banco. ¿Quienes eran ellos? Vio a unos jóvenes sentados en el banco mientras reían y tomaban unas cervezas.
-Eh... Hola viejo ¿Necesitas algo?- Preguntó un joven de pelo largo.
-Ahí me siento yo.- Eso lo dijo Adam más como susurro para convencerse a sí mismo que ahí era donde se sentaba.
-Disculpa, no te escuché. Si no necesitas nada... Vete... Shu shu.- Dijo el mismo chico riéndose.
-Ahí me siento yo.- Está vez lo había dicho claro.
-¿Aquí? Disculpe señor, no sabia que era el dueño.- Dijo el muchacho en tono de burla y riendo.
-¡Ahí me siento yo!- Adam había gritado que todos muchachos que estaban ahí lo miraron.- Si no se van ya los voy a echar a la fuerza.- Dijo Adam levantando su puño.
Los muchachos se quedaron sorprendidos, es un espacio público, pueden estar ahí sin que nadie los moleste pero Adam se los había dejado claro. Se van porque se van.
Nadie hizo ningún movimiento, Adam los miro y tomó al chico de pelo largo por el cuello, amenazándolo de darle un golpe. Los demás lo estaban tratando de evitar pero era inútil, Adam estaba centrado en golpearlo.
-¡Adam! No lo golpees.- Se escuchó una voz... Era Alicia de seguro.
-Señora, dígale a su hijo lo suelte.- Dijo una chica de pelo azul oscuro.
-Adam. Ya déjalo.- Le decía Alicia mientras intentaba separarlo. Unos cuantos intentos hasta que pudo.-¿Qué te pasa Adam?- Le dijo Alicia mientras lo veía fijamente.
-Está loco señora.- Dijo el muchacho de pelo largo.
-No, es que el tiene problemas mentales... Está enfermo.- Dijo Alicia procediendo a llevarse a Adam.
Alicia tomó a Adam por el brazo como un niño pequeño y lo llevó a la casa. Sacó las llaves y abrió la puerta encontrándose con un humo que inundaba toda la casa.
-¡¿Qué pasó aquí?!- Decía Alicia mientras movía las manos para retirar el humo de su cara.
Alicia abrió las ventanas dejando salir el humo y buscando se donde procedía. El horno. Ella había dejado cocinando un pastel de carne, obviamente estaba negro, estaba quemado. Le tocó botarlo y limpiar el horno.
-¡Mira lo que acabas de provocar!¡Te dije que no salieras!- Alicia estaba enojada, si no podía organizar bien el horno le tocaría estar toda la tarde en eso y aun peor que se hubiera dañado... ¡Le tocaría pagarlo! Adam solo le dedicó una mirada de odio que era de otro mundo.
-Yo no estoy enfermo.- Susurró eso más para él.
-¡¿Qué dijiste?! ¡Habla duro!- Le dijo Alicia mientras limpiaba el horno.
-¡Que no estoy enfermo!- Dijo Adam dando un fuerte golpe a la mesa.
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La Entrevista
Mystery / ThrillerAdam, un chico de veinte años, con problemas mentales, busca un trabajo que le pueda ayudar a mantenerse a él y a su hermana pero en las entrevistas que le hacen, siempre llega una parte donde se queda estancado, ve una caja roja pero cuando la va...