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Tres días después aún le dolía su cuerpo. Era raro levantarse de la cama. Por suerte permanecía en esta para tratar de moverse lo menos posible. Quentin no había hablado apenas con él, y no había visto a Anthony desde la confrontación. Se volvía a sentir vacío, la poca convivencia con su amado era escasa, casi nula. Si quiera pisaba el camarote para algo más que dormir y desde luego faltaban palabras en su comunicación.
¿Acaso no le gustó? ¿Quizás ya no se sentía atraído por Peter? ¿Algo cambió durante la última vez que hicieron el amor?
Peter no lo sabía, y la misma duda lo estaba volviendo un retazo de dolor y confusión.
—Benjamin, Benjamin, Benjamin—repitió para sí mismo—. ¡Ni si quiera le gusta mi primer nombre!—se quejó, volviendo a llorar.
Sólo era un esclavo. Dispuesto a cubrir las necesidades de Quentin cuándo, dónde y como su amo necesitase. No era nadie, ni nada.
Se obligó a abandonar la cama a pesar del dolor y salir, caminar por la cubierta. Necesitaba abandonar el lúgubre camarote que le estaba chupando la vida. Se vio reflejado en el espejo y notó su pelo alborotado, por ello decidió tomar la lendrera antes de irse.
La cubierta estaba llena, para variar –tampoco es que pudiese ser de otra forma-. Respiró y tomó un poco de valor. Se giró para encarar la posición del capitán, encontrándose el lugar vacío. Aliviado, aprovecho y subió a ese espacio y se fue a su esquina, sentándose cuidadosamente para entonces comenzar a pasarse de nuevo la peineta. Por primera vez en el viaje antepuso el ruido del oleaje para tratar de esquivar las voces de la tripulación, molestándolo en exceso. Cuando se aseaban eran realmente molestos, gritando y cantando.
La lendrera se le enganchó en el parte trasera y lloriqueó, incapaz de sacarla de los enredos. Agachó la cabeza y llevó sus manos a su nuca, tratando de sacarse el peine de los nudos inútilmente
—¿Necesitas ayuda?
Alzó la mirada, recorriendo las piernas envueltas en negro y la camisa ancha blanca, encontrándose con el rostro de Anthony. Tragó saliva y su pulso se aceleró.
El hombre estaba recién aseado y con ello, su cabello lucía un poco húmedo, llegando a rizarse levemente con el largo que tenía. Bajó la cabeza en el momento que se percató de que lo consideraba muy, muy atractivo.
Estaba mal.
—Yo... no llego—se quejó.
—Está bien, levanta—le extendió la mano y tras una queja cómica por el esfuerzo, quedó de pie. El señor Stark le sonrió y lo giró—. Bien... Uff, hay muchos nudos, Benjamin.
Instintivamente bajó la cabeza nuevamente, esta vez por ese nombre. No, él también no.
Se quedó en perpetuo silencio mientras el hombre desenredaba su cabellera.
—No deberías pasarte esto, eres tan bello que los parásitos no pueden acercarse a ti.
Su pulso se aceleró y se giró de improviso, con los ojos abiertos. Sintió su rostro arder.
—¿Cómo...? ¿Cómo dice, señor Stark?
—Lo que escuchaste, Peter—ambos sonrieron; uno coquetamente y el otro por mero nerviosismo. Sentía su rostro arder—. ¿Cómo te encuentras?
— Me siento un poco débil—respondió mirando hacia el suelo.
—Deberías comer algo, se nota que apenas has tomado bocado en estos días.
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TRAICIÓN [Starker (+18)]
FanfictionCorre el año 1640, en Inglaterra. El capitán Quentin Beck se encarga de transportar material hacia las colonias americanas. Él con su fiel tripulación, entre los que se encuentran el joven Peter Parker, su amante en secreto. Todo parecía como siemp...