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A Bertholdt :
Las cosas que rondan mi mente son un desastre. Aborrezco el mundo en el que he nacido porque no me ha dejado ser yo, solo me ha moldeado a su antojo y conveniencia. Despierto todos los días pensando que tal vez yo ni siquiera existo en este mundo y camino como un recipiente vacío, sin motivos propios ni una personalidad real.
¿Cómo sería mi personalidad si yo tuviera el control sobre ella?
Sigo avanzando por qué no puedo hacer nada más, estoy en este camino y es lo único que conozco.
Ni sueños, ni metas, ni alegrías momentáneas, ni amor, nada de eso es real en mi vida. Son cosas que jamás podré poseer.
Por qué has dicho la verdad, mis risas al ver a Sasha y a Connie hacer idioteces fueron auténticas, brotaron sin ser antes planificadas y repasadas mil veces frente a un papel; sin embargo, ninguna tuvo del derecho de serlo, y tendrán que morir siendo una mentira.
Me detengo a pensar que ellos realmente nos querían, Berth. Me querían mucho, como un hermano mayor...
Y ellos no mentían, ¿o si?. Ellos no tenían un destino pisandoles los talones para empujarlos a hacerlo.
No puedo pensar en estas cosas más de 2 minutos al día o no pararía.
Entre todo el alboroto que se ha convertido el mundo, me aferro a algo. A lo que puede ser el único pedacito del auténtico Reiner que jamás vivió. Es curioso cómo lo que considero lo más cercano a mi, tampoco me pertenece, sino que es una persona completamente aparte. Esa persona eres tú.
Por qué creo con firmeza que si el universo conservo algún resto de mi ser, este habita en ti.
Porque te quiero, y no he tenido que temerlo.
No estoy seguro de conocer el amor. Estoy seguro de que siento algo por ti.
Emocional y fuerte. Estar junto a ti me produce placer. Me despiertas del sueño que me apresa.
Eres tan especial, que sé que no eres para mí.
Conservando tu escensia en su lugar, estática, resplandeciente, eterna. Al menos por la corta eternidad que nos han otorgado.
He sido una mierda para ti, todos lo hemos sido, y por más que quise protegerte de todo, no hubo modo en que logrará algo así.
Te he golpeado hasta el fondo, hundiendote más. No me perdones nunca, Bertholdt, porque lo que te hago no tiene perdón.
Solo quiero que seas fuerte y que puedas resistir.
Permiteme ser más claro al hablar de mis sentimientos hacia ti.
Te quiero como más que un amigo. Mi deseo por ti, es mas bien, romántico.
Y sé que eso te asustará, puedo dibujar la expresión que imagino harás cuando te lo revele, pero confío un poco en que podrás entenderlo por más difícil que te resulte.
Si, soy un chico, como tú. No te culpo por los pensamientos que crucen tu mente, porque yo también los tuve cuando fue el momento.
Tú eres mi amigo, sí, y si no te asusto demasiado me gustaría seguir siéndolo. Porque desde que descubrí estos sentimientos por ti nunca te quise faltar al respeto.
No pienso en las reglas de lo poco que conozco como común, porque todas tienen tantas trabas subjetivas que no terminaré de entender nunca. Acabo por destrozar una u otra sin importar como actúe, ya no me lastima en lo más mínimo. Lo aprendí desde niño.
Por eso mi cariño para ti, me resulta tan natural como respirar.
Me haces feliz. ¿Debe interesarme algo más?
Tal vez que me gustaría provocarte el mismo sentimiento a ti.
Te veo y me gustas.
A donde sea que caminemos juntos, te observo, porque me relaja, porque eres genial.
Debo confesar que puede que si existen los momentos en que me escandaliza que no sepas lo que provocas en mi. Cuando tu cuerpo roza con el mio, como sea, tu piel en mi mejilla, en mis brazos, en mis piernas o en la palma de mis manos.
Mis sentimientos a salvo en un lugar intangible, trazan círculos, dándose forma. Una sensación física que te quiere a ti.
Pensé que eso facilitaba las cosas, dándole a mi cuerpo algo más para distraerlo de ti.
Las cosas no funcionan así. No me funcionaron.
Porque vuelvo a ti.
El sol se oculta en el llano y tú estás frente a mí. Todos los días al final. Te tengo para mi, y te prometo, Bertholdt, que tú me tienes a mi.
No tengo un futuro. Bueno. No tenemos un futuro.
Quiero acabar esos días recostado junto a ti, abrazados, con mis manos recorriendo todo tu cuerpo y besar tus labios antes de dormir.
¿Soy muy explícito? ¿Te abruma?
¿Nunca lo sospechaste? ¿Ni un poquito?
Berth, me gustas. ¿Qué tiene de extraño?
Hemos crecido teniendonos a nosotros. A nadie más. Compartiendo y complementando al otro.
Los pedazos de lo que tuve que ser solo quieren dar el paso lógico, que con algo de esfuerzo, se puede tocar.
¿Qué espero que respondas? Nada.
Estas tan preocupado por lo que pueda pasar que me parece necesario que sepas que el corazón de alguien te pertenece, que no estarás solo, que te quiero, por qué eres mi todo.
Te quiero por lo que eres y por lo que guardas en tu interior.
Sabría quererte mejor si yo supiera que tengo en el interior.
Saldremos de esto, Bertholdt. Y no dejaré que la mierda que pasamos te atormente. Si me lo permites.
De todos los invucrados, el que menos se merece las consecuencias de nuestras acciones eres tú. Nada de lo que has hecho te define. No a mis ojos.
No sé si te diré esto antes o después de que hables con Annie. Si es que lo haces. Siempre la has mirado con tanta admiración, es muy obvio.
Cómo resulte, no me ilusiona una respuesta tuya en la que me correspondas.
Conocerás las partes que posees de mi alma, y no habrá vuelta atrás.
Te empuje a que le confieses a Annie tus sentimientos, no veo el porque yo no pueda seguir mi consejo.
Tal vez cuando regresemos a casa pueda al fin sentirme yo, comprender que si existo, que he estado vivo y que siempre te he amado.
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