Corría el verano de 2018 cuando todo empezó.
5 a.m, sin pensarlo, el sí salió de mi boca y corrimos al encuentro. temblando, casi llorando. La emoción y los nervios nos carcomían a ambos. Y ahí estábamos. Besándonos con tanto anhelo que parecía que llevábamos toda una vida esperándonos.
La felicidad fue tan efímera como nosotros. A las horas, todo había derrapado.
Nada tenía sentido.
Los días se pasaban entre música y llantos.
Una y otra vez, la misma canción.Promises.
Noches de desvelo, pesadillas, sueños protagonizados por su cara. Madrugadas llorando acurrucada en un sillón. Palabras descartadas. Promesas que nunca fueron cumplidas.