Perdido

444 22 19
                                    

Daegu al ser un valle está rodeado de bosques, por lo tanto es fácil perderse si no se sabe por donde se camina.
Como por ejemplo, Kibum, que a la corta edad de 7 años se le ocurrió la maravillosa idea de ir a jugar al bosque que quedaba cerca de su casa con la excusa de conseguirle setas a su madre.
Una petición inocente que la mujer acepto, pues las setas crecían por los alrededores así que el pequeño Kibum no tendría por qué ir muy lejos.

Grave error, no tenía modo de saber que todo acabaría mal.

Pues conforme el tiempo fue pasando y el niño no volvía, la inquietud de la mujer se desarrollo a un pánico atros pues apesar de que el bosque tenía límites debido a la existencia de animales salvajes, estos no eran muy confiables tanto que hasta un niño podría pasarlos fácilmente, en especial alguien tan listo como Kibum, podría evadir los sin problemas.

Por su parte, el menor de cabellos negros llevaba caminando horas, llorando tan desgarradoramente que incluso le estaba doliendo la garganta, había querido volver apenas había juntado setas en su canasta pero se desoriento y terminó adentrándose mucho más en el bosque.

Terminó sentado a un lado del pequeño arrolló que había por ahí, con frío y miedo se abrazo a sí mismo, los ojos le dolían de tanto llorar y la garganta de tanto gritar.

Decidio entonces quedarse quieto y esperar, su madre siempre le dijo que si se llegaba a perder tenía que quedarse en un solo lugar y esperar a que lo encontrarán, pues si caminaba solo hacia más difícil su búsqueda.

Tarde se dio cuenta de que había hecho todo al revés pues primero camino como loco intentando volver y al final se quedó quieto.

Ya no tenía ganas de seguir llorando pues la cabeza le dolía pero sus ojos se encargaban de producir más y más lágrimas solo por la angustia de no poder volver a casa.

Además el día se veía nublado, la lluvia solo empeorará su situación pues muchas veces su madre le dijo que no jugará afuera cuando llovía o podía enfermar.

Así que se levantó de nuevo y continuo caminando porque ya no le quedaba ninguna opción. Debía de encontrar donde refugiarse rápido.

No supo exactamente cuanto tiempo camino, pero el humo de una chimenea le dio la energía para seguir corriendo.
Una pequeña y acogedora cabaña apareció frente a sus ojos, rodeada de un hermoso jardín lleno de flores y un huerto repleto de frutas y verguras, el humo de la chimenea y la suave melodía que salía por una de las ventanas delató que había alguien en el interior.

Kibum con su corta edad no llegaba a comprender como es que alguien pudiese vivir en la mitad del bosque, aislado de todo el mundo, pero en ese momento no importaba, si había alguien que podía ayudarlo no lo rechazaría.

Camino ya algo cansado hasta la puerta, toco 3 veces y la melodía que se escuchaba bajo el volumen, dentro de poco la puerta se abrió dejando ver a un alto y hermoso joven de cabellos castaños con unos preciosos ojos que mantenían dos colores, café y azul, vestido con ropas cómodas y que lo miraba con sorpresa y preocupación pero que en ese momento Kibum no pudo notar porque lo dejo fascinado apenas le vio.

—Te perdiste... —no se lo estaba preguntando, lo afirmaba.
El pequeño solo asintió con la cabeza avergonzado y con miedo de estar frente a un hermoso desconocido.
—Entra, está apunto de caer una tormenta—se hizo a un lado para que el pequeño entrará, miró por los alrededores y después cerró la puerta—Siéntate ahi—dijo señalandole una de las sillas de su pequeño comedor, el menor se sento sin rechistar dejando su canasta con setas en la mesa— ¿Cuál es tu nombre? —pregunto al mismo tiempo que preparaba té.

—Kim Kibum —respondió con la cabeza gacha y las mejillas rojas.

—Bueno Kibum, yo son Jonghyun —le sonrió apenas se giro para mirarlo, se notaba que era un buen niño y bien educado— ¿Como terminaste aquí?

El chico de la cabaña en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora