02

259 15 53
                                    



El lugar era simplemente hermoso. Varias lámparas de araña, elaboradas con cristal Swarovski colgaban del techo, iluminando de forma tenue y dando un toque de elegancia y misterio a aquel sitio. Varios ramos florales, compuestos principalmente de rosas, hortensias y peonias, estaban ubicados en jardineras de vidrio, y colocadas como centros de mesa. Los invitados, vestidos formalmente, conversaban entre ellos, sonrientes, sobre un mismo tema, y aguardando la entrada de la pareja.

Un joven se encontraba apartado de toda aquella desconocida gente. Maldecía su suerte, y se regañaba por haber asistido. Pero ya estaba ahí, y tocaba afrentar la situación, fingiendo una sonrisa y felicitándolo, como harían todos.

Mientras no aparecía, se permitía hundirse en su dolor. Liberar cada una de las lágrimas que amenazaban con salir desde aquella mañana, sin que nadie se enterara de su sufrimiento. Llorar como si no hubiera un mañana, como si aquel día terminara todo para él, mientras los recuerdos y la imagen de la persona que amaba se instalaban en su mente.

1971

El teléfono de aquel departamento que compartía con el rubio no dejaba de sonar. Pasos apresurados se oían en el sitio, junto con varios insultos hacia la persona que había interrumpido sus actividades. Cuando contestó, los regaños de su compañero no se hicieron esperar.

— ¡Carajo Freddie! ¡Te estuve llamando desde hace media hora! — La voz de Brian resonaba, con un tono molesto, sorprendiendo al vocalista.

— Buenos días a ti también, querido.

Sonrió cuando escuchó a Brian maldecir en voz baja.

— No estoy para juegos. Lo hemos encontrado.

— ¿Encontrado qué?

— Un bajista, Freddie. Por el amor de Dios ¿ya lo olvidaste? — El silencio después de aquello confirmó su teoría — Al diablo. Necesito que muevas tu trasero hasta acá. Él está esperando. Sólo necesitamos tu opinión.

— Sí, sí, lo que digas. Iré, supongo que no me queda de otra.

Y colgó. Maldiciendo a sus compañeros, tomó un taxi y se dirigió hacia el sitio donde lo citaron. Durante el trayecto, su mente divagaba entre nuevas canciones, gatos, y aquel misterioso muchacho, que su amigo había definido como "el nuevo bajista de Queen".

"Ojalá y no me hagan perder el tiempo" pensaba.

Apenas llegó, pagó al conductor, mientras insultaba a Brian en su mente, por hacerle gastar dinero que no tenía. Corrió hacia la puerta principal de aquella pequeña edificación y tocó el timbre. Cuando el rizado abrió la puerta, no se molestó en saludarlo. Simplemente empujó al más alto y corrió al lugar donde ensayaban.

— Quiero verlo. — demandó.

Brian y Roger se miraron entre sí. Ambos llamaron a un joven castaño, quien se escondía en un rincón, alejado del resto. Con bastantes nervios, se acercó de forma lenta. Cuando finalmente estuvo frente al vocalista – quien ya se había impacientado – se presentó, desviando la mirada hacia el suelo.

— Soy John Richard Deacon — mencionó con voz baja —. Y nací el 19 de agosto de 1951.

Freddie notó la timidez del contrario. Dirigió la mirada a sus compañeros de banda, tal vez sabrían cómo lidiar con él. Sin embargo, ambos se habían esfumado.

— Freddie Mercury — Colocó una mano en el hombro del castaño —. Pero puedes llamarme "Su Majestad"

Ambos rieron. El vocalista había logrado tranquilizar al más joven, entonces prosiguió.

A Kind of Magic (One Shot - Queen)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora