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Era inhabitable. Las redadas en casas vecinas, la desaparición de familiares, la violencia existente y el peligro de sólo caminar hacia una esquina, en busca de algún alimento para proveerle a su familia. Alemania, su hogar, se había transformado en su mayor enemigo.

Ulrich no deseaba abandonar todo lo que su familia previamente había construido, los años que su padre había depositado en esa casa y las memorias de una época en la cual no tenía de qué preocuparse, más que dónde podría jugar con sus vecinos. Sin embargo, por la salud de sus dos hijos, Eva con 16 años y Heinz con 12, y de su esposa Sabine, ya se encontraba caminando hacia la frontera francesa, con la esperanza de cruzar y comenzar una vida nueva, lejos de un régimen antisemita. Debían atravesarlo, sin levantar sospechas, para asentarse allí iniciando un nuevo capítulo en su vida. Todo el sufrimiento pasado no sería en vano.

Su plan al llegar a la frontera, acompañados por la oscuridad nocturna, era ingresar y encontrar el refugio. Sus vecinos los Lasnitzki habían escapado meses atrás, no sin antes asegurarse de tener una dirección segura a la cual recurrir; dirección que Udo Lasnitzki le había dejado a Ulrich en caso de que decidieran seguir sus pasos. Este refugio prometía seguridad para las familias que debían escapar del tercer reich. 

Perdido en sus pensamientos, Ulrich regresó a la realidad cuando su hija Eva tocó su hombro, avisándole que ya se encontraban a metros de la frontera. Era sólo cuestión de tiempo para cruzar, sin que la policía los divisara, ya que la milicia alemana ocupaba esa zona, y en caso de ser vistos, nadie podía o quería imaginar cuál sería su futuro.

Ulrich tomó la mano de su esposa, para juntos abrazar a sus hijos. Tomaron una bocanada de aire, y corrieron sin mirar atrás, decididos a cruzar hacia un futuro libre, un futuro que deseaban y necesitaban. No divisaron a ningún policía, por lo que apresurados siguieron su camino. A pesar de ello, entre tanta oscuridad no fueron capaces de ver al joven ojiverde, quien se interponía con su característico uniforme. Ese corto lapso de tiempo, sólo segundos, se sintió como una eternidad, donde sus sueños y sus esperanzas quedaban destrozados. 

El joven comandante, de contextura alta y con un semblante serio, frente a frente con la familia, fijó su mirada en Eva, y recorrió desde la punta de los pies hasta sus ojos. La joven sólo temblaba, sin poder emitir una palabra. Ulrich se encontraba listo para rogar por sus vidas, o entregarse a cambio de que su familia pasara, pero esas ideas no fueron necesarias cuando escuchó lo que el comandante iba a decir. 

"No tienen de qué preocuparse, pueden pasar, pero necesitaré sus nombres y la dirección a donde se dirigen."

El comandante Styles no iba a permitir que las autoridades se llevaran a otra familia. 

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⏰ Última actualización: Aug 17, 2020 ⏰

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