A mi amiga "Luna"

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La vida del ser humano tiene un inicio y final.
Nuestros padres lo saben y precisamente esa angustia del que pasará con nosotros los obliga a tomar decisiones que para nosotros aveces son un tanto injustas.
Hasta que pasa el tiempo y esa injusticia se vuelve en un acto de amor comprensible.

—Giselle yo no quiero que seas como yo, quiero que entiendas los que estás leyendo. Así que en cuánto termines ese libro quiero que me digas de que trato y si no sabes, lo siento mucho pero tendré que reñirte.—
Recuerdo que el amor por los libros era deslumbrante al principio más por miedo a un regaño o castigo corporal comenzaba a leer.
Y al terminar terminaba fascinada por el mundo que describían los libros.
Y si no sabía me prepara para un castigo.
A quedarme sin televisión todo el día o una semana.
A una o dos nalgadas.
Lo que no entendía es que me preparaban para no ser engañada fácilmente ni manipulable.
Recuerdo la primera vez que le grité a un extraño.
Yo quería una paleta y el en broma decía que se negaba a venderla.
Mi reacción fue obvia lo insulte y le grité además de ponerme a llorar.
No era necesario de todas maneras iba a obtener mi paleta.
Me sentí soberbia y triunfante.
Cuando papá llegó del trabajo se enteró de lo que había hecho y me habló.
Me recordó lo que había pasado con el comerciante y yo sonreí de oreja a oreja.
Entonces comenzó a decir que estaba mal portarse así.
Yo al saber que estaba mal tener esa conducta me paralice pues sabía que ameritaba castigo.
No fue necesario correr y solo 3 nalgadas fueron suficientes para comenzar a respetar a mis mayores.
Ahora con el tiempo recuerdo y medito.
Odiaba eso y mi amada amiga la luna me decía que estaba triste por qué su papá le había pegado.
Mi amiga luna y yo éramos inseparables.
Solo podía verla de noche.
Y en ocasiones no aparecía.
Y yo le preguntaba a mi papá —¿Por que no vino a verme hoy mi amiga?—
Papá respondía que las nubes no permitían que yo pudiese verla pero que ella sin embargo estaba ahí.
Amiga luna han pasado 16 años desde que no hablo contigo.
Y hoy tengo algo que contarte todavía me regañan y castigan cuando me portó mal.
Y aunque me sigue irritando.
Medito que fue aquello que hice y el porqué del castigo.
Amiga luna hoy la sociedad me dice que soy una buena persona, que soy respetuosa y muy amable.
Amiga luna, me preguntó si aquello que siempre odié me ha servido de algo.
Y tristemente y orgullosamente aquellas reprimendas me han forjado así.
Hoy aunque me cuesta mucho relacionarme con las demás personas.
La sociedad me acepta y es por que respeto las normas de convivencia.
Amiga luna.
Quiero que sepas que soy muy feliz.
Gracias por estar ahí cuando te necesite y por seguirme a todos lados.
Me hace feliz decirte que soy un adulto responsable.

Att: Tu queridísima Güi.


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