El lado humano del seguro
Sin hacer a un lado el sentido lucrativo del sector asegurador, pocas veces se hace hincapié a la perspectiva sensible de quien adolece a causa de un hecho fortuito (siniestro).
En todo siniestro siempre hay una pérdida económica, y la solución ante esta pérdida económica es la razón de ser del seguro, es aquí donde encuentra el respaldo social a través de una empresa y un grupo de personas, que voluntariamente concientizaron o involuntariamente las más, aportando la prima para lograr en su conjunto la bolsa (suma asegurada) que da alivio pecuniario al siniestrado.
Esta labor desinteresada de contribuir para otros, pocas veces es analizada por las empresas, los asegurados y/o la sociedad en general: la mentalidad de los aportadores (asegurados) es parafraseando una frase del sector “tenerlo y no ocuparlo”. Suena a final de película romántica y no es así, porque en todos y cada uno de los siniestros aveces leve y en ocasiones sin precedentes, existe incertidumbre, angustia, miedo, dolor, en ocasiones difícil de superar, en otras la resignación que sólo la da el tiempo.
Este lado humano no termina a nivel social con las empresas y asegurados, esto como lo comenté pasa las más de las veces desapercibido, pero este lado humano en su acepción de amor, éste radica en quien protege, esta protección a sí mismo: asegurando sus bienes (casa, empresa, auto, transporte, etc) o a su familia ( accidentes, gastos médicos, responsabilidad civil, etc.) pero el acto de amor loable es dejar hipotecada su vida a cambio de benefactores físicos, siempre con una tarjeta anexa que reza “Ya no estaré para dártelo, pero quiero que no te falte nada”.
En el aspecto macroeconómico se ha hablado de la importancia del Sector asegurador, pero también pocas veces como políticas públicas: si un Seguro de auto cubriendo la Responsabilidad Civil del conductor resuelve bastante la esfera económica sobre daños debidos a la vialidad , que no haría un Seguro de vida para quien faltando la persona cabeza de familia, no dejara en total desprotección a sus dependientes económicos.
¡Te imaginas un México donde cada generación creciera en todos los planos, también por supuesto en el económico, que los hijos tuvieran más educación, más salud, más ingresos..... que cada generación fuera mejor que sus padres!