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—Ciudadano Park Jimin es declarado culpable por la posesión y distribución de drogas, es condenado a 6 años de cárcel —La voz firme de un hombre de mediana edad, junto a esto un suspiro de miedo de parte de Park y dado por terminado el veredicto el martillo de madera fue golpeado contra la mesa cerrando la última sesión.

—Hijo —Grito una mujer con ojos llorosos, sus ojos se encontraron con los de aquel al que le dio la vida.

—Mamá —Grito Jimin, el cual estaba siendo esposado por un oficial.

La mujer lo miro con tristeza, ya que sabía que su hijo no había cometido ningún delito, solo el "error" de rechazar a la hija de alguien importante, siendo incriminado. Eso era lo que el poder podía lograr.

La libertad de su hijo estaba siendo arrebatada por la estúpida diferencia de poder y el inmaduro capricho de una jovencita igual de inmadura.

—Perdón Hijo —Susurro la mujer viendo como a su hijo menor se lo llevaban arrestado.

···

Después de dos días de estar en una estación de policía Jimin fue llevado a una prisión a las afueras de Seúl junto a otros ahora reclusos.

Al pasar por todos los procedimientos de seguridad fue llevado a una celda que compartiría con otro recluso.

Pasando por las demás celdas todos le miraban cual presa, no sólo eran miradas lascivas, era como si una manada de leones le quisieran comer. El aspecto de Jimin era muy poco favorable, pero a pesar de todo siempre ha sabido defenderse, aunque dudaba de sus capacidades al ver lo grandes y musculosos que eran algunos reclusos

Tales mastodontes causaban miedo, eso sin duda, esos hombres parecen Sullivan de Monsters, inc. y él era del tamaño de Boo, aunque el miedo era al contrario, él les temía y no ellos a él.

Al llegar a su celda el entró con total cuidado, puesto que la persona que había ahí estaba recostada en la parte de abajo de la litera.

—Suerte niño —Dijo el Guardia cerrando la reja con llave y volviendo a su puesto.

Jimin se quedó quieto en su lugar no se atrevía a moverse y al ver como el hombre que antes estaba sobre la cama se paraba frente al sacándole al menos una cabeza y media de altura e igualmente varios centímetros de músculo, sus piernas temblaron cual gelatina.

Apretó contra su pecho el cambio de ropa, el cepillo de dientes y jabón que antes le habían dado, cerro sus ojos con fuerza y esperó a sentir los golpes.

—Eres Park Jimin ¿Cierto? —Pregunto el hombre de cabellera negra mirando al más bajito, el cual abrió sus ojos y lo miro extrañado.

—Si soy yo ¿Por qué señor? —Dijo con voz temblorosa el más bajito.

—Bien, hace unos días me contacto un amigo y me pido que te diera protección —Dijo el más alto y le sonrió al de cabellera castaña —Mi nombre es Kim Namjoon, me dicen RM —terminó el peli negro extendiendo le su mano al más bajo, el cual la tomó correspondiendo el saludo.

—Un gusto Namjoon sunbae —Dijo Jimin.

—Dime solo Namjoon o RM, nada de formalidades, no soy muy mayor que tu —Pidió Namjoon sentando se en una silla frente a la litera —Puedes quedarte en la de arriba, te voy a explicar cómo son las cosas aquí dentro —Dijo El peli negro mirando como el de pelo castaño.

Jimin dejó las pocas cosas que le dieron sobre la que sería su cama por un gran periodo de tiempo, se bajó de la litera y se paró frente al peli negro, el cual le hizo una señal para que se sentará en la cama frente a él.

Pena de MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora