Capítulo Uno.

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Narra Temo.

Todo comenzó con la boda de mi papá Pancho y Susana, o al menos fue cuando empecé a ser consciente de mi don.
Estaba yo vestidito con mi traje blanco, impecable, como me gusta estar siempre, cuando una de las calcomanías (o sea uno de los gemelos, hermanos míos) tiró su rebanada de pastel sobre mí. Ya sabía yo que él día no podía ser perfecto, al menos no para mí.

- ¡Lupita!

- Ay perdón Temo. Te prometo que fue un accidente - dijo mientras buscaba en la bolsa de su vestido algo con que limpiarme - Fue culpa de Julio - dijo mirándolo.

- No es cierto Lupe, eres bien mentirosa. Yo no te puse nada.

- Claro que sí, yo te vi.

Entonces Julio le sacó la lengua y le arrojó el trozo de pastel que él llevaba a la cara.

Pronto dejé de existir para ellos y se empezaron a corretear por todo el salón de fiestas.

Negué con la cabeza, riendo un poco y decidí ir al baño a intentar limpiar un poco del desastre que había hecho mi hermana con mi atuendo.

No logré mucho pero cuando por fin salí del baño me encontré a mi nuevo hermano Axel, le sonreí amistosamente y él se acercó a mí. No éramos los mejores amigos pero me agradaba, igual que Sebas, el otro hijo de Susana.

- Es una gran boda - me dijo para iniciar conversación.

Yo asentí y pasé mi vista alrededor del salón y de lejos vi como mi papá separaba a los gemelos mientras Julio pataleaba.

- Podría decirse que sí - le respondí riendo.

- Y todo es gracias a ti - me dijo.

- ¿A mí?

- Claro, por eso eres el padrino.

- Mi papancho dice damo de honor.

- Pues eso - dijo riendo - El punto es, que gracias a ti esta boda pudo realizarse. Tú fuiste el primero en darse cuenta de que mi mamá y tu papá estaban perdidamente enamorados. Incluso tú los presentaste y hasta elegiste el anillo de bodas.

- Bueno, es que de ser por mi papancho le habría dado una corcholata - y era verdad. Mi papá no era precisamente el mejor para cosas de amor pero sabía que sin duda amaba a Susana. Después de tanto años solo y después de haber perdido a las dos mujeres de su vida (mi mamá y la mamá de las calcomanías) sabía que no iba a dar ese paso tan importante aún cuando se podía ver de lejos que Susana era su mujer ideal.

Lo logré, por supuesto y ahora todo parecía ser risas y felicidad, éramos una familia de nuevo, y sí, tal vez Axel no estaba tan equivocado. Tenía que darme el crédito que merecía.

A partir de entonces me di cuenta que me gustaba bastante eso de juntar parejas y también se me daba bastante bien. De hecho desde niño lo hacía, en mi imaginación, claro. A mitad de clases me ponía a pensar que mi maestra de inglés haría muy buena pareja con el director y así. Esa fue la única vez que me equivoqué, porque resultó que salía con el padre de uno de sus alumnos, que además estaba casado. Eso sólo es un chisme que les quería contar, no es relevante para la historia.

También soy bastante romántico, puede ser que desde chico soñara con mi príncipe azul, ah sí, no les he dicho, pero soy gay. Ya fuera del clóset, me costó bastante tiempo pero ahora me acepto por completo y cuento con el apoyo de mi familia. De pequeño también tuve una novia pero ese desliz tampoco es relevante para la historia.

Poco a poco me fui dando cuenta de que como dice Spiderman, un gran poder conlleva una gran responsabilidad y era muy egoísta no compartir mi don con el mundo. Pero lo mejor pasó en la universidad.

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