Capítulo 3: LA MARCHA INTERMINABLE

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El día empezaba de nuevo, aquella extraña semana apenas transcurría y las noches sepulcrales de hace pocos días se acababan otra vez, el movimiento de tropas dentro de la Universidad continuaba, aquel decreto del Cónsul no parecía ser revocado en poco tiempo, mientras que la desinformación y los rumores acechaban la vida cotidiana, un nuevo contingente de tropas se encontraba en la entrada de la Facultad de Ingeniería.

Ambos nos quedamos viéndonos mutuamente, aquel sentimiento tan frío lograba hervir mi sangre con cada segundo que pasaba, por su parte Luis se mantenía quieto, con un asombro inexplicable, ¿acaso pensaba que me habían fusilado?, aquel maldito bastardo nos había traicionado, gracias a él murieron compañeros que a lo largo de estos años habían compartido con él su apoyo, sufrimiento y comida en los tiempos más difíciles.

- Bien, esas son sus tareas 44- Me decía con la finalidad de quitarse el peso de encima, fingiendo no saber quién era.

Acto seguido, escupí al suelo, fijé mi mirada directamente a sus ojos y de la forma más sincera posible hablé.

- Espero que estés feliz maldita rata-

Aquello lo conflictuó rápidamente, podía verse en su mirada, pero las circunstancias lo ayudaron a seguir adelante, leyendo las ordenes que al igual que yo los demás conscriptos teníamos que hacer.

Una vez terminada la labor de los cabos, las órdenes recayeron en los Dorat.

- Aquellos que nombre se irán formando rápidamente con su jefe de escuadrón, no tenemos mucho tiempoasí que pongan atención, 44, 22, 13, 55 y 66, formaran la primera fila delsegundo regimiento, por ahora su labor es la subdivisión de escoltas delcontingente, su jefe de pelotón es el Dorat Samuel, tomen sus posiciones yprepárense a partir Decía un soldado de la guardia estudiantil, quien le habían dado el rol de vocero paraconformar el orden del contingente antes de partir.

Mire a mi alrededor, pero nadie me era conocido, tal vez habían arrestado a los "rebeldes" dentro de la facultad, pero no necesariamente eran parte de la célula rebelde que creamos Fabian y yo.

Eventualmente junto a mí se iban formando más compañeros, hasta conformar un pequeño grupo, delante de nosotros se encontraba Samuel, esperando al último hombre para hablar, mi mente empezaba a cuestionar la situación, ¿Samuel?, ¿Luis?, ¿Hay algo de lo que me esté perdiendo?... Mientras cavilaba el último integrante de nuestro escuadrón llegó y con él las ganas de hablar de Samuel empezaron a fluir.

-Atención malditos bastardos, soy el Dorat Samuel, ustedes conformarán a mi escuadrón, en total seremos 30 hombres, veinte sucios rebeldes y diez soldados del 15vo regimiento de granaderos, por lo que espero que sigan las órdenes, digo, a menos de que quieran ser fusilados, ¿no es eso cierto conscripto 44?-

No hablé, ni si quiera lo mire a los ojos, no tenía las ganas de responderle, de hecho, no tenía ganas de seguir ahí, el aroma que se percibía en el ambiente era pútrido, lograba cíclicamente enviar un recuerdo a mi mente, el recuerdo del día en que fueron fusilados los compañeros que no tuvieron la misma suerte que yo.

-Bien, por fin aprendes a seguir órdenes- Decía Samuel en forma de sorna, mientras caminaba al otro extremo de la formación, una sonrisa burlona se esbozaba en su cara.

-¡Atención, soldados del regimiento de granaderos, acoplen bayonetas!- Gritaba Samuel, ahora se encontraba en la parte posterior del escuadrón en compañía de sus hombres.

-¡Formen fila de cinco hombres!, ¡atención formación, fusil al frente!- Añadía Samuel a las órdenes de sus subordinados.

Con ello, sonidos metálicos sonaban al unísono, desde el acoplamiento de las bayonetas hasta los sonidos de las botas de los granaderos. Por un segundo empecé a desviar mi mirada, ignorando mi situación, la perspectiva del momento dejaba mucho que desear y poco entendí que aquello se transformaría en la escena más desesperanzadora, algunas carretas empezaban a pasar por el lado derecho de la formación, no eran parte del contingente, se podía ver en las marcas que estaban en la parte lateral de cada una de estas, en ellas existía una cruz de color rojo, en conjunto con una espada y una serpiente, por un momento dudé, pero al pasar la primera pude ver algo repugnante, decenas y decenas de cadáveres se encontraban amontonados en la carreta, algunos de ellos traían encima ratas que empezaban alimentarse del banquete de carroña que aquellos hombres llevaban.

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⏰ Last updated: Aug 17, 2020 ⏰

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