Capítulo uno

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Me encuentro en medio del centro de Seúl, intentando vender las últimas bolsas que contenían maní confitado. Este era mi trabajo de medio tiempo, todos los días después de clases venía a recolectar un poco de dinero para aportarle algo de dinero a mi hogar. Para darles una pequeña introducción de mi vida, mi madre tenía tan sólo dieciocho años cuando quedó embarazada, las cosas no salieron como ella planeaba, lamentablemente en ese tiempo no tenía dinero que le permitiese abortar y algo aún más triste fue saber que iba a tener mellizos. Mi padre al enterarse dejó a mi mamá y ella comenzó a trabajar para poder estudiar. Actualmente, dieciocho años después, vivimos en Guryong Village, es un barrio bastante humilde pero al menos nos da un techo para dormir. Mi madre trabaja como profesora en una escuela cercana, ella es una mujer inteligente, siempre busca la manera de aprender más acerca de su profesión. Sujeté más firme mi paraguas ya que el viento estaba cada vez más más fuerte, comencé a abrirme paso entre la gente intentando caminar lo más rápido posible.

Luego de caminar cerca de cincuenta minutos llegué a mi hogar, apresurandome a poner botellas plásticas cortadas bajo las goteras, Seúl es reconocido por ser una ciudad lluviosa y cada vez que llueve nos fastidian los agujeros en el techo, fui a buscar un abrigo al cuarto de Changbin y me preparé para hacer más maní confitado. Di una rápida mirada al reloj en la pared y me sorprendió lo tarde que era. La cocina estaba cada vez más abrigada y sentía como mi cuerpo se descongelaba, bueno quizás eso es un poco dramático. Ya casi terminaba de empacar en bolsitas el maní cuando escuché el manojo de llaves chocando con la puerta. Me levanté de la silla y me acerqué un poco más a la entrada de mi hogar. Frente a mí estaba mi madre, con ojos cansados y una sonrisa cálida.

"Callie, hija, ¿Cómo te fue hoy en el colegio?"

"Bien mami, también logré vender todo el maní"

Me devolvió una gran sonrisa y fue a nuestro cuarto a cambiarse de ropa, su chaqueta y pelo estaban claramente mojados. Puse la tetera al fuego y puse tazas sobre la mesa, me acerqué a la ventana y le arranqué un par de hojas a la planta de menta que teníamos allí. Saqué de mi mochila dos hotteok que compré de vuelta del colegio y le pasé uno a mi madre.

"Callie..." miré a mi madre y me confundió su mirada de emoción. "Tengo algo muy bueno que contarte, hoy hablé con mi jefe y me dijo que llegó una solicitud para transferirme a otro colegio, ya que me evaluaron muy bien este año."

"Eso es fantástico, espero que te vaya disfrutes trabajar con nuevos niños."

"De hecho, comenzaré a hacer clases a adolescentes de tu edad en Gangnam." Mi mandíbula casi toca el piso. "Además, me ofrecieron una habitación de departamento para vivir contigo y una beca para ti, pero para postular a eso debes de hacer un examen para analizar los contenidos que sabes. Por suerte tienes buenas calificaciones así que espero que de verdad puedas entrar." Cuando iba a hablar, me interrumpió. "Callie, no quiero que te presiones ¿si?, en caso de que no puedas entrar buscaremos otro colegio cerca de allí."

Sólo me limité a asentir, intentando procesar todo lo que había escuchado.

Mis manos sudan y siento un nudo en la garganta causado por los nervios, la estructura de este lugar es veinte veces más grande que mi colegio, además todo se ve muy pulcro y bien construido, todos visten el uniforme completo, bien arreglados. Por el ventanal veo chicas con caras perfectas, maquilladas y con un pelo asombroso, por otro lado los chicos parecen todos sacados de una revista. Me causa satisfacción ver gente así pero a la vez, me siento fuera de lugar, crecí en un mundo completamente distinto, con esto no quiero menospreciar mis raíces, estoy súper agradecida de todo lo que hemos logrado construir con mi familia pero simplemente esto me parece desbordante, no me extrañaría que las pizarras estuviesen hechas de diamante. Una secretaria se me acerca y me guía hasta una sala, en la otra esquina al centro de la habitación había un profesor, mirando unos papeles con sus lentes en la punta de la nariz, me acerqué con pasos tímidos, llamando su atención, mis nervios crecieron al ver su rostro serio, sin expresión. Una vez frente a él, estira su brazo pasándome el examen de ingreso. La portada de la prueba estaba impresa a color y la textura del papel era fantástica, leyendo la descripción me percaté que eran cientocicuenta preguntas y que estaba dividido en ciencias, matemáticas y comprensión lectora. Decidí comenzar por la lectura, desde pequeña que mi mamá nos hizo leer, nos compraba montones de libros, creo que por eso Changbin, mi hermano decidió dedicarse a escribir canciones y era muy bueno en las rimas. Sacudi mi cabeza para volver a enfocarme en el examen, los nervios parecían haber decidido no molestarme más e hice todas las preguntas, podría decir que se me hizo bastante divertido. Me levanté de mi asiento sin querer hacer mucho ruido y una vez más me acerqué al profesor. Dejé la pila de hojas sobre la mesa.

"No tengo a nadie más que evaluar, toma asiento y aproximadamente en una hora sabremos si podrás estudiar en este establecimiento o no, por el momento tienes permitido utilizar tu celular, sólo te pido que no hagas ruido."

¿Celular? Nunca había tenido uno, era más importante tener un plato de comida que un teléfono, además podía pedirle el móvil a mi mamá para contactar a alguien, una gran parte de mi se aliviaba al saber que desde el otro mes el sueldo de mi mamá va a ser aumentado y ella me aseguró que no necesitaba volver al centro a vender frutos secos de nuevo, me hace feliz saber que tendré más tiempo para estudiar. Mis oídos estaban concentrados en tic toc del reloj en la pared, mis ojos miraban las baldosas blancas debajo de mis pies y mis manos seguían sudando, creo que podría llenar muchas botellas con todo el sudor producido las últimas cuatro horas. Mi espalda comenzó a molestar, llevo mucho tiempo sentada, creo que si pasa una hora más no podré sentarme en meses. Un sonido emitido por el profesor llamó mi atención.

"Muy bien, señorita Callie, debo felicitarte por responder todas las preguntas correctamente, creo que debemos mejorar un poco de cosas en ciencias pero nada de lo escribiste está mal. Tienes la opción de comenzar hoy o puedes volver mañana, puedes preguntar por tu uniforme a la secretaria en la oficina de afuera." Una sonrisa apareció en su rostro y me provocó escalofríos. Mis ojos se llenaron de lágrimas, sentía mi corazón palpitar rápidamente, necesito a mi mamá y mi hermano para celebrar juntos, hice una reverencia exagerado ante el mayor y salí de la sala con pasos agitados. Me acerqué a la secretaria y le comenté mi situación, me hizo mostrarle los papeles que validaban la beca, me pidió que anotara mis tallas y en cinco minutos volvió con las prendas, además me pasó mi horario de clases y una nota con las salas y el edificio de estas.

Los pasillos estaban desolados y caminé intentando encontrar un baño, justo en la esquina al final del pasillo me encontré con uno, me cambié las prendas. Salí del cubículo y me miré en el gran espejo, podía verme de cabeza a los pies, estaba emocionada, nunca había tocado una tela de esta calidad. El sonido del timbre me hizo saltar, me apresure a salir del baño para buscar la sala de la siguiente clase, Inglés.

Intenté caminar entre medio de la gente, todos eran súper altos y mi altura era diferente respecto a los demás, cada vez estaba más perdida, estaba buscando el ala A y vi un letrero que decía Ala D. Me abrí paso entre los estudiantes, dirigiendome a un grupo de chicos. Con cuidado le toqué la espalda a un chico, sigilosamente con la punta de mi dedo. Él se volteó y me dedicó una sonrisa, sus ojos eran oscuros y grandes, demostraban amabilidad y sus mejillas llamaron mi atención, se veían suaves y blandas.

"Disculpa, ¿me podrías decir donde está el ala A? Llevo un rato buscando y creo que voy en la dirección contraria."

"Te puedo acompañar si gustas." Yo asenti tímidamente. "Vuelvo en un rato chicos, Felix, me sentaré contigo."

Caminamos hasta que llegamos a un ascensor, esto es, definitivamente otro mundo, subimos dos pisos y seguimos caminando. El silencio no era para nada incómodo, pero el chico decidió hablar.

"¿Es tu primer día?" Yo agite mi cabeza en afirmación. "Te costará un poco conocer los edificios, pero tenemos tiempo suficiente entre clases para poder movilizarnos a las otros salas. Por cierto, soy Jisung, Han Jisung."

"Callie."

Ambos sonreímos.

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Espero que les haya gustado el primer capítulo, estoy emocionada por escribir esta historia.
Capítulo dedicado a todas las mujeres de mi familia y a todos los vendedores callejeros, que llevamos años haciendo repostería para poder llegar a fin de mes.

Adiós!💖

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