Seguramente usted ya intentó permanecer firme en la fe durante un largo tiempo, usted asiste a las reuniones en su iglesia, lee la biblia, hace ayunos, propósitos con Dios, pero de alguna manera siempre termina cayendo en sus deseos carnales. O inclusive peor, vive una vida religiosa dentro de la iglesia, vive con una máscara puesta delante de los demás.
Es importante discernir que usted es un alma valiosa para Dios, y para el diablo. La diferencia entre ambas es, que Dios quiere salvar su alma, mientras que el diablo quiere que su alma sea condenada al infierno. Esta es la razón principal por la que usted pasa innumerables luchas dentro de la travesía de la fe.
Mientras que el diablo puede tocar en algunas personas, hay otras en que, de hecho, no puede tocar ni siquiera un cabello de ellas. ¿Esto a qué se debe? ¿Por qué Dios no cuida a todos por igual?
La respuesta es simple, las demás personas no le pertenecen. Dios solamente se hace cargo de aquellos que lo sirven, es decir, le obedecen. Las personas que son religiosas, simplemente son desconocidas para Dios, según está escrito:
"Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él." (Romanos 8:9).
Pero todos los que obedecen al Señor tienen una característica única a los demás. Son llenos de la presencia del Espíritu Santo, por ende, tienen el sello de Dios el cual evita que aunque el diablo venga a tentar, a levantar situaciones críticas, y a pasar luchas; la persona que tiene el Espíritu Santo permanece firme en la fe. Todo esto porque tiene la marca de Dios dentro de sí, y el diablo sabe eso, por eso no toca en ellas.
Tener el Espíritu Santo no quiere decir que la persona nunca volverá a pasar luchas, pero quiere decir que aunque las luchas vengan ella permanecerá hasta el último respiro.
Así que es inútil que la persona intente permanecer firme en la fe sí no tiene el Espíritu Santo, porque tarde o temprano ella caerá en las trampas del diablo. Pueden hasta pasar años pero algún día la verdad saldrá a la luz.
La persona que tiene el Espíritu de Dios permanece para siempre, sin importar el tiempo, los años, las tribulaciones y las situaciones que se levanten.
Con esta información, sí usted ya vió caer en pecado a personas de su alrededor, no se debe a que dejó a Dios de lado, significa que NUNCA tuvo al Espíritu Santo dentro de ella.
La clave para permanecer firme es recibir el Espíritu Santo, que además, es una promesa dada por el propio Señor Jesús:
"Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre..."
(Juan 14:16).
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¿Qué dice la Biblia?
SpiritualEl libro ¿Qué dice la Biblia? tiene como objetivo ayudar al seguidor del Señor Jesús en su travesía de la fe, para cuidar, ayudar y blindar su comunión con Dios. Por ello, sí el lector tiene una pregunta (por más absurda qué suene) no dude en compar...