Para comenzar el libro, me gustaría compartir con usted un poco de lo que Dios ha hecho por mí con el paso del tiempo. Durante el tiempo que he estado en la plataforma me conocen como Camila, en realidad, nunca he contado mi testimonio, y tampoco la manera en que Dios cambió mi vida.
Considero que desde pequeña nunca fuí como el resto de personas, el mundo nunca me mostró su brillo. Desde que tenia 4 años y entré al kinder, los demás niños se burlaban de mí, me hacían menos y yo me separaba de ellos. En la primaria no fue diferente, aunque en ese entonces comencé a involucrarme con personas que eran "populares", el mal comportamiento que tenían hizo que comenzara a actuar de la misma manera.
Las malas palabras no faltaban en mi vocabulario, cada frase era acompañada con una vulgaridad. Sin mencionar de la mala relación que tenía con mis padres, principalmente mi madre, a quién respondía de manera grosera y cortante, exceptuando la desobediencia que también tenía.
Fue entonces, que llegamos a la iglesia cuando tenía 9 años. Al principio todo me parecía increíble, quería ser como esas personas que ayudaban en la obra de Dios. Yo admiraba mucho a esas personas, los obreros.
Conforme los años pasaban, más me acostumbraba a frecuentar la iglesia, de tal manera que no colocaba atención a lo que decían los siervos de Dios en el altar.
Más tarde comencé a ver pornografía -para entonces tenía 10 años-, mi pensamientos comenzaban a dirigirse con malicia cuando veía a las demás personas, mi corazón se había ensuciado. Y luego de 1 año viciada a la pornografia, Dios me hizo entender -aunque tenía 10 años- que consumir esa información estaba mal, la pornografia es un arma muy poderosa para satanás, sirve para ensuciar el corazón de las personas y así alejar a la criatura de su Creador.
Cuando tenía 12 años mis padres se separaron, fue un golpe muy duro para mí. Esa situación ocasionó que nos mudáramos de casa para estar con unos familiares cercanos. Al principio todo era bueno y parecía que mi vida finalmente iría a cambiar, ¿qué podía salir mal? Ellos nos habían invitado a la iglesia.
Pero lastimosamente no fue así, me trataban mal, me gritaban, me exigían sacar buenas notas, y me jaloneaban. Mi madre no me prestaba atención por causa del trabajo, por otro lado, mi hermana la pasaba todo el tiempo con su ahora ex-novio, y mi padre al igual que mi madre, estaba ocupado con su trabajo. Estaba completamente sola.
A raíz de todos esos problemas, me involucré con malas amistades en mi período de secundaria. Recuerdo que me saltaba las clases, ofendía a los demás, pero principalmente a los profesores, mi vida se había vuelto un desastre.
Al terminar la jornada escolar la depresión volvía a mí, volvía a sentirme en soledad y las ganas de quitarme la vida no se hicieron esperar, por la misericordia de Dios nunca me atreví a hacerlo. No obstante, comencé a practicar el cutting, cortaba mis piernas y brazos para "aminorar el dolor de mi realidad".
Intenté llamar la atención de mis familiares mostrándoles mis heridas en la piel, sin embargo, obtenía el mismo resultado, nada.
Un tiempo después mi madre notó la situación por la que pasaba con los familiares que vivíamos, violencia intrafamiliar. Por lo que, tras un mes de buscar una casa donde vivir, finalmente nos fuimos de ahí.
Mi vida se tornó normal para ese entonces, ya no había depresión, las ganas de quitarme la vida se habían ido y dejé de practicar el cutting. Sin embargo, 1 año después comencé a sufrir bullying en mí escuela.
¿La razón? Había dejado de practicar los malos caminos, dejé las malas palabras, me alejé de las amistades que me apartaban de Dios, en fin, decidí cambiar mi vida por Dios. Como consecuencia, las personas con las que me juntaba tiempo atrás, fueron las mismas que me atacaban luego de ver mi cambio.
Recuerdo cómo me lanzaban botes vacíos de bebidas, papeles, lápices. Se reían de mí, me hacían sentir menos, me quedaba sola cuando todos estaban en juntos. En ese lapso me aferré a la palabra de Dios, cada que mis compañeros de escuela me agredían, yo recordaba su palabra: "Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque el Señor tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas." (Josué 1:9).
La palabra de Dios fue mi fortaleza para esos momentos en que era vulnerable. Le agradeceré a Dios todos los días de mi vida por estar conmigo en esos momentos en que todos me agredían.
Hasta que un día rompí el silencio y hablé con mis padres sobre la situación, y aunque no remedió gran cosa. Me hizo feliz saber que tenía el cuidado de mis padres, pero sobretodo el cuidado de Dios.
Cuando salí de la secundaria todo ese tormento finalmente terminó. Pero aunque había conseguido librarme de TODAS las cosas que he mencionado hasta este punto, me faltaba algo, aún sentía un gran vacío en mi corazón.
No conocía a Dios.
Había tenido experiencias con su poder, sabía que él era el remedio para cualquier problema, pero yo no había tenido mi encuentro con Dios, no tenía la menor idea de quién era. Desde que era pequeña había escuchado testimonios de personas que conocían a Dios, que habían tenido su propia experiencia con él, pero nunca había acontecido conmigo.
Fue entonces que tomé una decisión, sacrificar cualquier cosa por el Espíritu del Señor en mi vida. Quería tener el sello de Dios, pertenecer por entero a él.
Además de haber tomado la decisión, comencé a trabajar en mi comunión con Dios, me bauticé en las aguas por 3era vez -lo había hecho con anterioridad pero seguía viviendo en pecado, por lo tanto, el bautismo no fue sincero-. Recuerdo muy bien la fecha, 26 de Julio, no estaba preparada para ese momento, estaba lloviendo y era de noche.
Pasaron meses, seguía buscando el Espíritu Santo, siendo constante. Cabe destacar que en ese lapso pasé por muchos desiertos antes de recibir el Espíritu Santo.
Lo último que hice antes de recibir el Espíritu de Dios fue un sacrificio físico, en ese entonces tenía 15 años, no tenía trabajo, no tenía nada, lo único que tenía era un celular, así que lo entregue en su altar, era todo o nada. Lo puse en un sobre blanco, y lo dejé en el altar de mi iglesia. Bajé con lágrimas en los ojos, era todo lo que tenía.
Le dije a Dios: "no estoy pidiendo bienes materiales, tampoco estoy pidiendo por mi familia. Te estoy pidiendo tu Espíritu, ¿de qué sirve ser libre de la depresión que antes me atormentaba sí no te conozco?".
Fue así como 8 días después de mi último sacrificio, el Espíritu Santo vino a mi encuentro.
8 de Enero por la tarde, el Espíritu de Dios me llenó con su plenitud. Me invadió una alegría como ninguna otra, mientras abrazaba mi cuerpo recibí la certeza de mi salvación, una paz que no puede explicarse, y nuevamente, no estaba lista, no sabía que ese día iba a conocer a Dios.
Desde entonces amigo lector, mi vida no fue la misma. Conocí la verdadera felicidad, aunque vengan los problemas, sé que Dios está conmigo y esa es mi fuerza, el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo es el mayor regalo que un ser humano puede recibir, no hay dinero, riqueza o fama que se compare a él.
Dios restauró mi vida. Mi relación con mis padres cambió, somos una familia unida, estamos bendecidos económicamente y no nos falta nada. Todos estamos en la presencia de Dios.
Ahora, quiero que todo el mundo sepa que Dios es todo lo que necesitan, una relación amorosa no puede llenar el vacío que solamente Dios puede llenar, no hay cosa que llene la ausencia de Dios.
La razón por la que muchos famosos y millonarios se quitan la vida es porque teniéndolo todo, teniendo un matrimonio, casas lujosas, posición social, etcétera. No tienen la mayor riqueza de todas, el Espíritu de Dios, quien quita toda tristeza, toda depresión, toda soledad, en fin, Dios es suficiente. Incluso, la persona puede no tener nada, pero sí tiene a Dios lo tiene todo.
Las personas intentan llenar el espacio que solamente Dios puede llenar.
ESTÁS LEYENDO
¿Qué dice la Biblia?
EspiritualEl libro ¿Qué dice la Biblia? tiene como objetivo ayudar al seguidor del Señor Jesús en su travesía de la fe, para cuidar, ayudar y blindar su comunión con Dios. Por ello, sí el lector tiene una pregunta (por más absurda qué suene) no dude en compar...