Prólogo.

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La chica de tez pálida se miraba frente al espejo mientras intentaba corregir un par de mechones sueltos que despeinaban su larga cabellera morena.

La prisa se apoderaba de todos sus movimientos pero, aún así, estos no dejaban de ser ágiles y precisos. Y con la misma gracia que ya le caracterizaba guardó todos sus elementos de cosmética en un estuche y salió disparada, escaleras abajo, en busca de la puerta de salida del hogar familiar.

-¡Me voy mamá que llego tarde, he quedado con Lucy!-gritó la morena.

No hubo respuesta.

Tampoco la esperaba.

No es que tuviese una mala relación con su madre, simplemente llevaban una relación un tanto peculiar.

Durante toda su vida, tanto su madre como su padre, la habían cuidado y educado de una forma correcta.

Nunca le había faltado de nada y más de una vez le permitían un capricho.

Pero, más allá de aquellos regalos materiales, nunca había recibido ninguna otra muestra de aprecio por parte de sus padres. Ni un beso, ni un abrazo, ni una caricia antes de dormir. Nada. Aunque, por el contrario, tampoco la despreciaban, ni la trataban mal.

Ella solía achacarlo a la personalidad.

Pensaba que todo esto se debía a que, simplemente, sus padres, no eran personas cariñosas. Y así se consolaba cuando veía como el resto de sus amigas eran atosigadas a llamadas cuando salían o sometidas a duros interrogatorios cuando volvían de alguna fiesta.

No es que esto fuera lo más agradable del mundo pero, al menos, había interés, cosa totalmente nula por parte de sus padres.

La chica cerró la puerta de casa y empezó a andar en dirección a la boca del metro.

El clima era húmedo, cosa bastante normal en Londres, y, aunque no llovía, las nubes amenazaban con empezar a hacerlo en breves.

Apresuró el paso y resguardó sus manos del frío en los bolsillos del pantalón vaquero.

La calle por la que andaba estaba atestada de gente que iba y venía, pero ninguna de esas personas captó su atención. Ninguna excepto una señora de pelo rubio por los hombros y abrigo de piel, sentada en una silla de ruedas y acompañada de dos jóvenes.

Una chica de pelo castaño de unos dieciséis años y ojos azules, y un chico, más o menos de su edad, de ojos verdes, pelo rizado y ropa completamente negra.

Si se hubiese parado a mirarle podría haber llegado a la conclusión de que era un chico apuesto, pero debido a la falta de tiempo, cruzó por el lado de los tres personajes con una velocidad de vértigo y subió al metro sin reparar en nadie más.

❋❋❋

-¿Era ella verdad Nani?-preguntó la castaña sin apartar la vista del metro que acababa de partir.

-Sí.-Dijo seca la mujer desde su silla de ruedas.

-No parece muy fuerte...-murmuró el chico de las vestimentas oscuras.

-No es fuerza lo que buscamos en ella.-Respondió la mujer, y se tomó su tiempo para volver a hablar.-Hay cosas mucho más poderosas que la fuerza física...

Silencio de nuevo.

-Vamos. No debemos perder más tiempo.-Apremió la mujer.-No somos los únicos que la estamos buscando...

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Y aquí tenéis, por fin, el prólogo de Lucem algo completamente distinto a todo lo que había escrito hasta el momento. Una novela que espero que os cautive tanto como lo ha hecho conmigo y que poco a poco enganche a más personas.

Todos los capítulos son escritos por mí, todos los nombres, seres y lugares son fruto de mi imaginación y, aunque es cierto que esta inspirada en la trilogía "Memorias de Idhún" de Laura Gallego, no es una continuación, ni una historia paralela. Es una novela completamente aparte.

Si a lo largo de la novela os surje alguna duda, no comprendéis algo, o simplemente queréis mostrarme vuestro apoyo, podéis hacerlo a través de los comentarios. Los comentarios son una de las cosas más importantes para mí y me motivan mucho a continuar con la historia.

Si os gusta recomendarla a amigos o a vuestros/as lectores (en el caso de  que tengáis Novela en Wattpad.)

Estoy dispuesta a permitir traducciones, siempre y cuando me lo aviséis antes.

Para cualquier otra cosa estoy dispuesta a atenderos a través de mi correo el cual está en la información de mi perfil.

Creo  que eso es todo y, sobretodo, comentar, me hace muy feliz.

GasaiYuno7

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