"𝙈𝙞 𝙪́𝙡𝙩𝙞𝙢𝙖 𝙫𝙚𝙯" / 𝘋𝘰𝘶𝘹𝘪𝘦 𝘹 𝘖𝘤 (𝖶𝗂𝗓𝖺𝗋𝖽𝗌)

02|𝐻𝑒𝑐ℎ𝑖𝑧𝑎𝑑𝑜 - 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑒 2

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El terrible ruido de una alarma mañanera se propagó por la habitación, acompañado de un quejido malhumorado por parte de la persona que debía madrugar, una delgada mano hizo contacto con el aire húmedo y frío al ser sacada de las sábanas que mantenían el calor, sus dedos buscaban con desesperación la manivela en la parte superior del reloj despertador, su mano se paseó por gran parte de la mesilla nocturna, con varios toques de las yemas de sus dedos pudo identificar aquel botón que la dejaría llegar al quinto sueño, presionó este y el silencio cesó.

El individuo dejó salir un intranquilisante suspiro, tomó uno de los extremos de la manta que la arropaba y de un tirón, las hizo aún lado, dejando ver la extraña posición en la que se encontraba "descansando", se digno a incorporarse sobre la cama y pisar el frigido suelo, los dedos de sus pies se acomodaron un poco haciéndolos mover, así, acostumbrándose a la temperatura de su entorno, no lo pensó ni un poco, simplemente se puso de pie, echo un enorme bostezo, uno de sus brazos rodeó su nuca, su brazo tomó la mano contraria rodeado sobre su nuca, jalando y estirandolo sobre su cabeza, provocando que sus articulaciones volvieran a tomar la forma correcta, haciendo lo mismo con el brazo opuesto.

Comenzó a caminar, a su pasó soltaba varios bostezos, dando a entender que el sueño aún se mantenía en ella.
Tomó su cabellera rebelde, y así la recogió en una coleta de caballo al estilo samurai, debido a la poca cantidad de cabello que tenía, sin poner mucha atención a sus movimientos, su mano realizó un corto movimiento de muñeca, la mágia no tardó en manifestarse por aquel cuarto, las sábanas de la colcha se acomodaban por sí solas, los libros tirados del día anterior volvieron al estante en el que iban, así como varios objetos regados por toda la habitación y las cortinas de la alcoba se desplegaron, dejando pasar la calida luz solar del amanecer, cada cosa que se trasladaba por sí sola era iluminada por un aura blanca, misma que emanaba de las manos de la chica de cabellos azabache.

En pocos segundos, la habitación se había transformando por completo, cada objeto se encontraba perfectamente acomodado, parecía ser que se habían tardado en dejar todo impecable, lo cual, no era así.

Ella tomó la ropa que vestiría ese día, aunque no era algo diferente a lo que usualmente usaba, el cuál era su "uniforme de trabajo", se componía de varias prendas, una capa de cuerpo completo con un cuello de tortuga, el cuál no dejaba a la vista alguna de sus extremidades, debajo llevaba una camisa y un pantalón, éstos eran un tanto ajustados para mayor comodidad, estos eran de tonos grisaseos, la prenda del dorso parecía estar hecha de pedazos de tela en diversos colores grises, y por último unos botines en punta, bastante cómodos para ser de piel, tenía que admitirlo, no era lo mejor del mundo de la moda, pero también no era lo peor, recogió su corto cabello a un moño aceptablemente decente para salir a la esquina de la calle principal, finalmente, se trevio a mirarse al espejo, su imagen era bastante aceptable, no era por presumir, pero podía ser conciderada una mujer muy bella, no sólo por el color exótico de sus ojos esmeralda, o las definidas facciones de su rostro, Elvira era una señorita muy dedicada, inteligente, firme, cuadrada y un tanto orgullosa.