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No podía soportarlo. Realmente mi cabeza punzaba del dolor que le recorría. Así que abrí mis ojos debido a ello y a mi estómago que seguía revolviendo sé. Pero en cuanto abrí mis ojos los cerré de golpe por la luz que me cego por completo.
Está vez abrí uno y luego el otro con lentitud para adaptarme a la luz, que al mirar hacia arriba me percaté de que está que provenía de una lámpara que colgaba sobre mi cabeza. Fruncí el ceño al ver que está se movía de un lado a otro.
Fue en ese momento donde me di cuenta del reducido espacio en el que estaba y que no solo la lámpara se movía sino el espacio entero en el que me encontraba.
Intenté levantarme, pero no podía hacerlo así que miré hacia abajo y mi boca se abrió completamente desconcertada.Mis muñecas estaban restringidas; atadas con firmes sogas a su alrededor que me impidan moverme.
Aún así tire de ellas, para intentar tal vez deshacerme del nudo, no había resultado.Estaba atrapada.
Apoye mi cabeza contra la pared de madera con resignación tratando de recordar como fue que termine aquí.
Pero lo más importante era. ¿Por qué la habitación tan pequeña seguía balanceándose como si estuviera dentro de un....?No, no. No era posible.
Mire fijamente hacia la puerta con el corazón comenzando a danzar bajo mi pecho de tan solo pensar que podría haber una posibilidad de que estuviera donde no tendría que estar.
Mis ojos miraron hacia arriba en cuanto oí los murmullos de voces intercaladas acercándose a dónde estaba. Y de los nervios intenté buscar algo para cortar la soga, en mi búsqueda mis ojos se detuvieron abruptamente en los símbolos tallados en un ancla cerca de mi.
Iba a morirme.
La puerta se abrió y sentí como mi mirada llena de odio se clavaba en sus ojos verdes. El simplemente me sonrió de lado con malicia.Pero luchando por sobrevivir.
-Pero mira nada más lo que tenemos aquí... -Y de repente su sonrisa se esfumó luego de unos segundos de haber dicho sus palabras, porque el me había reconocido, así como yo lo hice desde el momento en el que entró.
-Tú. -exclamó con sorpresa.
Sonreí divertida por su reacción, pero también le respondí despectivamente.-Mira que hay que ser un imbécil. -solte con desdén-. Malditamente ciego para no distinguir entre una Princesa y una Plebeya-. le gruñí con los dientes apretados.
Y ambos nos quedamos contemplando el uno al otro con desprecio.
Que buena manera de comenzar nuestra historia.
Ha.
Jodida mierda.
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🫧 °·˚○Mi prisionera-Nalu. (Historia Resubida.)
Ficción históricaSiempre hemos leído las mismas Historias donde: El pirata se enamora de la Princesa. Pero que pasaría si por un accidente no sería una Princesa quien conquiste a nuestro Pirata en esta Historia. Sino alguien que: Nació en la realeza, pero nunc...