"¿Cuánto más podré soportar?" Llegaste a mí sin ningún previo aviso, como si yo fuera una pequeña e indefensa flor, llegaste al centro de mi corazón y robaste la dulce miel que estaba ahí, guardada para cualquier ocasión.
¡AH! No sé qué es este tal sentimiento, cada que recuerdo tu mirada seria y sonrisa cálida mi corazón se altera y quiere salir a buscarte en donde sea que te encuentres.
He estado soñando a diario que recibo una de tus cartas, diciéndome lo mucho que extrañas acompañarme a la hora del almuerzo, enseñarme las lecciones de esgrima, mirándome a los ojos con ternura y abrazarme cuando estaba mal.
Sé que ahora parezco un loco hablando solo mientras dibujo tu estético rostro, amo cada detalle de él, esos ojos pequeños como si dieran la sensación de que el mismo cielo está dentro de ellos, la forma perfecta de tu nariz, finos labios y mejillas blanquecinas que con el trabajo y el sofocante calor se pintaban de un color durazno.
Me gustas noble caballero de gran estatura, con carácter del demonio que lograba suavizarse al estar a mi lado. Para mi eres el descubrimiento más grande que hubiese encontrado jamás. Mi bella serendipia, estoy tan cegado de amor, que en cualquier momento saldría de esta cárcel disfrazada como mi habitación y recorrería lo imposible hasta volver a encontrarte y envolverte entre mis brazos.
No. Eso no es lo correcto.
-"De nuevo, esa voz resuena en mi cabeza y no me deja seguir pensando en mi amado caballero. ¿Qué quieres? ¿Qué es lo que pretendes? Otras veces, esta voz me ha dicho que todo lo que hago desde tu partida está mal, que debería olvidarte."-
Piensa bien lo que estás diciendo.
-"¡Déjame en paz de una buena vez! Ya te he dicho que no dejaré de pensar en él, en reencontrarnos nuevamente".-
Lo único que pido ahora es volver a verte, convivir una vez más, mirar tus facciones y realizar diversos dibujos de tu rostro y cuerpo. Recuerdo esa vez que estaba durmiendo plácidamente, desperté con un gran pesar, me duché y salí con mi ropa más elegante en busca de esos ojos negros o esa silueta robusta. Para mi sorpresa no había nadie en el jardín esperando por mostrarme el buen camino a la madurez. En cambio solo estaba ese molesto mayordomo, con voz aburrida me dijo mientras miraba su reloj de bolsillo...
"Joven príncipe, el caballero que usted esperaba ver aquí parado con una espada en mano se ha ido, ya no lo necesitará más, esta etapa ha concluido. En su lugar me indicó que le entregara esto."
¿Qué era aquello? Nunca lo descubrí, ignoré a aquel viejo y subí de nuevo a encerrarme en mi habitación, mi rostro después de unas horas estaba hecho un verdadero desastre, llore como un niño pequeño. Aquel hombre del que me enamoré se había marchado sin siquiera despedirse de mí.
Ahora estoy a punto de descubrir este misterio, joven caballero, mis manos tiemblan mientras sostengo este pedazo de papel.-
Hazlo, date cuenta de lo que en realidad pasó.
"Eres un buen chico, sigue así."
¿Eso fue todo lo que querías decir? ¿Y si tal vez ese yo interior en realidad tiene razón? ¿Qué tal si en realidad el solo quería terminar de ayudarme e irse de una buena vez? Fue y será mi primer amor, mi amor imposible.-
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Hola, soy yo de nuevo. Pues que decir, les traigo este pequeño "monólogo" que encontré mientras revisaba los documentos de proyectos del semestre pasado, me gusto tanto que no quise que se quedara abandonado. Así que espero y les guste. Si desean que describa esta historia mas a fondo pueden decirme.
Por cierto, voy a procurar actualizar las otras dos historias que tengo, no se preocupen, he tenido bloqueos y pues ajá.
Con amor Aye.
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A un noble Caballero
RomanceAmor y melancolía, un príncipe enamorado, el cual quiere confesarse a un caballero que lo había ayudado durante muchos años en su educación. Después de una pelea con su "yo" interior, se da cuenta de que es un amor unilateral.