Único capítulo

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Su relación iba de mal en peor y todo por intentar protegerlo. Por más que intentaba convencerlo de que, lo que hizo, fue para su propio bien, él no demostraba importarle. El daño ya estaba hecho, como él decía.

Días y noches sin descansar, tratando de pensar una forma de obtener su perdón, pero grave fue su error. Solo necesito ver como Luzu se besaba con uno de sus compañeros para saber que él lo había logrado...él había logrado olvidarlo...

Su vida perdía color. Ante los ojos de los demás demostraba ser fuerte, como si no le importaba que Luzu había comenzado a salir con el comisario de Karmaland, pero una vez que cruzaba la puerta de su casa todo cambiaba.

Se dejaba caer en la soledad de su hogar. Su vista comenzaba a nublarse por las lágrimas que había contenido durante todo el día. Días y noches sin poder dormir, atormentándose con los pensamientos de que todo había sido su culpa.

Jamás pensó que necesitaría tanto sus te quieros, sus caricias, todo...

Pero de la noche a la mañana una pequeña luz se hizo presente. De la nada comenzó a pasar más tiempo con sus amigos. Al principio se negaba, pero siempre encontraban una forma de convencerlo. El que siempre le insistía en pasar tiempo juntos era Rubius, ese oso siempre encontraba una forma para lograr pasar toda una tarde juntos.

Lo que antes eran lagrimas ahora eran lagrimas de felicidad, aquella que le generaba la mera presencia de sus compañeros. Sin decir una palabra ellos sabían cuando necesitaba apoyo, en especial cierto oso, quien también había pasado por una situación similar hace unos meses. Lo habían dejado plantado en el altar y, cuando fue a ver cuál había sido la razón, recibió la tonta excusa de que "Te amo, pero no de esa forma...lo siento".

A diferencia de él, Rubius logro levantarse más rápido de lo que creía. A pesar que al principio estuvo en la verdadera mierda, al día de hoy se lo nota más...vivo.

Aunque tenia que aceptar que todo lo que había logrado hasta ahora, en su mayoría, era gracias a él. ¿Cómo? Se preguntarán.

Una noche el volvió a su casa después de un largo día de trabajo. Le había dado una mano a Lolito para reparar su casa y se encontraba agotado. De camino a su casa se le ocurrió pasar por la de Luzu, no pasaría nada si la miraba desde lejos.

Recuerdos inundaron su mente. Y pensar las veces que se había colado a escondidas para pasar una noche a su lado o cuando recibía llamadas inesperadas diciendo que lo extrañaba.

No tardaron mucho en aparecer las lágrimas, sin más salió corriendo hacia su casa sin percatarse de que alguien lo había visto. Lagrimas caían por sus mejillas, su mente se nublaba de recuerdos. Creía que lo había superado, que todo ya había terminado, las noches en soledad, los días tristes, pero parece que se había equivocado. Cerro la puerta de su casa y se arrojó en su sofá, rompiendo en llanto. Frederick se acerco para ver el estado de su dueño.

El ruido de que alguien llamaba a la puerta lo saco de sus pensamientos, devolviéndolo a la realidad. Seco sus lagrimas con el borde de la manga de su sudadera y, cuando ya se encontraba mejor, abrió la puerta encontrándose al rubio frente a esta, quien no tardo en envolverlo en un cálido abrazo.

"No estas solo". Esas simples palabras hicieron que todo a su alrededor se derrumbara. El muro de emociones que había creado en su corazón se había caído, dejando paso a las lagrimas que ya se encontraban acumuladas en sus ojos.

No basto decir nada más, el rubio lo tomo en brazos dirigiéndose a la sala del dueño. Este se aferró con sus piernas a la espalda de este, sin deshacer el abrazo que se había formado. Esa misma noche ambos se hicieron una promesa. Siempre que alguno se sintiera solo y desamparado, el otro le ayudaría a levantarse. Ninguno de los dos volvería a estar solo, ambos serian fuertes y ambos superarían todo esto...juntos.

Pacte Dámour | Rubiusplay | Karmaland |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora