Ese día, le habían informado que debía casarse y aquello no le gustaba para nada.
¿Quién en su sano juicio se casaría con una extraña?
¡Nadie! Y el no sería el primero.
Había planeado junto a Anton y Polivoc, decirle que no, para dejarle mal frente a todos y luego fugarse un tiempo.
¡Eso haría!
Nadie ni nada le obligaría a casarse con una mujer posiblemente poco atractiva, quizás pasada de edad, o quizás con una actitud insufrible. No. Viktor Krum hombre de primera categoría, conocido por su gran virilidad, su gran energía, soldado condecorado, y por sobre todo, excelente amante, no se casaría con una mujer desconocida.
A pesar de todo, se vistió con el traje que su madre había preparado, y muy a su pesar, corto sus cabellos para lucir más presentable ante "su futura esposa".
Se encargaron de perfumarle de la mejor manera posible y una vez listo, le llevaron al salón frente a su padre, mientras todos los representantes de otros reinos comenzaban a llegar.
Su padre, orgulloso de su gran paso, le daba consejos para un buen matrimonio, como vivir con ella, como estar siempre juntos y bla... bla... bla...
Estaba tan inmerso en buscar una manera de escapar, que no noto cuando el lugar estaba lleno.
-es la hora- susurra su padre dándole una palmada en la espalda.
El pelinegro voltea para ponerse en posición, según pedía la tradición, debía tomar su mano para ayudarle a subir, pero Viktor no pensaba hacerlo.
Pero todo su plan maestro, todo su gran escape, se fue por el caño cuando vio a la chica.
¡Por todo el oro del mundo, si que era hermosa!
No, hermosa no ¡perfecta! ¡Increíble! ¡Exquisita!
Era un ángel caminando con pasos lentos y delicados, como si pisará entre nubes.
Apenas llegó a su lado, no hubo duda cuando se acercó a su lado tomando su mano, acariciando su suave piel.
-Yo... Ah...- no tenía que palabras decir para que sonara adecuado... ¿Qué podría decirle a un ángel?
-un gusto, Príncipe Viktor- susurra con una voz melodiosamente perfecta.
La ceremonia comenzó y Politov se sentó cómodamente a verla, pero Anton aún tenía la ilusión de ayudar a Viktor.
Sin embargo, de aquel plan no había nada, Viktor había caído por completo frente a la belleza de Hermonie.
-acepto- dijo sin titubeos a lo cual se escuchó un golpe en el lugar, más específico, la frente de Anton.
-acepto- secundó Hermonie mientras el sacerdote les bendecia y ambos ponían los anillos en el dedo del contrario.
El beso fue la mejor parte de todo, al menos hasta ese momento. Hermonie, quien acariciaba su mejilla en el beso, mientras le besaba, estaba bastante agradecida de no haber sido casado con un gordo, feo y viejo hombre degenerado.
No hizo falta decir que aquella pareja era bastante apasionada al momento de intimar. Y de eso, los sirvientes sabían bastante.
La descendencia llegó exactamente a los nueve meses de matrimonio.
Sin duda, una pareja memorable.
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Krumione
Fanfictionvan ser pequeños cortos, memes o imágenes Krumione:) y neta si me inspiro hago una foto novela