I N T R O D U C C I Ó N

337 43 18
                                    

Este pequeño fanfic está dedicado a 

 Ante un día deslumbrante Sebastián corrió las cortinas y ató sus extremos para que el sol se colara por la ventana, el sol, más su típico "es hora de levantarse, joven amo" eran suficientes para alterar los sentidos y despertarlo. Como siempre, Ciel frunció el ceño y parpadeó varias veces para acostumbrarse a la luz que impactaba en su rostro, la reiteración de su mayordomo fue suficiente para que se sentara y sobara sus párpados con su puño.

     Sebastián venía con el desayuno, el té y el periódico del día. Notó que su joven amo estaba empapado de sudor, como si hubiese corrido unos cuantos metros (sin olvidar su poca actividad física).

     —Joven amo, ¿acaso tuvo una pesadilla? —inquirió mientras servía el té en una de sus tazas de porcelana favorita.

     —Qué tontería —chistó con cierta irritación—. No tuve una pesadilla.

     —¿Y por qué está sudado? —preguntó con cierta burla en su tono, cubrió sus labios con las puntas de sus dedos para no reírse—. Usted no sabe mentir.

     —No estoy mintiendo, Sebastián, no me busques una discusión tan temprano.

     Su amo se alimentó en silencio, pero se notaba un poco inquieto, como si estuviese temblando y no pudiera controlar esa acción. Su amo no es bueno mintiéndole, tal vez ha mejorado sus dotes de actuación, pero hay muchos aspectos que se le hacían fatales. Quitó uno de sus guantes y posó su mano desnuda en la frente de Ciel, recibiendo un respingo.

     —¿Qué demonios te sucede, Sebastián? —reclamó en un tono de voz elevado y con un ligero temblar.

     —Parece que no tiene fiebre —comentó con su mano desnuda posada en su barbilla—. Su sudor es de miedo.

     —Te he dicho que no tuve una pesadilla —protestó.

     —Entonces, ¿con qué soñó?

     Ciel hizo una mueca y su entrecejo estaba más que fruncido, pero no dudó en responder:

     —No recuerdo lo que soñé, si hubiese sido una pesadilla la habría recordado con detalles. Una pesadilla no se olvida.

     Sebastián sabía que las pocas veces que Ciel se alteraba al despertar es porque se trata de un mal sueño, pero no puede darle una explicación exacta. Los sueños son fragmentos del alma humana, es normal que algunos se olvidaran, sin embargo, ¿por qué desaparecían estos fragmentos? Muchos intentaron encontrarle una explicación lógica, pero no quedaban satisfechos. Sebastián sabe que hay seres que se alimentan de los sueños, como los súcubos, pero estos se alimentan de los pasajes oníricos a través del sexo.

INCUBO'S (BL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora