ପ Única parte.

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─ Volkov.

Escuchó que alguien susurró cerca de él, unos movimientos en la cama le hicieron dudar si estaba soñando o despertando, el aroma de la habitación poco a poco llegó a su nariz logrando captar un aroma a whisky combinado ligeramente con el cigarro, era extraño para la mayoría, pero junto a las hormonas de un posible celo se transformaban en algo sumamente dulce que hacían desear más al ruso. Aún con los ojos cerrados, se movió ligeramente en su cama y un calor en su lado izquierdo le hizo saber que no estaba solo, incluso aquel peso se abrió camino para estar encima suyo por lo que sus manos, de manera inconsciente, detuvieron el cuerpo ajeno.

─ Volkov. ─de nuevo aquella voz, murmurando. Contestó con un sonido, todavía el sueño presente.─ Despierta, coño.

─ ¿Qué sucede? ─el alfa, aún negando su vista y controlando las acciones del otro, exhaló con fuerza, moviendo su cabeza sobre la almohada para conseguir otra posición más cómoda.

─ ¡Viktor! ¡Que estoy en celo, joder! ─ante el grito y las palabras directas, los ojos azules se abrieron, conectando directamente con los marrones oscuros que le miraban fijamente junto con algo de molestia.─ Buenos días, princesa, hora de hacerte cargo de mí. ─ordenó, seguido de un movimiento de cadera sobre el miembro contrario.

Un gruñido salió de los labios del más alto, el omega sonrió satisfecho en medio de la luz natural que mostraba un amanecer y continuó lo que sus instintos pedían, sus manos en el pecho del contrario para sostenerse. La consecuencia de esa actividad no tardó en hacerse notar, Conway sintió orgullo de sí mismo al notar una erección chocando contra su trasero, provocando más excitación en él y mucho mas lubricante también, el olor saliendo como si quisiera impregnarse en Volkov. 

─ Mierda, Jack, ¿era esto lo que te tenía así?

─ ¿Por qué sigues hablando? Estoy esperando hace dos horas a que me folles, pero tienes el sueño demasiado pesado.

El de cabellos grises sacó fuerzas para cambiar de posiciones, el americano se encontró de espaldas al colchón y admiró lo hermoso que era. La piel de sus mejillas con un toque rojo, su rostro algo bañado en sudor y el cabello  despeinado, las urbes algo dilatadas, era totalmente un desastre para ser Jack Conway. Bajó un poco para chocar sus labios con los no propios, una pelea por el control inició, era intenso y fogoso, pero aún se podía notar el cariño, sus lenguas creando un sonido húmedo.

Minutos después de compartir saliva se separó, un sonido de disgusto se hizo presente del más bajo a la vez que una pequeña risa, la boca del alfa trazó un camino invisible hasta el cuello, besando al principio de forma lenta. Fue cuando se escuchó un jadeo y pudo sentir un temblor de la anatomía ajena, que dio pase libre a morder y chupar la piel expuesta con la intención de dejar marcas que tardarían en desaparecer, Conway ladeó la cabeza permitiendo aún más contacto.

─ Viktor. ─el primer gemido se hizo presente, y las manos del ruso por fin se movieron de las caderas imperfectas del omega, levantando la camisa que vestía mientras acariciaba la piel que dejaba al descubierto, sonriendo entre cada beso húmedo cuando un suspiro tembloroso se escuchaba.─ ¿Puedes dejar de jugar? ─las palabras fueron interrumpidas por leves gemidos que el de cabellos negros intentaba ahogar.

─ Mmm. ─pensó en voz alta, queriendo molestar a Jack, conociéndolo demasiado bien como para saber dónde picar.─ Me parece que en este momento mando yo. ¿Entiendes?

─ ¿Cómo?

Aquello hizo arquear las cejas de ambos, notando la primera tensión y posible problema encontrado. Sin embargo, era algo que Viktor vio venir cuando comenzaron una relación, porque Jack a simple vista parecía un alfa y daba el cante a ser intimidante, logrando que sus compañeros de malla le tuvieran respeto aún cuando todos eran alumnos por ahora. Volkov, por su parte, aunque siempre tuvo esa aura de un perfecto alfa, era más reservado y los demás preferían no agobiarlo con demasiadas conversaciones de diversos temas a la vez, dejando que él mismo se integrara. Y fue sorpresa de todos, que esos dos se convirtieran en una dupla irrompible, incluso los superiores, la mayoria de veces, los dejaban patrullar juntos sin rechistar.

🈀۪ ; ⌜ CELO ⌟ ⊹˚ ᵛᵒˡᵏʷᵃʸDonde viven las historias. Descúbrelo ahora