Un asesinato, un interrogatorio, y una víctima cubierta por un silencioso manto escarlata. ¿Qué pasó con él?
#3 kaisoofanfiction (01/11/22)
Historia original. Todos los derechos reservados.
No se aceptan plagios ni adaptaciones.
Créditos a @chaandi...
La habitación es fría, vacía y oscura; es como estar encerrado en un cubo de hielo, tan al centro que es imposible ver lo que te rodea. Lo único que te queda es tu propio ser; pero el silencio es tan áspero que cada pensamiento resuena en la sala como un grito, como un chillido de uñas contra un cáustico pizarrón.
—Buenas tardes —saluda un hombre pálido antes de sentarse frente a mí—. Soy el detective Lee TaeMin —me informa con fingida calma.
Sonrío.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Hola.
—¿Debo decirte: "Recluso Do", como el resto de guardias; o prefieres que te llame por tu nombre; KyungSoo?
Me encojo de hombros sin darle importancia. Él asiente y suspira.
—Empecemos entonces —cruza sus manos sobre la mesa—. Háblame de él.
—No tengo nada que decir —declaro sin inmutarme.
El hombre sonríe y unas arrugas se marcan en sus ojos color oscuro. Sacude su cabello, apartándolo de su frente, y acaricia ligeramente uno de sus bien definidos pómulos, los cuales perfilan su rostro de manera preciosa.
Casi puedo apostar que ha contado hasta diez para mantenerse calmado. No quiere gritar ni golpearme, diferenciándose de todas las demás personas que habitan este edificio; quiere hacerme sentir cómodo para que le diga todo lo que sé.
—No va a funcionar —digo directamente.
Él sonríe divertido con mi hábil deducción.
—¿Por qué no? Me han dicho que puedo ser muy persuasivo.
Sonrío.
—Exacto —respondo volviendo a centrar la mirada en mi reflejo, sonriéndole al resto de policías que seguro me observan desde el otro lado de aquel falso espejo.
—¿Por qué lo hiciste? —Cuestiona casi con inocencia.
—Porque soy un psicópata, un enfermo y un degenerado; un sujeto sin una pizca de conciencia.
—Háblame de él —insiste.
—No tengo nada que decir.
—Tenía veintidós, tú veinticuatro; ¿dónde se conocieron?
—Veintitrés —corrijo—, su cumpleaños fue hace cuatro días.
—¿Dónde se conocieron? —Insiste. Bufo.
—¿Qué busca, detective? ¿Que le cuente nuestra historia de amor?
Él levanta una ceja.
—Entonces sí estaban enamorados —conjetura de inmediato. Ruedo los ojos.
—Yo lo maté, soy culpable, mis huellas están en su cuerpo y no estoy dando ninguna pelea. ¿Qué demonios quiere? ¡Solo condéneme y ya!
Sonríe levemente por mi arranque de furia. Él quería llevarme a ese límite y lo ha logrado, ha demostrado que poseo las emociones que me niego a exteriorizar.