Dependencia

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Todos somos dependientes. Da igual que te hayas ido a vivir a otro lugar que no es tu casa de la infancia, eres dependiente de un trabajo y de un jefe que te proporcionen el dinero para pagar el alquiler o la hipoteca. Dependemos de las cosas, las personas e incluso los factores meteorológicos. Por ejemplo: es sábado, tienes un cumpleaños pero no sabes si ir porque parece que va a llover. Tu decisión depende de que caiga agua del cielo o no. Obviamente, hay varios niveles de dependencia, si no, nadie sabría cómo vivir su propia vida. 

Por otra parte, también somos unos mantenidos. Pensadlo bien. En la Edad Media, los juglares dependían del público para mantenerse vivos, ya sea por la comida o por el dinero que les daban. En la actualidad, ocurre lo mismo. Un profesor, por ejemplo. Si no imparte clases de la forma correcta, la gente se queja y gente más importante le hecha. Esto nos da a entender que la gente importante mantiene, de alguna forma, a gente menos importantes como, por ejemplo, el trabajador de una fábrica. Pero, ¿y la gente importante?¿Son también mantenidos? Desde mi punto de vista, sí. Sigamos con el ejemplo de la fábrica. En ésta, hay trabajadores, más importantes o menos, y el dueño. Los trabajadores, mantenidos por el dueño, y el dueño mantenido por los trabajadores. Si los trabajadores no hacen bien su trabajo, los productos no se venden y el dueño pierde dinero. 

Con esto, llego a una conclusión final. Todos dependemos y nos mantenemos con una sola cosa, algo por lo que la gente llega incluso a matar: el dinero, la pasta, el parné, lo mismo al fin y al cabo. Somos seres mantenidos y dependientes del dinero, algo tan importante como lo era antes una gallina en un trueque.

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⏰ Última actualización: Jan 08, 2015 ⏰

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