Parte 1 Sin Título

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Nota del autor: Este one-shot considera hechos ocurridos en el manga. También, hay unas referencias locas a otro fic mío llamado "Grieta de mi corazón". No necesitan leerlo para entender este oneshot, simplemente ya tengo todo un headcanon del Levihan que no puedo evitar repetir :) Espero les guste!

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A veces solo escuchaba su propia respiración. Había muchas voces alrededor, pero él solo se centraba en sentir el aire que entraba y salía por su nariz. ¿Eran voces en realidad o solo su propia mente recordando cosas pasadas?

Seguía vivo. Se lo dijo en susurros, cuando aún estaba entre ese extraño paso entre la conciencia y la inconsciencia.

Se sentía un tonto, el mayor imbécil entre todos los seres del planeta. Orgulloso y confiado. Los pecados de los estúpidos.

Más que el dolor en su cuerpo, se sentía solo. No podía siquiera recordar cuantas batallas había tenido en la cual él había sido el único que había terminado de pie. ¡Cuántos le decían que su don era una fortuna! Pero no podía ser fortuna ver morir a todos tus camaradas, caer como piezas de dominó, como si sus vidas no tuvieran valor alguno.

Al final del día, siempre terminaba solo. No podía consolar su corazón sangrante con nadie, ni llorar en los brazos cálidos de un ser querido, no había nadie, nadie.

Podía escuchar sus propios balbuceos. "Nadie, nadie".

El dolor de existir era más poderoso que cualquier don que pudiera haber recibido y era mucho más relevante en su vida que ser el soldado más fuerte. ¡Qué importaba eso! Si al caer la noche, no había a quién entregarle sus lágrimas ni a quien hablar en susurros los secretos de su espíritu afligido. No había quién lo intentara hacer reír con afán o que le acariciara la espalda magullada.

Balbuceó nuevamente. Su hermana salió a sus recuerdos.

-Hermano, quiero aprender a cocinar como tú-le dijo en una ocasión mientras lo miraba preparar una sopa. Farlan salió de la otra habitación, riendo a carcajadas.

-¿De qué hablas, tontita? Este hombre cocina terrible, fue lo único que me hizo dudar de vivir con él.

Levi no dijo nada, era cierto que no cocinaba bien. Había aprendido solo y como una habilidad necesaria para sobrevivir, mientras lo alimentara con los nutrientes necesarios daba igual que tan sabrosa estuviera o no. Con unas papas cocidas, un huevo frito y una ensalada de lechuga él podía ser feliz. Había aprendido a ser una persona sencilla.

-¡Malagradecido! Mi hermano cocina exquisito, yo siempre me como todo lo que hace

-Tú te comerías cualquier cosa, una vez te vi recoger un pan que había caído en un charco. Y no un charco cristalino.

Isabel giró los ojos y le sonrió a Levi. –No lo escuches.

Levi también podía deducir que él era la única persona que alguna vez había preparado una comida para Isabel. Para ella, era la forma en la que su hermano le decía que la amaba y la cuidaba. Era cierto.

Su hermana le entregaba muchos de los recuerdos brillantes que tenía, que en suma no eran tantos. La mayoría eran oscuros, historias que nadie querría oír.

Cuando su familia murió, quedó solo. Nuevamente solo, por tercera vez en su vida. Su vida no cambió mucho luego de eso, el patrón siempre seguía el mismo camino.

Y ahora...estaba solo en el mundo, herido, sangrante. En un lecho de muerte, en medio del bosque. Podía sentir una molestia punzante en el rostro, como si tuviera agujas enterradas.

Balbuceó un poco más y de repente, escuchó un "shshshsh". ¿Podía escuchar? Parecía que ese sentido estaba dormido hace tanto tiempo, solo percibía sus balbuceos por el movimiento de su boca.

-Shshshsh, todo estará bien. No tienes que intentar hablar. Ya estás salvo.

La voz aún sonaba lejana, pero sentía un calorcito en el brazo. Luego, el calor se expandió sobre su pecho y sintió un peso casi imperceptible. –Ya estás salvo, no tengas miedo.-Repitió la voz y esta vez, sintió una respiración cálida sobre la piel.

-¿Te acuerdas esa vez que salimos a ese bar tan malo? Ese día que yo estaba tan nerviosa, porque quería decirte lo que sentía por ti y no sabía por dónde empezar, estuve toda la noche hablando de titanes, experimentos y ese libro que había encontrado sobre hierbas medicinales. Tú me escuchaste tan silencioso y pensé que te aburría, pero no podía callarme de los nervios. ¿Te acuerdas, Levi?

¿Se acordaba? Esa voz sonaba tan dulce y tan cálida, tan cerca de sí mismo. Esa voz sonaba como si estuviera en su propia mente, como si también le perteneciera un poco a él... pero no podía recordar nada más.

-¿Te acuerdas que caminamos abrazados junto al río, hasta que me atreví a darte un beso? Fue...-la voz titubeó levemente-fue lo más bello que me ha pasado en la vida. Recuerda eso, Levi, recuerda eso para que vuelvas a mí-insistió la voz.

Levi sintió deseos de llorar. Sí que quería recordar, lo deseaba más que todo lo que se pudiera desear en el mundo. Cada vez que esa voz hablaba, él podía sentir que su corazón saltaba y que su cuerpo entero reaccionaba a ella, llamándola, buscándola.

-No me dejes sola, no te vayas. Quédate conmigo. ¿Recuerdas que me dijiste eso? "Quédate conmigo".

¿Él había dicho esas palabras? No parecía tan extraño, había muchos que él hubiese deseado que se quedaran con él, pero todos se marchaban de igual manera. Uno por uno. Sin embargo, esta voz estaba viva. Intentó mover su mano herida y buscar el cuerpo de quien provenía la voz. Sintió unos dedos tomarla.-Tranquilo, yo estoy aquí-un beso cubrió su mano-¿Acaso no lo he estado siempre?

Siempre, siempre, siempre. El pecho se le agitó, ¡lo recordaba! ¡Ahora sí que recordaba! Ella había estado siempre. Todas las noches y todos los días, la única que no le temía ni un poco, que entendía los sentimientos de su interior, la única que leía su mente con un par de palabras, la dueña de esa calidez que lo inundaba desde el día en que la conoció. Como si una llama dormida dentro de él hubiera despertado al fin.

-Hanji...-balbuceó. Una punzada en el labio le hizo quejarse.

-Sí, soy yo. No debes hablar, tienes puntos y curaciones. No necesitas hablar-las últimas palabras las pronunció con una sonrisa, Levi podía notarlo.

Era Hanji. Hanji, por dios. Se sintió culpable de haberla olvidado, aun sabiendo que solo eran desvaríos de un hombre moribundo. Un hombre moribundo al cual solo llegaban recuerdos de sufrimientos. Hanji jamás podría relacionarse con el dolor. "Por eso la olvidé por un momento, porque ella solo ha sido alegría, solo colores brillantes, solo un sendero de luces cálidas. Ella nunca ha sido dolor". Con su voz, la vida le iba retornando al cuerpo. "Ella solo puede ser vida, mi vida".

Levi podía sentir su energía regresando a su cuerpo, lento y estable. Estable como la presencia de Hanji dentro de él.

Sintió que su corazón reposaba dentro de su pecho e intentó apretar la mano de Hanji, aunque sin mucho éxito. Ella completó el gesto. Levi balbuceó unas palabras y ella volvió a besar a su mano.

-Yo también a ti, Levi-respondió ella. 

Nunca ha sido dolorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora