Recuerdos Perdidos (Izuocha)

MELLIZOS

Los días domingos sin duda eran los mejores, sobre todo si había un cumpleaños, eran días donde se podía hacer la mayoría de cosas que el cumpleañero deseara, o al menos en esta peculiar familia.

 El 21 de Abril, ese era uno de los varios días especiales que tenía la familia Midoriya, pues claro era el cumpleaños de los dos miembros más jóvenes de dicha familia.

Los gemelos Midoriya, o así era como los llamaban cumplían años, seis años , ya eran "grandes" según la mayor de esos dos.

Ese pequeño par a pesar de que habían nacido y crecido juntos eran muy distintos, y una forma de comprobarlo era organizar su fiesta de cumpleaños, algo realmente difícil, pero al final siempre había un final feliz, o eso querían creer.

En cierta tienda de comida rápida se llevaba a cabo una fiesta infantil, donde se podía apreciar la llegada de varios adultos acompañados con niños.  Los niños llegaban entusiasmados a esa tienda, la gran mayoría llegaban jalando del brazo a sus padres mientras les decían  que se apurasen  que iban a llegar tarde, entre muchas cosas.

Los niños importantes del momento se encontraban sentados en una mesa del área infantil mientras esperaban a sus amigos y comían papas fritas, algo muy casual. 

Los pequeños al ver llegar a sus amigos (que eran recibidos por su madre) corrieron hacia la puerta en el que la pequeña Aiko se abalanzo contra la pequeña niña que había llegado, si, así recibía a su mejor amiga, a la que después de abrazar se la llevo a los juegos agarrada de la mano.  Y a cuanto el pequeño Shinta el miro a al hermano mayor de la amiga de su hermana, se llevaban bien, pero eran demasiado pacíficos para abalanzarse el uno contra el otro. 

Ya con la llegada de otros cuantos niños se podría decir que la fiesta había empezado. Los niños  del momento se estaban divirtiendo hablando con sus amigos, todo estaba saliendo bien para suerte de la castaña que por el momento se encontraba sola. 

No habían pasado ni treinta minutos cuando ocurrió la primera tragedia del día, Aiko ya estaba lanzándole las pequeñas pelotas de plástico a  uno de sus amigos, no lo hacía de a juego y el niño tampoco. Había varias razones por las cuales paso esto, una se habían peleado hace como dos días y los dos eran algo rencorosos. 

Pero no hablemos se eso, se supone que es un día feliz y que no debe de haber ninguna cosa que agobie a ninguno de los presentes y para ser realistas eso no estaba pasando, la madre de los mellizos ya se estaba poniendo nerviosa mientras intentaba que los dos niños dejaran sus diferencias de lado; mientras intentaba aliviar el ambiente tenso entre los niños, rogaba que su marido llegara pronto, necesitaba su ayuda y su indiscutible talento para calmar niños!, de pronto vio como su angustia se iba cuando vio llegar aquel hombre que la salvaría de este problema y así fue, tan pronto como el pecoso puso pie en aquel lugar las cosas se calmaron, ¡sin duda un milagro divino!.

- Ochako! perdón por la tardanza - el pobre hombre estaba repleto de cosas, apenas podía caminar y como era de esperarse su querida esposa lo ayudo con sus compras de último minuto.

- nada más te mande a comprar unas cosas... ¿Por qué compraste todo esto? - se lo dijo como regaño mientras veía el montón de cosas innecesarias que había comprado - ¿para que las 20 cajas de curitas? 

- las necesitaremos... créeme - el tono en el que lo dijo fue como si sonara traumatizado, quizás lo estaba, pero ahora no le interesaba a la castaña. 

- entonces... me puedes explicar los gorros de fiestas, las serpentinas, el confeti, los globos... ¿para que los globos? ya hay globos - cuestiono mientras hundía el ánimo festivo que tenía el peliverde.

- los gorros de fiesta son obvios, las serpentinas servirán de algo, a Aiko le gusta el confeti  y los ni-

- para que son las tiras de luz neón, es de día, no se va a ver... trajiste espanta suegras también, fabuloso; velas, globos de helio, tanque con helio y el pastel, ¿de casualidad no trajiste un elefante? -