Capítulo 2: El Nuevo Docente

4 0 0
                                        

Hola, me llamo David Saenz, actualmente tengo 21 años de edad y quiero compartir algo "mi historia de amor"; un amor prohibido que jamás debió ni sucedió, pero me hace feliz saber que ella estará bien y sobre todo que lucha por sus sueños, dándome la satisfacción que, como docente, le inculqué conocimientos.

Todo comenzó un día como cualquiera, estaba un poco desesperado, me pasé varios meses buscando un trabajo, de pronto, no tenía nada que hacer, cuando decidí entrar a un portal llamado LinkedIn y buscar una plaza de docente, cuando por destino de la vida, encontré dicha plaza.

Sin pensarlo dos veces, lo envié y a partir de la media noche, recibí una llamada y un mensaje de texto.

Al día siguiente, lleve toda mi papelería y sin dudarlo, acepté el trabajo, muy feliz y con mucha energía, espere afuera.

Ese día me sentía muy nervioso, un docente muy amablemente me saludo y me condujo por los pasillos.

Me sentía raro, y era normal, ya que era un completo desconocido, pero con valor entre y solo pude observar que había una gran fila de alumnos, causándome una gran estupefacción dentro de mí.

El primer periodo el pase fatal, estaba muy nervioso, solo me percaté que los alumnos me miraban y no eran muy participativos, (era lógico, para ellos era un desconocido) pero a pesar que fue mi primera vez dando clases, no estuvo tan mal.

Seguido tocaron el timbre. Al entrar a la clase, Observé a un ángel frente a mí, a esa chica tan hermosa de cabello castaño y ojos hermosos, al verla me sonrió, me sonrojé y decidí irme a sentar.

En ese momento me presente ante todos, dándome de forma educada la bienvenida.

Sentía que mi corazón se detenía, me daba pena verla a los ojos, me sentía aturdido. Los periodos de clase se pasaron tan rápido que ni cuenta me pude dar que ya hora de salida.

Cada minuto que pasaba en el salón era como estar en el cielo y ver de frente a mi ángel guardián.

Cuando se despidió de mí, me dio un abrazo y un beso en la mejilla, en ese momento me sonrojé y comencé a tartamudear, no sabía ni que decirle, pero para que no notará que ella era la causante de mi estado emocional, le dije que tenía gripe. Ella solamente me sonrió y salió a su descanso.

Ese día llegue a la casa tan feliz que mi madre no sabía cuál era la causa. Bueno, ni yo tampoco sabía por qué estaba tan feliz. 

Amor ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora