Cuando tu vida se ha visto envuelta en una historia tórrida, llena de tristezas y penas, aun cuando has amado tanto al punto de perder tu propia esencia, ¿quedará espacio alguno para el perdón? ¿para volver a amar?
Este dia para Kara Zor-el era uno de esos que se prefiere borrar de la memoria.
Desde la ultima vez que se mencionó el nombre "Lena", han pasado ya 4 años, años en los que decidió tomar como princesa consorte a Andrea, aún cuando no tuviesen una relación afectiva, cuidaba de la castaña y la hacía respetar entre sus ciudadanos.
Han sido años llenos de incertidumbre en la mente de la rubia, años en los que aprendió a valorarse a si misma, a sentirse orgullosa de su naturaleza, a ser gallarda y noble con aquellos que lo merecían, dura y justa en sus sentencias; aprendió que la familia lo es todo, no importando el pasado. Creció como madre y como mujer, procurando lo mejor para su amada Clara, quien ahora ya tenía 12 años.
Clara era una copia de su madre alfa; pero heredó los ojos de su contraparte, quien no formaba parte de su vida, aún cuando hace un par de años, supo quien era dicha persona. Aquello desencadenó en una fuerte catarsis entre madre e hija, terminando así por decírsele la verdad de las cosas, su concepción y finalmente, la decisión de que viviese en el reino de Kriptón.
Por todas estas cosas, Clara, con las ideas mucho más limpias y seguras, una noche atrás habló con su madre y le habló de sus deseos de conocer a su otra madre, aunque ésta no quisiera saber nada de ella.
Por tales razones, era un día horrendo para Kara Zor-el.
Una comitiva conformada por la reina, su consorte, la princesa heredera, soldados, criados y algunos otros asistentes, partieron del reino de Kriptón a primera hora del alba; todos iban taciturnos y hundidos en sus propios pensamientos. Andrea, quien se percató de que madre e hija no decían nada, decidió iniciar el dialogo entre las presentes.
- Clara, ¿qué es lo que te gustaría que te mostrase del reino del que provengo?, sabes, cuando eras pequeñita y aún vivíamos allí, amabas correr en los campos de flores que habían en la cordillera Cadmus, ¿quisieras volver allí conmigo? – animó la castaña a Clara, quien saliendo de su tren de pensamiento le respondió
- Supongo que estaría bien recorrer un poco ese lugar, pero creo que fui lo bastante sincera cuando dije que mi única intención con este viaje es conocer a mi otra madre, saber si siempre me ha odiado o es que no tiene corazón latiendo en su pecho – declaró la menor con mucho dolor y rencor en sus palabras
- Bueno mi niña, si al final decides que quieres hacer ese recorrido conmigo, te estaré esperando.
- Gracias Andrea – respondio – tu has sido más una madre de lo que nunca la reina Lena podrá ser – al decir esto, se lanzó sobre la joven abrazándola muy fuerte, mientras que Kara al oir ese nombre reaccionó y vió a su hija junto a su gran amiga.
Algunas horas después, se hallaban en las colinas que anunciaban la entrada del reino Luthor; sorprendiéndose al ver una patrulla guardiana que les esperaba
- Alto ahí – habló un guardia – nadie tiene permiso de ingresar al reino Luthor sin permiso de su monarca, ¿Quiénes son ustedes? , ¡hablen ahora! – declaró con voz firme el hombre
- Por lo que veo, las cosas tiránicas no han cambiado mucho por este lugar – se hizo oir la voz inconfundible de la alfa – soy Kara Zor-el, reina de Kriptón , he venido en son de paz para hablar con su reina
- El soldado al oir de aquella rubia el cargo que poseía se quedó petrificado en su sitio, mientras sus demás compañeros en señal de sumisión bajaron sus armas y dieron espacio al cortejo kriptoniano que ingresaba a su reino – mil perdones reina Zor-el, no sabíamos de su presencia en nuestro territorio, le ruego me perdone la vida – rogo tembloroso el soldado, quien era un beta al parecer
- No es tu culpa joven soldado, pero si fueses más amable las cosas serían mejores, ojalá y ese rasgo tuyo cambie en favor de tu pueblo – hablo Kara con firmeza al hombre que sólo asentía avergonzado.
Sin mayor problema en el camino, el cortejo de Kriptón ingresó por las puertas del magnífico castillo Luthor, el mismo que no había cambiado en nada desde la ultima vez que la rubia estuvo allí, ver esa construcción le trajo muy malos recuerdos, llenos de dolor e impotencia de su parte, recordó cómo fue mancillada, humillada. Este nefasto lugar mató su alma y robó su inocencia, su pureza, pero como diría su padre, los años no pasan en vano.
- ¡Majestad!, mi señora, veo ingresar unos carruajes con un escudo de otro reino, pero no tienen audiencia con usted – vociferaba un hombre muy agitado de correr a dar el aviso a su reina
- Les he dicho mil y una vez que nadie debe ingresar sin mi consentimiento en nuestras tierras, pero siempre me desobede.... – no pudo terminar de hablar la reina, pues lo que vió heló su sangre
- Buenas tardes reina del imperio Luthor, he de suponer por su expresión que me recuerda, pues igual me presentaré, soy Kara Zor-el, reina del imperio de Kriptón y esta es mi hija – llamó a la niña que venía detrás suyo – la princesa kriptoniana Clara Zor-el, la heredera de mi imperio – dijo la rubia con orgullo
- Buenas tardes su majestad, he de suponer que no me reconoce, pero yo si tengo memorias suyas en mi mente y se perfectamente quien es usted mi lady – habló Clara con una voz suave, pero añadió – o debería decir ¿madre?
La gran sala del trono del imperio Luthor de pronto se vio sumido en un mortal silencio, en el que los nobles presentes, aristócratas y otros veian la escena sin dar crédito a lo que oyeron de la boca de esa niña, aunque viéndola a los ojos, no había duda del parentesco que declaraba la pequeña rubia.
Inmediatamente, Lena, quien quedó estupefacta al ver a aquella mujer a quien tanto daño había hecho y que tras su partida pudo reconocer que amaba más que a su propia vida; bajó de su trono y corrió al encuentro de ambas rubias, sin importarle la mirada de sus súbditos, se arrojó a los brazos de la rubia mayor, quien no se esperaba esta reacción.
- Reina Lena, ¿se puede saber qué está haciendo? – replicó Kara sosteniendo el cuerpo de la ojiverde, pero procurando alejarla lo más que podía, pues no quería lastimar a la reina en su territorio
- Kara, mi Dios, ¡has vuelto!, no lo puedo creer, tantos años preguntándome que ha sido de ti y estás aquí, de nuevo junto a mi – lloraba la pelinegra aferrándose a los brazos de su alfa, pues así la consideraba ella.
- Lena, escúchame, tenemos que hablar en privado – pidió Kara con voz suave a Lena – todos aquí nos están mirando y no he venido hasta este lugar para ser comidilla de nobles, asi que te pido que te alejes y hablemos como dos personas adultas – gruñó la rubia viendo como la otra joven se alejaba lentamente y algo apenada, para Kara esta conducta era extraña
- T-tienes razón Kara, vamos a mi despacho, necesito hablar contigo primero a solas – le pidió
- Bien, hablaremos; – luego dirigiéndose a su hija dijo – mi pequeña, debo hablar con la reina unos momentos, luego te llamaré para que tu puedas hablar con ella en privado, ¿esta bien?
- Si madre, yo te esperare mientras recorro el castillo – respondio Clara viendo a Lena fijamente
- Gracias mi sol – ahora hablándole a Lena – diríjame su majestad, la sigo
Caminaron por unos amplios corredores, Lena veía de reojo a Kara, su Kara. Vio que había cambiado mucho, ya no se notaba insegura, es mas , desprendia un aura de fuerza y confianza que hacía a su omega temblar; su porte, mucho más gallardo que hace tantos años, un rostro precioso, macizo, sensual, unos labios que moría por probar una vez más, pero en su interior sabía que luego de las novedades que le tenía eso jamás podría volver a suceder. ¿Por qué tuvo que ser tan imbécil en el pasado?...
Cuando llegaron al despacho, Lena le dio la bienvenida a este, tomaron asiento en los sillones Luis XV que decoraban la estancia; la rubia, quien hasta ese instante no había dicho palabra alguna decidió hablar y tomar la batuta de esta tensa conversación.
- Lena, han pasado muchos años, quiero que comprendas que no me hace ninguna gracia estar en tus tierras nuevamente, pero debía dejar mi orgullo de lado y atender los pedidos de mi princesa, por eso estoy aquí
- Kara, y-yo no sé que decirte, para mi es una sorpresa y una alegría inmensa el verlas a ambas, sé muy bien lo que te hice en el pasado y sé también que no me alcanzará la vida para enmendar mi error, pero te pido perdón por todo lo que sucedió, Kara, tu me preguntaste algo la ultima vez que estuviste aquí, antes de que tus padres llegaran y te respondí algo nefasto que no fue mas que una mentira de mi parte – Lena cogio la mano de Kara, quien renuente se dejó hacer – Kara, yo si te amaba, es más, te sigo amando desde el primer momento en que nos encontramos en ese bosque donde te perdiste, Kara yo...
- ¡No Lena! – estallo la rubia – tu nunca me amaste, porque a quien se ama jamas se daña, al menos no de la manera en que tu hiciste conmigo, me sodomizaste, me usaste, me ultrajaste, me quitaste las ganas de vivir, de luchar, tu me destruiste y yo te amaba; así que no me digas que aun me amas porque eso nunca ha sido ni será cierto – demando Kara a gritos, Lena solo podía llorar
- Kara, yo sé que hice mal, lo sé, ¡demonios si lo sé!, pero estaba mal, estaba enferma y llena de complejos y errores que sólo pagué contigo sin darme cuenta que por cada dolor que te infligía, también me lo hacía a mi misma. Kara, hay algo más que debes saber...
- Lena, yo no quiero saber nada sobre el pasado, por favor, solo estoy aquí por mi hija nad....
- Nuestra hija Kara – cortó la pelinegra – y me tienes que escuchar porque lo que tengo que decirte va a cambiar muchas cosas para ambos reinos Zor-el
- ¿Qué cosa tienes que decirme Lena?, ¿otra mentira?, ¿volverás a manipularme otra vez eh? – gritaba Kara acercándose cada vez más a Lena quien no retrocedia, viendo como la rubia se le pegaba mas
- Kara, la ultima vez que te poseí, te pedí que me anudaras, ¿lo recuerdas? – la rubia asintió – pues bien, dicho nudo tuvo sus resultados, Kara, tu y yo engendramos a otro hijo, Kieran, un varón de ojos cielo y cabellos negros como yo. Nuestro segundo hijo.
Para Kara, el entender lo que Lena le estaba contando era como una mala comedia, dos seres que tanto daño vivieron, trajeron al mundo dos poderosas razones que aunque lo quiera negar, las uniría de por vida; era como una realidad alterna, donde sólo eres espectador de las vidas de los demás y no puedes hacer nada para revertir lo que sea que pase, es una situación terrible.
¿Cómo le iba a explicar ahora a su hija que no sólo tenía una madre que la trajo al mundo sin amor, sino que fruto del ultimo ultraje que sufrió, ahora tenia un hermano menor?, estos y muchos pensamientos se agolpaban en su mente como corceles en una plaza romana de carreras.
- Kara, por favor, dime algo, lo que sea, te lo imploro – rogo Lena al ver que la rubia había quedado en shock con tremenda noticia
- ¿Por qué no me enteré de este niño en estos años?, ¿ porque recién hoy que te vengo a buscar por mi hija me lo dices?, ¡no te quedes callada, maldición!, ¡respóndeme! – sacudió Kara a la morena que solo lloraba desgarradoramente.
- K-kara, yo tenía miedo, c-cuando me enteré del embarazo t-tu ya estabas muy l-lejos de mi y yo necesitaba sanar mi mente y mi alma, se lo debía a todos, pero sobre todo al ser que crecía en mi interior; cuando fue el momento de dar a luz, todo se complicó pues mi omega te llamaba, te necesitaba para poderse controlar y traer al mundo a nuestro bebe, pero no estabas y no podía culparte por eso, yo te llevé a todo ello – sus lagrimas caian por sus mejillas, ya no tenia nada mas que esconder.
- Solo dime, ¿Por qué me hiciste tanto daño? ¿Qué hice mal? – pregunto la rubia como un susurro - ¿Por qué tuvo que ser asi?
- Kara, yo no estaba bien, cuando te encontré, solo crei que eras alguien que quedó a su suerte, eras un angel caído que llego a mi en un terrible momento de mi vida. Yo andaba metida en vicios, drogas, alcohol, mucho sexo; nunca nadie me importó, pero mis padres creyeron que dándome una fuerte responsabilidad como el reino de Luthor yo lograría cambiar y si, me enfrasqué en el imperio, pero nunca dejé todo lo demás; ahí es donde entras tu, cada vez que culminaba mis deberes, bebia y me drogaba hasta el hartazgo y pedia que te llevaran a mis aposentos, cual esclava, te sometía y en mi retorcida mente me decía que tu querias esto, que te gustaba así. El hecho de que fueras una alfa solo lo hacia mejor a mis enfermos planes, pues podía disfrutar todo de ti y como nunca te negaste, yo solo crei que te merecias todo lo que yo te daba o hacia porque después de todo, era la reina. Fui una estúpida, lo sé y no te valore.
- Me humillaste Lena, me lo quitaste todo, yo te amaba ¡maldicion!, hubiese hecho lo que querias toda la vida, porque te amaba, me olvidé de mi misma para ser lo que pedias, lo que exigias; pero las cosas han cambiado, aunque me jures que tu también lo hiciste, no te creo – declaro Kara con la voz más fría que Lena jamas le había escuchado
- K-kara, eso que significa, acaso tu...
- Lena, las cosas para mi son simples hoy en dia, yo se quien soy y lo que valgo, y para mi tu no vales nada, entiendes, no vales nada; si mi hija me trajo aquí, fue por respuestas y se las vas a dar, le contarás todo lo que ella quiera saber, le diras que tiene un hermano y por cierto, yo no crio hijos fuera de una unión, asi que Lena Luthor, prepárate para revivir mi historia en carne propia.
Cuando Kara declaró sus reales intenciones a la pelinegra, Lena solo pudo llorar, pues bien sabía que el hecho de que la rubia era su mate, la ponía en una posición de total sumisión y no podía hacer nada para cambiar este hecho, su omega la llamaba con desesperación mas aun al verla tan imponente y gallarda, como jamás lo imagino. Solo esperaba que su hija comprendiera sus motivos y no la castigue por sus decisiones.
- Buenas tardes reina Lena, como ya debe saber, soy Clara Zor-el, su hija negada – dijo la niña a su otra madre
- Clara, no sabes cuantos años he vivido arrepentida por no brindarte mi amor y protección, me duele profundamente el haberte lastimado y negado tu existencia, mi historia no ha sido fácil, pero tampoco pido me tengas clemencia pues sé que no la merezco. Hija – dijo la ojiverde con lagrimas en sus ojos – yo te amo y muy en mi interior desde que oi tu primer llanto supe que jamas podría amar a alguien tanto como te amo a ti, pero no supe ser la madre que merecias, al menos tengo la certeza de que Kara ha sido una excelente madre para ti y jamas te ha faltado cariño ni protección
- La verdad si me faltó, me faltó el tuyo madre, me faltó oir tu voz cuando una tormenta amainaba, cuando me cai y aunque mi mama Kara estuvo a mi lado, me faltaste, jamás sentí la calidez de tu pecho acogiendo mi cabeza luego de un mal sueño, no estuviste en mis primeros pasos, estando tan cerca mio, jamas te interesé; haces bien en no esperar mi perdón ni clemencia, pues no las tienes; quien sabe en el futuro te logres resarcir de tus errores, pero ahora solo quería darle un rostro a ese nombre que me ha rondado el corazón por años, haciendo que todo duela.
- Hija, tus palabras me lastiman como no tienes una idea, pero las acepto y reconozco todo el daño que te hice, sin embargo, hay algo mas que debes saber; Clara, tu tienes un hermano pequeño, el no es culpable de ninguna de las cosas que nosotras hemos pasado, tanto tu madre como yo no supimos de la otra hasta el dia de hoy y no hubo manera de contarles de esta verdad; si tu quisieras, podría presentarte a tu hermanito y quizá asi ustedes entablen una relación, solo si estas de acuerdo con ello – habló la morena a la niña
- ¿U-un hermano?, eso quiere decir que tienes otro alfa...
- No Clara, tu hermano es hijo mio y de tu madre, es tu hermano de sangre, por ambas partes, la historia de su llegada a nuestras vidas es realmente complicada y juro te la contare cuando seas mayor, pero Kieran merece conocer a su hermana, el es un niño dulce y muy amable, es parecido a ti.
- Quiero verlo, quiero saber de él, como dices, no tiene la culpa de sus actos madre
Asi fue como la reina Lena envio a su escolta a buscar a su hijo menor a sus aposentos, el niño al ser hallado, caminó junto al guardia y llegó a la sala del trono, donde pudo ver a esas personas extrañas, pero reconociendo sus propios ojos en los de la mujer rubia que lo veía con mucha atención
- Kara, Clara , el es Kieran, mi hijo – dirigiéndose al niño – Kieran, querido, ellas dos son la reina y princesa del reino de Kripton, tu hermana y tu madre
- Hola Kieran, es un gusto conocerte, hermanito – hablo Clara, acercándose al niño y tomándolo en sus brazos
- H-hola, mi nombre es Kieran, ¿tu eres mi hermana? – pregunto con dulce voz a lo que la otra niña respondio
- Si pequeño, soy tu hermana mayor, y la mujer rubia a mi costado es nuestra otra madre
- Hola Kieran, yo soy Kara Zor-el, tu madre, no supe de ti hasta hoy mi bien, pero si estas de acuerdo, quiero que nos conozcamos y seamos una familia unida, tu, tu hermana, tu madre y yo, ¿Qué opinas Kieran? ¿te interesa la idea?
- Y-yo, si quiero una familia, una familia grande, siempre he soñado con tener a mis dos madres conmigo, ¿verdad mami Lena?
- Si mi príncipe, siempre que te he hablado de tu mamá has querido verla y abrazarla, ahora está frente a ti, haz lo que quieras mi niño, tu madre estará para ti
Asi fue como Kieran se arrojó a los brazos de la rubia mayor, la misma que no pudo ocultar sus lagrimas al sentir esos pequeños bracitos que la rodeaban, su hijo era perfecto, fruto amargo de una situación terrible, pero el representaba todo lo bueno que ambas mujeres tenían para dar. Después de muchos diálogos y promesas, tanto reina como princesa kriptonianas se hallaban listas para partir a su tierra otra vez; con el acuerdo de que en un mes se cumpliría lo pactado entre ambas soberanas.
Lena tenia miedo del pacto que habían firmado horas antes, su vida cambiaria drásticamente pues ambos reinos se unirían por el bien de sus súbditos, pero a puerta cerrada, su omega pagaría caro el precio de las lagrimas y el dolor que le causó a su alfa. Aun a sabiendas de esta verdad, ella cumpliría con todos los designios de Kara, aunque para eso ella misma se tuviese que perder esta vez.
Flashback
- Lena, has entendido con claridad todo lo que debe suceder de ahora en adelante desde que nos unamos en matrimonio ¿no?
- S-si Kara, te debo mi completa obediencia y disposición a ti y solo a ti, no importa la hora ni el momento, menos el l-lugar, debo estar dispuesta a ti siempre – hablo la pelinegra entre tartamudeos
- Muy bien omega, vas comprendiendo – Kara se acercó a la otra mujer, la tomó fuertemente de las caderas pegándola a su ya notable erección – ahora, complace a tu señora y ponte de rodillas
La reina Luthor con lagrimas en sus ojos hizo lo que le pidió su alfa, pues jamas podría negarle nada; a su mente regresaron todos aquellos recuerdos de las conductas y torturas que ella misma infligió en la otra mujer, ahora era ella quien debía vivir en carne propia el infierno que le hizo pasar a la mujer de su vida
- Uhmmmm, asi mi omega, asi me gusta....lo haces bien; pero no quiero terminar en tu boca – de un rudo tiron puso a la morena de espaldas a su torno, le alzó el vestido en volandas y sin demora la penetró con rudeza, arrancándole un grito de dolor, que al poco tiempo se hicieron gemidos que llenaban de orgullo a la reina alfa – siempre tan estrecha, lista para mi, mételo bien en tu cabeza, eres mia y así te tomaré cuantas veces quiera ¿está claro? – gruñó la rubia tomando duramente a la otra mujer quien entre lagrimas de resignación pero a su vez de alegría por sentir a su alfa solo pudo responder
- E-esta claro mi alfa, c-cuando tu quieras, s-siempre seré tuyaahhhhh – los gemidos y el sudor se agolpaban en el cuerpo de Lena mientras sentía que su liberación se acercaba
Kara, enloquecida de deseo por ser ella quien ahora dominaba a la otra mujer, continuó embistiendo a la mujer, cuando notó que su orgasmo estaba cerca, quitó su miembro de su cavidad y de una poderosa estocada se volvió a enterrar en su interior, Lena, estaba en un nirvana permanente al sentir la fuerza y fiereza de su mujer y cuando alcanzó su climax, solo pudo gritar con todas las fuerzas que le quedaban el nombre de su alfa mientras sentía como ola tras ola su orgasmo demoledor la arrastraba a los confines de un abismo, abismo que ella misma se había encargado de abrir hace tantos años atrás.
Ella sabia que esto era solo el principio, su alfa no tendría piedad de su cuerpo ni de su alma, pero ella lo aceptaba , pues se lo debía.
Razón no le falto a la pelinegra en sus cavilaciones, pues Kara la tomó de todas formas y maneras que quizo durantes largas horas encerradas en el despacho real; cuando la rubia decidió que era suficiente por ese día, finalmente pudo ver al objeto de sus mas oscuros deseos tirada en el suelo, completamente exhausta y derribada, sin fuerzas ni para ponerse en pie; solo atinó a reacomodarse la ropa y retocarse los cabellos.
Al terminar su compostura, cogió a la joven Luthor y la depositó en uno de los sillones de despacho, vio que esta tenía los pechos y caderas llenos de hematomas morados y su área sensible estaba al rojo vivo; cuando vió lo que había hecho se maldijo por dentro, pues ella se juró jamás ser como la persona que la había lastimado tanto y ella lo hizo todo en una sola tarde.
Su mirada viajó nuevamente al rostro de la pelinegra, donde vio como unos cardenales rojos se veian en sus mejillas y la huella de las lagrimas que habían caído de aquellos ojos que siempre ha amado, pues tenia que admitir que aun con todo lo vivido seguía amando a esta mujer.
Limpió la nívea piel con extrema delicadeza, la arrulló contra su pecho cuando la hubo vestido otra vez; cuánto deseó Kara que las cosas hubiesen sido así desde el principio, pero la historia de sus vidas venía con una marca de propiedad y sufrimiento que ambas tenían que aprender a borrar con el tiempo.
Fin flashback
Por su parte Kara sabia que al tomar a Lena como esposa no era otra cosa mas que completar el circulo de odio que hace tantos años la pelinegra había formado, ahora le tocaba a la mismísima Lena concluirlo en su propia piel; quizá con los años y el amor de sus dos hijos pudiesen alcanzar el perdón y ser una verdadera pareja por el bien de los suyos y sus pueblos.
FIN
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La alfa perdida
FantasyKara de Kripton ve su vida cambie radicalmente al toparse con Lena de Luthor. Una alfa y una omega, dos destinos marcados por el dolor y la pena. Un solo camino por seguir, la fuerza y el valor.