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Para Frida kahlo
A pesar del señorío y la pulcra presencia, el dolor está presente.
La vida avanza en marcha militar y la convierte en generala de colores. Triunfadora de caballetes con municiones de talento. Disparos certeros de pólvora y arcoíris. Heroína de glorias, triunfadora momentánea de sonrisas.
Pero más allá del pincel, más allá de la mano, está el verse a sí misma convertida en un dolor disimulado frente a un mundo que nunca ha comprendido.
El boceto de vida no es el que trazó. Es urgente una transfusión de sangre con latidos de sí misma para sanar el sentimiento que la acosa hasta en el ombligo de la mente y la hace prófuga de sus propios días.
De no resultar la transfusión, será necesaria una fuga de tijeras en procura de un corte que la libere. Es un intento extremo por hacer alianza con la vida.
