Prólogo

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Creo tener todo en mi maleta, ropa para sobrevivir 2 meses, pero probablemente necesite regresar por más. Zapatos, solo 4 pares algo universal para el primer viaje, procurare tener más espacio para traer al menos dos más. Libros y laptop, cuadernos, lápices y plumas, mis fieles plumones.

Artículos propios también están ahí, tendré que dejar mi violín y esperar a que mi madre lo envié por paquetería, y probablemente las demás cosas también. No creo necesitarlo por ahora, las partituras no han sido fáciles para mí últimamente.

Papeles; pasaporte, acta de nacimiento, carta de recomendación, acuse de revalidación de materias, carta de permiso de estadía por un año.

Economizare espacio y aunque sé que llegare en pleno verano llevare una chamarra extra gruesa conmigo todo el viaje así estaré preparada para los fríos y no tendré que gastar mi dinero.

Sin darme cuenta estoy lista para irme, me quedo mirando a mi maleta esperando que en un momento de lucidez recuerde algo que olvide a tiempo

- ¿Lista para irnos? Tenemos que estar en el aeropuerto mínimo 3 horas antes para documentar todo

-Mmm.

- Solo checa que esa maleta no pase de lo permitido o deberemos pagar un extra por lo que se pase esa maleta-. Mi mama señala la maleta que tengo abierta aun enfrente de mí.

Creo que no olvido nada, pero aun así tengo una segunda oportunidad. Volveré en una semana ya que en un solo viaje me es imposible llevarme todo y faltan algunos trámites que debo seguir haciendo en México.

Checo por milésima vez mi celular, nada; bueno en específico nada suyo. Tengo 20 WhatsApp en mi barra de notificaciones, y cada mensaje igual que el anterior. "Te vamos a extrañar" "Disfruta tu nueva aventura" "No es un adiós, es un hasta pronto" "Nos vemos en el aeropuerto"

Cierro maletas, guardo mi Smartphone en mi bolsillo y me aseguro de tener mi pasaporte a la mano.

¿Para qué hago más larga la espera? Yo tome esta decisión y la tome muy consciente pero una parte de mi aun tan pequeña esperaba ser retenida un poco más.

Todo listo, maletas en la parte trasera del auto. Al ser bastantes yo viajo en el carro con mi hermano. Mis padres y mi abuela me acompañan pero ellos irán en el carro de mamá.

Llegando al aeropuerto todo sucedió como suelen ocurrir este tipo de situaciones; la chica que se va de intercambio a estudiar a Barcelona. Registre y documente mis cosas; la señorita del mostrador me dio mi pase de abordar y me explico que mi maleta llegaría hasta Barcelona que no tendría que ver por ella en la escala que se hace en Madrid.

Realmente todo estuvo lleno de lágrimas y abrazos, mis amigos más allegados de la universidad me alcanzaron para darme el último adiós, aunque ya habíamos hecho una fiesta de despedida el día anterior, realmente valore que ellos vinieran.

Nunca en toda mi vida me espere estar en este tipo de situación en especial por mis padres, creo que para ellos era más real que yo les dijera que iba a cambiar de carrera que el irme a estudiar al extranjero por mi cuenta. Y si por mi cuenta me refiero yo sola.

Una vez que ya pasé por los brazos de todos me doy la vuelta y comienzo a caminar hacia la fila de embarcación para entrar a las salas de espera.

Doy un último vistazo con la esperanza de ver algo o a alguien a lo lejos; y aunque sabia que ero no pasaría una pequeña parte de mi piensa que él puede venir retrasado.

Rápidamente desecho esa idea, pero no el deseode que eso pasara, así que comienzo a pasar los controles y sin darme cuentaque el tiempo esta vez fue mi aliado, estaba en el asiento R-12 esperando quemi avión despegara.

Otra vez el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora