《Se pueden vivir mil vidas, y siempre serás tú》
• Serie de oneshots Tododeku
♤ Personajes son propiedad Kohei Horikoshi
♤ Personajes OC por mi
♤AU's explicados en cada capítulo con sus respectivos créditos
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Islas Feroe. Dinamarca. 1844.
De pie, en el acantilado más alto en esas islas de roca volcánica. Con el frío apenas colándose bajo sus ropas, el viento frio y la brisa marina meciendo su cabello bicolor, junto a la densa niebla cubriendo a su alrededor parecen darle la bienvenida a su sitio favorito.
Le gusta estar aquí, observando la vida ir y venir entre varias especies que anidan en los alrededores como las aves marinas en su mayoría. Regresa a este sitio luego de alguna misión que ha sido especialmente... desastrosa.
Tan ensimismado en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando un bonito ejemplar de alca gigante –como llamaban los humanos- llegó donde él. Graznó para llamar su atención, parecía feliz de verlo. Debido a esto, Shoto sonrió débilmente.
Los humanos locales han estado cazando a estas preciosas aves, alimentándose de su carne y de sus huevos. Difícilmente las alcas encuentran un lugar seguro para anidar ya que no pueden volar. Lo sabe, esta especie no sobrevivirá por mucho más. La hembra graznaba alrededor de él para llamar su atención por lo que la cargó feliz.
—Parece ser que le agradas—Shoto volteó junto al ave en sus brazos, le sorprendió verlo—Y a ti también te agrada ella.
El recién llegado terminó por acercarse y contempló el mar un momento antes de hablar
—Sabía que podía encontrarte aquí—los ojos azules del otro se posaron en los ojos heterocromos— Siempre vienes aquí
—¿Algún problema?
—Ninguno en realidad, es solo que un par de metros abajo hay una aldea humana. Es peligroso que te vean con tu amiga en brazos y esta no salga corriendo
Shoto volvió sus ojos al ave, se estaba acurrucando y fue cuando decidió bajarla y dejarla ir. El ejemplar de alca no se movió y luego solo se fue
—No puedes salvarlas—Shoto frunció el ceño—No es tu trabajo y lo sabes
Mikaela entonces miró realmente al ángel heterocromático. El rubio sospechaba que estar en el campo de batalla conllevaría a su amigo a querer salvar a todos.
—¿Entonces de quién es? ¿Para qué somos creados si no es para ello?
—Todos nacemos con una tarea establecida, incluso los humanos. Si la siguen o no, es decisión suya. Y entre ellas es cuidar lo que el Creador les ha dado, porque todo esto es su deber.
El ángel bicolor resopló exasperado. ¿Qué es su deber dice? No se cuidan entre ellos mismos ¿Cómo van a cuidar algo tan valioso como sus alrededores?
—Los humanos son ambiciosos, codician todo aquello que pueden tener en sus manos y si no lo tienen lo arrebatan sin ver a quien dañan. ¿Es ''esa'' creación que tanto protegemos? ¿Realmente vale la pena resguardarlos? ¿Arriesgarnos?