Bitter Coffee [Kookgi]

5

El era tan sólo un niño inocente, cuando su padre habia tirado esa inocencia al abismo., nisiquiera sabia si le gustaban las niñas o los niños.

Al principio había empezado con la excusa de enseñarle algo nuevo, de llenarle de preguntas extrañas y tocarle con la excusa de si sentía algo el niño. Y al final terminaba cogiéndoselo justo en la cama matrimonial donde dormía con su esposa, la señora Min.

Nadie lo sabia.

Y nadie nunca se enteró de ello, nisiquiera la señora Min, el señor Min era muy cuidadoso y meticuloso con todo.

"Es un secreto" le decía al niño "y esto debes de prenderlo, agradeceme, te lo estoy enseñando, a cómo debes de hacerlo" y el niño quedaba atado a la cama, con la cinta apretando su pequeña boca y por ella escuriendo un pequeño hilo de saliba que pronto la almohada se empaparia de ella, su tracero alzado, sus piernas abiertas, sus ojos vendados, tal como le gustaba al señor Min., porque él era un maldito fetichista, un Maldito loco. Psicópata.

Desde su primera vez, desde que su propio padre inundó sus paredes con su prominente y gran polla, siendo Yoongi aun un niño de extremidades pequeñas aun en desarrollo y su padre un adulto y grande, por lo tanto un miembro viril grande y la sensación de su primera vez quedandose por siempre en el blanquezino, tanto el acto cometido, las sensaciones al cerrar los ojos, los sonidos morbosos, su propio cuerpo haciendo morbo al sentir el dulzor del orgasmo. Las cosquillas en su vientre y las múltiples sensaciones que Yoongi no podría describir en su momento y después de que los años habían pasado. Entre ellos estaba el odio y la confusión.

¿porque había permitido que eso pasará?

"Porque a tí te encanta, te encantaba todo lo que te hacia"
Era su voz, la voz del señor Min que siempre le perseguía cuando se hacía este tipo de preguntas.

Desde esa vez habia dado por hecho que a él le gustaban los niños y no las niñas. Mejor dicho los hombres. Y a tener una polla gruesa y dura metida en su tracero, lo hacía sentir en paz y lleno de alguna u otra forma. Aunque sólo fuera por unos instantes.

Ya a sus quince años Yoongi era incapaz de visualizarse con una chica, era algo imposible por más que su madre soñara con ello. Yoongi no podría tener a alguien más débil que él en sus brazos, ni mucho menos protegerla, cuando él mismo necesitaba protección y mimos.

"Eres débil"

Se lo repetia su padre cada que podía.
Los años que vivió en esa casa fueron convulsivos para Yoongi, a medida que pasaban los años, su padre descargaba más ira contra él.

Lo encerraba en uno de los cuartos o en la azotea, y ahí daba comienzo otra vez  a sus asquerosos fetiches, "es tu castigo por hacer las cosas mal" eran sus palabras. Y daba comienzo a sus más bajos deseos.

Las palabras en cada acto iban cambiando, a medida que el tiempo iba yendo y Yoongi se iba desarrollando, de mi "precioso bebe" pasó con el tiempo a "jodida puta zorra"

y así era como se sentía a veces cuando se acostaba con alguién.

Un jodido puto sin valor.

Y es que en eso había sido convertido.

Un jodido puto queriendo remediar su pasado pero centrándose en el problema y metiéndose en ella otra vez. En vez de simplemente olvidar o buscar alguna solución.

o quizá simplemente no quería olvidar nada.

A veces es simplemente difícil olvidar algo impactante que ha sucedido en tu vida, especialmente si se trata de alguna "primera vez"

Las primeras veces jamás se olvidan.

Y eso lo sabe de sobra Yoongi.

Quién busca los resquicios de esa sensación en cada embestida que Jungkook le proporciona.

En cada momento que sus ojos se encuentran y los gemidos inundan la habitación.

Es duro y cada embestida es sin piedad, como si el chico alto quisiera que Yoongi recordara este dia por el resto de su vida. Y sus labios lo besan como si quisieran dejar una marca de pertenencia en él. Unos actos mezcladas de brusquedad y pasión.

Si Jungkook pudiera ver la realidad.

Pero lo cierto era que esto sólo era una cita clandestina cualquiera.

Al final Yoongi se corrió, Jungkook estaba a punto de correrse sólo unas cuantas estocadas a ese lindo y redondo trasero y caeria del puto cielo.