Capítulo Único

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—Gracias por su compra.

Extendí la bolsa de papel hacia la chica frente a mí, la misma esbozó una sonrisa nerviosa y tomó rápidamente antes de irse.

—¿Por qué no le pediste su número? Se notaba desde la entrada que le atraiste.

—Cállate, ChanYeol.

Me dejé caer en la silla que se encontraba detrás del mostrador. Trabajar en una tienda de ropa no era mi sueño de la infancia, pero tampoco estaba tan mal.

—Nunca te he visto saliendo con una chica, Ten.— El más alto se acercó, apoyando su cadera contra el mostrador.—Deberías darle una oportunidad, aunque sea.

Lo único moleste de trabajar en una tienda de ropa, era mi compañero.

ChanYeol me repetía diariamente que tenía que salir con alguien, que aceptará las propuestas de las chicas que venían a la tienda, que saliera de fiesta un día. Aunque dudaba sobre la idea de conocer al amor de mi vida en un bar.

—Yo soy feliz estando solo.— Fruncí el ceño y me crucé de brazos.—No lo necesito, no quiero estar amarrado a alguien.

—Eso lo dices porque nunca has estado en una relación.— El sonido de unos pasos dentro del lugar llamó su atención, por lo que el más alto se separó del mostrador para caminar hacia los clientes.—Sal conmigo hoy, seguro puedes conocer a alguien que te llame la atención.

—No quiero.

—Piensalo, Ten.— Me esbozó una sonrisa antes de alejarse.

«No pienso ir a ese lugar.» Pensé.

(...)

«Maldición.»

Revisé por última vez mi teléfono. El mensaje de Yeol diciendo que se le iba a hacer tarde fue enviado hace media hora todavía no llegaba, moví mis pies de atrás hacia adelante y apoye mis codos en la madera de la barra.

—¿Me sirves algo para relajarme?— Le pedí al bartender que se encontraba del otro lado, limpiando algo.—No sé si existe algo así.

El hombre rió levemente y se dio la vuelta para tomar unas botellas con líquido de colores.

«Excelente, primera vez que aceptó salir con ese idiota y me deja plantado.» Bufe molesta mientras seguía con mis ojos al hombre que mezclaba mi bebida. Cuando la sirvió en un vaso, saqué mi cartera con intención de pagar.

—No, no es necesario.— El de cabello castaño se recostó contra el mueble a su espalda.—Eres el primero que no me grita está noche, corre por mi cuenta.

Alze una ceja mientras miraba el interior de la bebida, no le había puesto nada extraño que hiciera que encontrarán mi cuerpo en una cuneta en tres días, así que le di un pequeño sorbo. Sorprendentemente, mi garganta no ardió y el sabor dulce alegró mis papilas gustativas.

—¿Esta bueno?—Asentí a la vez que llevaba el vaso nuevamente hacia mis labios.—Genial, es una bebida nueva. La llamo, "Alive."

Abrí los ojos para acto seguido esbozar una sonrisa. —¿Estas experimentando conmigo?

—Tal vez.

Dejé salir una carcajada mientras daba un último trago, dejando el vaso sobre la barra.

—No te ves muy feliz para estar en un bar. ¿Te han dejado plantando?

—¿Se nota tanto?— Una risa amarga salió de mis labios.—Se suponía que tenía que llegar hace una hora.

The Art of being alive|Ten|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora