Capítulo 1 - El caballero y la maga.

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CAPÍTULO 1 — El caballero y la maga.

— ¡A la carga! — Gritaron.

En lo más profundo del bosque blanco dentro del reino Nix, con el primer rayo de luz del día cuatro caballeros montados sobre sus respectivos caballos salieron cabalgando a toda velocidad tras un puñado de jabalíes que aventaban todo lo que estuviese a su paso, cada uno con un listón de diferente color colgando de una de sus orejas. Al toparse con la entrada principal del bosque los jabalís se dispersaron y fue entonces cuando la competencia inició.

El color verde y rojo fueron capturados por dos caballeros pelirrojos, el caballero de cabello negro lanzó su flecha al mismo tiempo que su caballo se tropezaba y tras la caída se percató de que logró su objetivo... ¡El jabalí fue capturado! por suerte el golpe fue amortiguado por la nieve. El cuarto Jabalí de color blanco intentó perder de vista al caballero de cabello castaño y por unos instantes lo consiguió al mezclarse entre unos arbustos pequeños que se encontraban en la orilla de una cordillera, más adelante vio que había una cueva así que alistó su arco y apunto hacia la entrada y como bien predijo... el jabalí salió de entre los arbustos a meterse rápidamente a la cueva y antes de poder entrar la flecha de plata le alcanzó.

— Ja, ja, ja. Casi se te escapa. — Gritó el caballero de cabello negro

— ­Impresionante como siempre John. — Contestó sarcásticamente el caballero de cabello café.

— ¡Cállate! Tienes que admitir que esa caída fue sobrehumana. ¡Le di justo antes de caer! — Exclamó John mirando al cielo.

— Ja, ja. Disfruten su victoria mientras pueden caballeros... que nosotros hemos sido los ganadores de esta cacería. — Bramaron los pelirrojos.

— Así es... hermano. — Contestó el otro gemelo.

Cuando llegaron los pelirrojos los otros dos caballeros se voltearon a ver bastante confusos.

— ¿Ustedes fueron quienes capturaron los primeros jabalís? — Preguntó John el castaño.

— ¡Sí! — Contestaron al unísono.

— Entonces... ¿Ya fueron a registrarse? — Preguntó el caballero de cabello negro.

— Sí. Hemos llevado los jabalís a registrar en cuanto los capturamos, pensando que estábamos en segundo lugar. — Dijo uno de los pelirrojos.

— Cuando llegamos nos hicieron toda la ceremonia de celebración por ser los primeros en llegar. ¡Fue increíble! Debo admitir que se siente bien.— Contestó el segundo pelirrojo.

John estaba bastante confundido... no podía entender que estaba pasando. En esta clase de cacerías en vez de competir entre los cinco caballeros para ver quien queda en primer lugar, competían entre los cuatro caballeros de plata: John Catriver el caballero de cabello café, Leo Lightelf el caballero de cabello negro, William y George Runnerelven. Lo hacían entre ellos porque año tras años desde sus primeras cacerías siempre ganaba el famoso caballero de armadura blanca, era solo cuestión de minutos para que él gritase que ha sido el vencedor otra vez. Pero esta vez... todo estaba cambiando. ¿Dónde está el caballero de armadura blanca que siempre gana?

— ¿Dónde está Christopher? — Preguntó John.

QUINCE MINUTOS ANTES...

— ¡A la carga! — Gritaron.

En lo más profundo del bosque blanco dentro del reino Nix, con el primer rayo de luz del día cuatro caballeros montados sobre sus respectivos caballos salieron corriendo a toda velocidad tras un puñado de jabalíes que aventaban todo lo que estuviese a su paso, cada uno con un listón de diferente color colgando de una de sus orejas. Al toparse con la entrada principal del bosque los jabalís se dispersaron y fue entonces cuando la competencia inició.

El caballero de armadura blanca tenía en la mira al jabalí de color morado, cuando cruzó la puerta principal lo perdió por unos minutos.

— ¿Dónde se metió? – Murmuraba.

Durante cinco minutos cabalgo a paso lento desde la entrada del bosque, conforme avanzaba vio como los gemelos capturaron los primeros jabalís y rápidamente cabalgaron de regreso a la entrada.

— ¡Rayos! ¡Esta vez me han ganado! — Gritó.

Siguió cabalgando cada vez más profundo del bosque y vio como Leo salió volando de su caballo y aun así logró su captura.

— Estás loco... ja, ja. — Murmuró.

Más adelante estaba John buscando entre los arbustos a su jabalí, el caballero blanco tenía intención de acercarse a él y decirle que se rendía esta vez... pues según él no este no era su año. Pero cuando se estaba acercando, a lo lejos se percató de un pequeño destello de luz verde.

— ­¿Qué ha sido eso? — Murmuró asustado.

Se puso en marcha con dirección a la luz verde.... y cuando llegó a la ubicación en donde había visto la luz esta ya había desaparecido.

— Yo sé lo que vi... no estoy alucinando. —

Él se bajó de su caballo y empezó a revisar esa zona. Era la primera vez que se introducía en lo más profundo del bosque, pues estaba prohibido por el rey Blanco, aquel que no obedeciera sería encerrado en la prisión del castillo de por vida.

— Solo un vistazo y nos vamos de aquí Fígaro. — Intentaba calmar a su caballo, que al parecer estaba muy inquieto.

El caballero caminó entre un par de árboles que parecían estar amarrados entre sí y al pasar por debajo de ellos la luz día se había ido y Fígaro desapareció, era como si alguien hubiese apagado una vela... no se podía ver nada, pues era de noche y había luna llena. Así que dio unos pasos atrás y... ¡La luz del día estaba de vuelta!

— ¡¿Pero qué...?! — Exclamó.

Fígaro seguía donde lo había dejado hace un minuto. Así que tomó la rienda del caballo y se introdujo de nuevo a ese espacio oscuro... una vez dentro siguió caminando bajo la luz de la luna, entre los árboles y con Fígaro a su lado... un poco asustadizo pero lo iba calmando. Ya a unos cuantos metros de la "entrada mágica" comenzó a llamarle, pudo verse una luz.

— Una cabaña... ¿Aquí? — Estaba demasiado confundido.

Recapacita Chris... esto podría ser algo malo. No es momento de andar de valientes. Nadie sabe de esto.... Podemos escapar y hacer como si no hubiésemos visto nada.

Intentaba regañarse para apagar ese espíritu de aventurero. Pero no lo consiguió... así que siguió caminando hacia la cabaña y un ruido empezó a sonar cerca de donde estaban.

— Ese sonido... ¡El maldito jabalí! — Susurró.

Dio la vuelta y ahí estaba escondido en un arbusto, al parecer se atascó. El listón estaba enredado en una rama y el animal estaba jalándose la oreja para safarse... así que el brillante caballero aprovechó la oportunidad y se preparó para apuntar con su arco y ¡Bam! soltó la flecha. Unos segundos más y estaría listo su objetivo y el premio del primer lugar nuevamente sería para él.

Pero la flecha fue rota a medio camino, una chica de cabello rojo como la sangre apareció sujetando la flecha en su mano derecha.

— ¡Tú! ¡¿Cómo te atreves?! — Gritó el caballero.

— ¡Expulsio aeris! — Gritó la chica alzando un báculo blanco del cual salió una luz morada.

Una ráfaga de viento mandó a volar al caballero este choco contra la pared de la cabaña y cayó sentado.

¡¿Ella puede usar magia?! – Se asustó Christopher

— Vamos amiguito... ya puedes irte. — La chica desatoró el listón y el jabalí salió corriendo perdiéndose en el oscuro bosque.

— ¿Quién rayos eres? — Preguntó Christopher intentado ponerse de pie.

— No es de tu incumbencia. En unos segundos no existiré para ti. — La chica comenzó a acercarse a él.

— Clare memorie part... — La chica se desmayó antes de poder terminar la frase.

— Bendita suerte! — Christopher se levantó y corrió hacia donde estaba Fígaro.

— Será mejor que me vaya de este lugar. — Mumuró.

La reina blancaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora