De pronto me hallo conduciendo mi VW escarabajo a mucho más velocidad de lo que puede soportar mi "Herbie". No tengo la más pálida idea del porqué de haber aceptado algo que no tiene nada que ver con lo que quiero. Yo aspiraba a un empleo que me permitiera disponer de un tiempo prudencial para acabar de una maldita vez mi licenciatura. ¿Qué es lo que he aceptado? "En caso que te seleccionen el empleo requiere de disposición full time. ¿Estás dispuesta a eso, Iara?" Como una boba asentí. Claro que lo hice después de saber que la plaza de asistente era nada más ni nada menos que para Alan Dreser. "Iara, ya estás grandecita para eso", me digo amonestándome. ¿A qué voy?
Alan Dreser. Imagino sus ojos azules. El poder de su atracción radica en su mirada. En la seguridad y el magnetismo que emana de su personalidad en cada programa de TV que aparece. ¡Y qué apuesto luce en las fotografías de las notas en revistas y periódicos! "No seas tonta, Iara, Alan Dreser jamás se fijaría en ti, él sale con modelos y tú eres del montón. Y además eres una niña", sigo diciéndome pero paradójicamente el deseo de trabajar para él me tiene hecha una tonta.
Menos mal que le he instalado a Herbie un GPS, para esta ocasión me viene de maravillas. Lo cierto es que jamás he ido para la zona del pueblo de "Los Robles" y menos aún más allá. Suena mi móvil. Miro la pantalla y es Mariana. No debería tomar la llamada mientras estoy al volante así que me salgo del carril y aparco en la senda para emergencias de la autopista del norte.
—¿Iara? ¿Por qué no me has telefoneado? ¿Cómo te ha ido en la entrevista?
No sé porqué me sorprendo. ¿Acaso no conozco a Mariana? Sé que me estoy perdiendo tiempo de luz natural, pero estoy muy nerviosa y necesito compartir con mi mejor amiga.
—Me ha ido bien. Me has pillado conduciendo.—¿Conduciendo? —Debo de ir a una entrevista a una hora de "Los Robles". —Y se puede saber a santo de qué?—La propuesta laboral que me han hecho es por esa zona.—¡Iara! ¿Pero no querías el empleo para terminar la uni? ¿Cómo harás para ir a clases? ¡Te la pasarás viajando!—El empleo es un reemplazo a la asistente de Alan Dreser.—¿Qué has dicho, Iara? ¿Alan Dreser, el escritor?—El mismo.—¡Oh, Iara! ¡Condenada sea tu suerte! ¡Ahora comprendo!—No es correcto lo que estoy haciendo pero al menos quiero conocerlo, aunque no acepte el trabajo.—¿Pero qué dices? ¡Las oportunidades en la vida se presentan sólo una vez, Iara! —¿Qué me quieres decir?—¡Que te den, Iara! ¡Mira que eres mojigata! Te digo que ahora mismo la uni ha dejado de ser prioridad en tu vida. ¡La prioridad es Alan Dreser! ¡Ay si yo tuviera la oportunidad de una entrevista con él! —¡Mariana! ¡Eres una inmadura! ¿Acaso crees que él se fijaría en mí?—Amiga, si vas con esa actitud de perdedora seguramente... ¡No! ¡Debí de haberte dado un curso de autoestima hace mucho tiempo!—¿Mariana, entonces piensas que no es una locura lo que estoy haciendo?—¡Claro que no, Iara! ¿Y cómo te organizarás con los viajes y con la uni?—Es que no hay viajes.—¿No hay viajes? ¿De qué va eso?—Me han dicho full time. Pero no temas, seguramente el señor Dreser reciba a varias aspirantes, y luego realizará una selección. Por ahora no tengo que preocuparme de eso. Pero deseo tanto verlo...—¿Y en caso de que te elija a ti, qué es eso de que no hay viajes?—No estoy muy segura. Me han dicho que es full time.—Tienes razón, Iara, no te preocupes ahora de eso... concéntrate en verte bonita y segura de ti, ¡no todos los días una tiene una entrevista con Alan Dreser!—Mariana, debo de colgar, porque debo llegar pronto.—Ok, mantenme al tanto, ¡qué chula, como quisiera ser tú!
Colgamos, enciendo el motor y me vuelvo a la autopista. Las sombras se han extendido, maldición, está cercana la hora del crepúsculo. Ya debería de estar llegando a "Los Robles" y aún no he recorrido ni veinticinco de los cien kilómetros de la distancia. Le exijo más a Herbie de lo que puede el pobrecito, pero es que llevo mucho retraso. Me tranquilizo, la autopista del norte está muy bien señalizada, no tendré problema al menos hasta llegar a "Los Robles".
Finalmente, luego de conducir los kilómetros necesarios, un cartel verde dice "Bienvenido a Los Robles". "Que no te pille la noche en el camino" me había dicho la mujer de la agencia, saco de mi bolsa un pequeño mapa que ella misma me ha dado. Ingreso las coordenadas en el GPS y se despliega un mapa con un camino sinuoso. Me pongo en marcha de inmediato dejando atrás el pueblo de "Los Robles" para adentrarme en un tupido bosque. "Siga dos kilómetros y vire a la izquierda", "Tome el próximo sendero", "Prosiga treinta kilómetros".
No tengo ni idea de donde me encuentro. Siento como si las sombras larguísimas de los árboles fueran a caer sobre Herbie. ¡Maldición! Ya es más que la hora del crepúsculo, y el sol acaba de ocultarse. "Que no te pille la noche en el camino"... la mujer de la agencia había insistido mucho con el asunto.
"Vire a la derecha", sigue hablando la mujer del GPS, y yo acatando rigurosamente sus instrucciones. "Prosiga veinte kilómetros" , estoy a merced del aparatito, por momentos quisiera que la mujer se saliera de dentro y se sentara en asiento del acompañante de Herbie.
Cada vez se va poniendo más oscuro, ruego a Dios que la batería no se me agote, que el motor no me falle, "Prosiga veinte kilómetros" , "Vire a la izquierda". Suena mi móvil. ¡Mariana! ¡Gracias a Dios que me llamas! Pero la ilusión se termina antes de comenzar, miro la pantalla, y es un número desconocido. Seguramente es la mujer de la agencia, le deben de haber telefoneado acerca de mi tardanza.
—Iara Arce. — La voz no podría ser más intimidante. —Soy yo.—No me gustan las personas impuntuales. — ¿Quién será? Seguro de la agencia. —Lo siento, me ha pillado la noche. — "Que no te pille la noche en el camino" me había dicho la mujer.—No me gustan las personas impuntuales, pensé que lo tenías claro.— dice haciendo caso omiso a mi disculpa. —Estoy cerca, llegaré en quince minutos — arriesgo a la vez que aguardo la voz de la mujer del GPS. Lo último que ha dicho es "Vire a la izquierda". —Vire a la derecha. Maldición. ¡Habla,señora del GPS! Nada. ¡Dime hacia dónde debo de ir!"Vire a la derecha", La voz proviene del GPS, pero se trata de una voz de hombre, grave, ¡es la voz de mi móvil! "¡Vira a la derecha!"Me pongo al móvil.
—Ya he virado. —respondo.
—Has desobedecido, Iara —dice "La Voz". Me estremezco, estoy aterrada, mierda; ¿dónde me estoy metiendo? ¿Y si se trata de un ardid? Vuelvo a estremecerme, siento un calor que me abrasa, un ardor que me duele. "Es solo una voz", me digo. ¡Es la voz más grave y excitante que he escuchado en mi vida! No sé si tengo miedo u otra cosa. "¡Basta Iara, estás varada en la mitad del bosque y ya es noche cerrada!", me regaño.
"Prosiga veinte kilómetros" vuelve a hablar la mujer del GPS.—Prosigue veinte kilómetros —dice "La Voz".
¿Qué está sucediendo aquí?
"Has desobedecido, Iara", dice la mujer del GPS.
¡Oh! ¿Qué le han hecho a mi GPS? ¿Dónde estoy metida? Viro en "U", debo de huir. Fondeo el acelerador de Herbie, oh, Dios. Mi suerte no podría ser peor. Una tormenta se avecina.
"Has desobedecido, Iara, no intentes escapar, tenemos tus coordenadas" , dice la mujer del GPS.
No tengo escapatoria. Viro nuevamente en "U". —Buena chica —dice "La Voz".
¡Por Dios! ¡Esa voz me está enloqueciendo! Siento la entrepierna mojada. ¡Oh! Estoy perdiendo el control. Me dijo él que prosiga veinte kilómetros. Se descuelga la tormenta. Van cayendo árboles, oh, Dios, necesito llegar a donde quiera que sea.
A lo lejos diviso una colina y se aparece una residencia señorial, un suntuoso palacete. Supongo que he llegado a destino.
—Prosigue la senda asfaltada —dice "La Voz".
El bosque ha desaparecido, conduzco por una senda bordeada de cipreses. "Avanza hasta el muro", dice la mujer del GPS.
Obedezco las instrucciones y me topo con una verja de hierro. Y las puertas se abren solas. "No tienes escapatoria, Iara" , dice la mujer del GPS.Avanzo. —Buena chica —dice "La Voz" y se corta la llamada.
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Escrúpulos
RomanceUn hombre que no sabe de escrúpulos. Un hombre al que todos temen. Un hombre a quien nadie le dice "NO". Un hombre sin emociones. Un hombre perverso. Un hombre sádico. Un hombre peligrosamente atractivo. Un hombre que no se detiene ante nada... ...