Comisaría

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—Vamos a ver, Horacio, ¿cómo que le gusto? 


Estaban en el despacho de Volkov en el segundo piso, después de su lamentable confesión; culpa de Gustabo. Tratando de pensar en qué palabras usar para evitar su inminente rechazo. No era tonto, se había dejado llevar por un impulso y no estaba preparado para que hicieran añicos su corazón tan pronto. Ya suficiente había pasado con haber estado en el hospital con dos balas en las piernas.


—Pues eso, comisario. Que usted me gusta. —Prefirió repetir, tragándose los nervios, a pesar de que estaba bastante seguro que el comisario Volkov le había escuchado la primera vez.


De nada le servía hacerse el tonto ahora. Lamentaba no haber aceptado su invitación a beber algo y poder decir las cosas con más calma, aunque seguía pensando que debía haberse dado a la labor de conocerlo mejor, antes de soltar esa improvisada declaración.


Volkov mantuvo una expresión bastante neutral a pesar de tener los brazos cruzados. Cosa que Horacio agradeció de sobremanera, porque no sabría cómo sobrellevar un evidente desprecio. El comisario parecía querer que continuará con alguna explicación, pero ante el silencio que se prolongó durante unos instantes, prefirió poner su interrogante en palabras.


—¿Y podría saber que le gusta de mí? —cuestionó con genuina curiosidad—, porque hasta donde recuerdo, no nos conocemos prácticamente nada —acotó con un tono de voz neutro que solía usar cuando algo le daba igual, pero debía ser formal.


Después de haberlo escuchado hablar así unas cuantas veces con otros alumnos, Horacio no se lo tomaba tan mal. Era mejor eso a que le respondiera con sarcasmo o molestia. De esta forma solo parecía tratar de ser condescendiente.


Pero siempre era difícil suponer lo que estaba pensando el comisario.


—Si lo que quiere saber es si me gusta físicamente. Pues claramente, usted es increíblemente atractivo —respondió sin preámbulos. Mordió la parte interna de su mejilla al considerar que esa no era la mejor respuesta, por lo que continuó—, pero no es únicamente eso lo que me gusta de usted. Me gusta lo que conozco de su forma de ser, de actuar, el cómo es conmigo. —Jugaba nerviosamente con sus dedos, tratando de buscar una mejor forma de expresarse—. Es algo difícil de explicar. Mi corazón se acelera cuando está cerca, cuando me felicita por un buen trabajo, o cuando ha aceptado abrazarme a pesar de no conocernos tanto. Me muero por conocerlo mejor, nunca pensé que me interesaría tanto en alguien más.


Se negaba a hacer contacto visual con Volkov. Al cabo de unos segundos, la falta de respuesta le incentivo a alzar la mirada.


No podía ver mucho de su expresión por las gafas de sol que llevaba, pero parecía estar menos tenso que antes. Incluso había bajado los brazos, apoyando las manos en el borde del escritorio de la oficina. Que se relajara en esta situación, solo le hizo sentir más nervioso. Estaba claro que ya se esperaba algo así.


—A ver. Yo no estoy en una situación en la que pueda aceptar relaciones sentimentales. Por mi cargo de comisario, tengo una diana en la frente todo el tiempo y no tengo, ni el tiempo, ni la cabeza para poner en riesgo a nadie por mi culpa. Ni siquiera creo que pueda aceptar a nadie en ningún momento porque eso no es una prioridad para mí —respondió finalmente el comisario.

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⏰ Última actualización: Aug 24, 2020 ⏰

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