Masaje - Namseok

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Hoseok estaba algo nervioso.

Nunca había hecho un masaje a nadie antes.

"——Él es realmente lindo.— Hoseok dijo a su mejor amigo, Taehyung quien lo escuchaba fastidiado."

"—Si, si. Ha de estar cansado...¿Por qué no...combates su cansancio? ¿Mhm, que te parece?— el astuto amigo suyo ya había planeado como quitarse de encima la cara bobamente enamorada de Hoseok. Lo que el menor insinuaba era un masaje, su hermana mayor los practicaba y eran mágicos para el cansancio y el estrés, según ella."

"—Oh, no lo sé. Podría...¿intentarlo?"

Y por no alargar mucho lo que pasó (y el cómo terminó yendo a la casa de su amor platónico, Namjoon ) el muchacho deportista encantado aceptó.

Ahora estaba camino a su departamento.

Se había vestido con unos jeans cortos y una camiseta verde claro que era holgada, sus tenis favoritos de color negro y una mochila donde llevaba lo que necesitaría luego; más específicamente crema para masajes, una toalla y algunas velas aromáticas.

Salió un poco más temprano de la hora acordada para caminar a paso lento y tal vez pasarse un rato por la antigua biblioteca que estaba hacia donde iba, para su suerte.

Se detenía de vez en cuando a mirar los puestos torpemente montados de artesanías, comida o también tiendas de conveniencia.

—Ah, hace mucho no venía a la biblioteca.— habló para sí mismo entrando dentro del lugar y quedar maravillado ante la cantidad de libros.

Sin lugar a dudas Hoseok era un lector aficionado de la literatura clásica, novelas, suspenso y novelas policíacas. Aunque también le gustaban las novelas eróticas, no tanto, ya que en su mayoría los protagonistas eran heterosexuales, y él; digamos que no "tiraba" específicamente hacia esa orientación.

Decidió leer un libro de Julio Cortázar, un autor extranjero, del cual sus libros eran casi imposibles de encontrar traducidos al coreano, pero esta biblioteca lo tenía todo; y justamente por eso era que cuando con su tía visitaba la ciudad podía pasar el día entero allí con la nariz metida entre las páginas de libros polvorientos.

Luego de un rato de recorrer el mundo imaginario que había creado el autor recordó la hora y salió casi corriendo, sin embargo apenas a unas cuadras de allí divisó a Namjoon, con una bolsa de supermercado en su mano.

Corrió hacia él y lo saludó, el menor correspondió a su saludo sonriendo a la par que mostraba sus preciosos hoyuelos, haciéndolo sentir un calor en sus mejillas, cruzaron la calle y caminaron entre charlas innecesarias hasta estar parados frente a la puerta del departamento del más alto, quien giraba la llave dando paso a su hogar.

—Perdona si ves algo de desorden, adelante.

Al contrario de lo que el menor dijo el piso, muebles, sillones y técnicamente todo estaba impecablemente limpio y ordenado, el lugar era acogedor y tenía un estilo medianamente minimalista.

Sin lugar a dudas era tan grande y espacioso que ni siquiera en sus sueños podía imaginarse que algo así fuese su casa.

—Permiso.— pasó adentro del departamento, se sacó sus tenis para luego ser guiado a lo que probablemente sería la habitación del menor.

—Me cambiaré de ropa un segundo y comenzamos, sientete cómodo.

Hoseok asintió sacando las cosas de su mochila y acomodando todo, encendió las velas aromáticas, extendió la toalla color beige en el somier y sacó la crema. No mucho después salió Namjoon, con una toalla puesta en su cintura y otra alrededor de su cuello.

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⏰ Última actualización: Oct 15, 2023 ⏰

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