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En un lugar donde habita la paz, en donde el viento sopla tan suave que envía miles de escalofríos a mi ser cuando acaricia mi piel, cuando susurra a mi oído las palabras de la tranquilidad; pero aquello no era lo que invadía mi pecho. Aquella vez las lágrimas se escapaban sin permiso de mis orbes, mis manos temblaban y no por las bajas temperaturas, el aire se iba de mis pulmones, me sentía tan miserable, como si mi corazón se hubiera apagado.
Ahora, he vuelto a ese lugar, en donde respiro con tranquilidad, en donde mi corazón late a mil por minuto en solo pensar en aquello que me da cientos de sonrisas diarias, quizá no soy lo suficientemente bonito, pero aquello me hace sentirme con la flor más hermosa apreciada por la vista humana, con el pequeño detalle que esta persona no me mira con sus ojos; me mira con su alma. Haciéndome sentir tranquilo, haciéndome sentir seguro, como si en sus brazos nada fuera a pasarme, tan puro como el primer amor de un niño, así es esto. Cuando mis manos heladas acarician sus cálidas mejillas envía esa calidez a todo mi ser, llevándome hacia la nubes, sin dejarme caer de picada, devolviéndome a la tierra con suavidad y despertándome con besos para convertir mi hermoso sueño en realidad. Cuando abro mis ojos, finalmente estoy en mi lugar feliz, respiro con tranquilidad y aunque la temperatura sea la más baja, en mi pecho siempre estará esa calidez que me hace sentir vivo.

Stupid poetry | Escritos |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora