Capítulo 1: René

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Me levanté temprano. Miré el móvil y tenia un mensaje de Luce.

-No olvides llevar ropa para mañana.

Casi lo olvidaba. Era el último día de clases y me iba a quedar a su casa a comer.
Metí mi conjunto favorito en la bolsa de gimnasia y desayuné rápidamente.
Por el camino no pude evitar pensar en Carlos. Lo odiaba, pero cada vez que me hablaba me ponía tan nerviosa que no podía disparar palabra.
Luce me estaba esperando en la puerta.
-Me tenías preocupada, ¿por que no contestaste a mi mensaje?
-Lo siento, me quedé dormida...
-No pasa nada. Solo espero que te lo hayas traído... ¡Genial!- Dijo mirando la bolsa de gimnasia.

Subimos a clase. Al entrar estaba Carlos en la puerta.

-Osia que fea.- Dijo.

-Ostia que gilipollas.-No pude soportarlo. No podía aguantar más a ese niñato.

Me fuí hacia mi mesa y Luce se estaba riendo.

-¿Se puede saber de que te ríes?- Le pregunté malhumorada.

-Le has dejado sin palabras. Ya era hora de que alguien le cortara el rollo.

En esos instantes llegó el profesor.

-¿Qué pasa aquí?

-Nada, que a esta niñata se le han subido los pañales a la cabeza.-Dijo en un tono de voz que no soportaba.

-Ah. ¿Ahora es a mí a la que se le suben las cosas a la cabeza?. Acuéstate.-Notaba como mis mejillas se iban calentando, de la ira y la expectación de mis compañeros.

-Los dos fuera. Al pasillo. Es el último día pero me da igual. Cuando aprendais a comportaros, entraréis.

Los dos salimos afuera. Pasaba el tiempo y ninguno de los dos hablaba.

A la media hora me preguntó:

-Oye, ¿qué hora es?

-Las ocho y media.

-René, ¿por qué te caigo tan mal?-Me sentí un poco culpable, tampoco me había hecho nada para que yo le tratara así...

-Eres un poco creído.- Contesté, cortante.

-Habló. Oye, no me quiero llevar mal contigo. ¿Empezamos de 0?

En realidad sentía algo por él. Algo así como una mezcla de odio, compasión... En el fondo me gustaba.

-Vale.

Estuvimos hablando un buen rato, incluso nos reímos. Media hora después salió el profesor. Estábamos más cerca el uno del otro, hablando.

-Veo que habéis hecho las paces. Entrad.

Entramos y Luce me preguntó qué había pasado. Lo odiaba con todo su ser, aunque no lo reconociera. Solo le dije que habíamos empezado de cero.

El profesor se despidió de nosotros y comenzó a repartir los boletines. No estaba nerviosa, sabía los resultados. Nunca se me habían dado mal los estudios.

Luce había suspendido 2, no tendría que estudiar mucho durante el verano.

-Muy bien chicos, que tengáis unas felices vacaciones. Podéis iros a casa.

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