Capítulo 3: René.

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La madre de René nos despertó a las  doce del medio día.

Nada más despertar, Luce miró su móvil, y se alegró mucho, pues tenía un mensaje de Alex. Yo en cambio no recibí nada de Carlos. Estaba empezando a pensar que era una imbécil por pensar que sería diferente.

Bajamos a desayunar y le dije a Lucy que me contara todo lo que le pasó a noche, y me dijo que en el mensaje que le había mandado, le había pedido salir, a lo que ella contestó que si.

Había quedado justo ese mismo día para verse con él.

Estaba molesta con Luce, ya que me iba a dejar sola toda la tarde, pero cuando subimos a su habitación tenía un mensaje de Carlos. Mi corazón empezó a latir con fuerza:

-Heey, ¿quedamos hoy?

Después de todo lo había juzgado, pues ni siquiera se había despertado.

Carlos no era un chico guapo, más bien atractivo. No era muy alto y tenía los ojos marrones y el pelo castaño.

Al final quedamos en una pizzería los cuatro.

Estaba muy nerviosa, pues sabía que esta vez no podría escapar de lo que tanto temía.

Tenía que tener las cosas claras. No podía seguir con aquellas estúpidas dudas.

Inevitablemente le conté sobre mis inseguridades a Luce, pues necesitaba que alguien me apoyara.

-Vale René, céntrate. No pasa nada, si no sientes nada por él cuando llegue el beso, solo tienes que decírselo y se acabó.

Estas palabras sonaron como un jarro de agua fría. No me gustó oír aquello de tener que decirle que no sientía nada por él.

Cogí una sudadera rosa y unos leggins. Me planché un poco el pelo, solo los mechones de delante, ya que me estaban creciendo, pues quería dejarme el flequillo largo.

Luce fue mas arreglada que yo y lo entendía.

Cuando llegamos nos estaban esperando en la puerta, cogimos dos mesas del fondo y las juntamos.

Luce y Alex se pusieron uno en frente del otro y como no me quedaba más remedio, tuve que ponerme delante de Carlos.

-¿Qué van a pedir?

-Dos pizzas, una margarita y cuatro quesos, familiares.

Durante la cena, hablamos los cuatro amistosamente, sobre todo Luce y Alex.

Cuando acabamos de cenar, Carlos y Alex pagaron y fuimos a dar una vuelta.

Luce y Alex se dieron la mano y Carlos los miró. En un gesto rápido agarró la mía.

Su mano era cálida y fría a la vez. Se le notaba bastante incómodo, ya que ahora Alex y Luce estaban caminado muy pegados y abrazados. Esta vez Carlos no los imitó. Simplemente siguió con su mano abrazando a la mía.

-Nosotros nos vamos a casa a ver una peli, si os queréis venir...-Dijo Luce, insinuante.

Lógicamente no querían que nos fuéramos, solo era una excusa para dejarnos solos.

-Está bien, nosotros vamos a estar por aquí.

Nos despedimos y se fueron agarrados.

Cuando legamos a un parque, nos sentamos a hablar y nos reímos, incluso hubo contacto físico.

Más tarde nos levantamos y él se acercó a mí. Estábamos justo detrás de la enredadera, y yo me separé un poco, pero no pude retroceder dasiado, ya que el muro me lo impedía. Era el momento.

Sus labios se juntaron con los míos y comenzó a mover su lengua, suavemente. Sus manos rodearon mi cintura y yo le rodeé el cuello.

En ese momento descubrí que si que me gustaba de verdad, y el beso se fue haciendo cada vez mas intenso.

De repente, los dos sentimos unas ganas incontenibles de coger aire y separamos nuestros labios rápidamente a la vez que los dos sonreímos. Yo seguía colorada, y él también, aunque no podía percibir el color de su cara, ya que estaba anocheciendo. Volvió a agarrar mi mano y seguimos andando.

-Oye, ¿vamos a casa de Alex? Empiezo a tener frío.-Dije, para evitar que todavía fuera más incómoda la situación.

Ambos reemprendimos la marcha hacia casa de su amigo, sin olvidar lo que había ocurrido bajo la enredadera.

Cuando llegamos Luce estaba sentada sobre el regazo de Alex. En el fondo sentía envidia de mi amiga, sabía que nunca íbamos a llegar a tener tal confianza Carlos y yo.

Entramos lentamente y vimos que estaban viendo una peli de miedo.

"Insidious 2".

Luce siempre había sido una amante de las películas de miedo,  ya llevaba casi la mitad de película y Alex hizo palomitas.

Pasamos la tarde, y cuando se hicieron las 12, Carlos me acompañó hasta mi casa.

Estaba cansada de la noche del día anterior, por lo que me puse cómoda y empecé a leerme un libro.

Los próximos cinco días no hicimos mucho.

Quedabamos los cuatro y Luce y Alex seguían igual de enamorados, incluso cada vez más. Yo en cambio sentí que la chispa entre Carlos y yo se fue apagando poco a poco.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2015 ⏰

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