Capitulo 6

69 5 0
                                    

Keith miró a través de la mesa, preguntándose si el ego de Lotor funcionaría para o contra él. Había transcurrido una semana desde que había llevado a Lance a sus habitaciones y se había quedado sorprendido porque Lotor no hubiera intentado llegar hasta él. Una tranquila semana reclamando a su compañero una y otra vez había sido idílica por decir lo menos.

Cuando Keith había dejado a Julián en su cama para encontrar a Lotor, no estaba seguro de qué encontraría. Se había sorprendido al ver a su primo sentado en la mesa de póquer, barajando las cartas, listo para su partido semanal.

Keith se sentó y miró a Lotor, que parecía muy tranquilo. —Tengo una apuesta para ti.

Lotor, siempre un demonio de apuestas, sonrió mientras continuaba barajando las cartas en sus manos. —¿Y cuál sería, primo?

—Si ganas, puedes tomar mi lugar. Gobernarás el inframundo, no sólo por un día, pero sí hasta que un demonio más fuerte se levante.

Lotor alzó una ceja. —No he ganado una partida, bueno, nunca. Entonces, ¿cómo sería esto diferente a nuestros juegos semanales?

—Que el ser humano juegue en mi lugar.

Lotor frunció el ceño, su mente probablemente zumbando a un millón de millas por hora, tratando de determinar cómo se beneficiaría o asegurarse de que lo hiciera. —¿Y si pierde?

—Tienes la guerra.

Lotor sonrió. —Hecho.

—Ni siquiera preguntaste qué queríamos si Lance ganaba.

Lotor se rio. —¿El humano ganando? Eso no es posible, así que ¿por qué molestarse en preguntar?

—Su contrato, será mío.

—Hm, esperaba que pidieras su libertad —dijo lentamente Lotor, con la nariz arrugada—. Sin embargo, pides el control sobre el humano. Primo, después de todo, tienes un lado oscuro.

Keith asintió. —Sólo quiero protegerlo de cualquier otro demonio. Si tengo su contrato, nadie más puede controlarlo. No lo haré mi esclavo.

—Siempre fuiste un gran buenazo-dos-zapatos, Keith. Realmente no sé cuál es tu problema.

—¿Tenemos un trato? —preguntó Keith, ignorando el cebo que su primo siempre intentaba dejar.

Lotor ofreció una mano a Keith.

Antes de que Keith la sacudiera, añadió una advertencia. —Necesitamos acordar las reglas para este evento.

—¿Reglas de juego? ¿Más de tus preciosas reglas, que tú mismo no puedes seguir? —Lotor suspiró—. ¿Qué quieres, Keith?

—No leerás la mente del humano mientras juega —dijo Keith con firmeza.

Lotor frunció el entrecejo y cruzó los brazos sobre su pecho. —Me haces daño, primo. Como si quisiera hacer trampa mientras juega el humano.

Keith inclinó la cabeza y miró a Lotor.

» Bien. Podría haber engañado, pero sólo para que fuese más interesante.

Keith sacudió la cabeza. Su primo estaba loco, y era un belicista, pero por alguna razón, Keith disfrutaba de su tiempo juntos. —Jugarás el juego justo y en ley. No le engañarás de ninguna manera.

Lotor suspiró. —Bien. Justo y en ley. Aún ganaré.

Keith levantó la mano. Lotor la estrechó con firmeza. Keith se teletransportó de regreso a su habitación y despertó a Lance. —Ven, tienes por jugar el juego de tu vida.

Apostando por su demonio [Adaptación Klance]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora