1. Piloto

140 9 1
                                    

Es un dia caluroso de verano. De esos en los que sólo tienes ganas de darte un chapuzón en la piscina. Pero el día de hoy ya está decidido. Esto marcará un antes y un después.

Entro con paso decidido en los terrenos Sweer. Voy por el camino de piedras por el que corría de pequeño. Aquél que se me hacía eterno, hoy se me hace demasiado corto. Llega a la puerta y ahí está Rebecca.

- Buenos días señorito Matters, ¿desea algo?

- Rebecca por favor, prácticamente me has educado tú. Dirígete a mí como Ethan a secas.

- Bien, Ethan, ¿quieres algo para comer o beber?

- No, gracias. ¿Dónde está Karoline?

- La señorita Sweer está en su aposento.

- Gracias. - hago ademán de dirigirme hacia la escalera, pero me giro - Ah, y no hacen falta estos formalismos Becca.

- De acuerdo - y Rebecca desaparece en dirección hacia la cocina.

Me quedo quieto en el tercer escalón de las escaleras. Reflexiono. Éste es un momento importante. No del todo convencido acabo de subir esa escalera de caracol de paredes blancas y posamanos dorado. Al llegar arriba sigo el pasillo recto hasta la tercera habitación a la izquierda. Las paredes blancas me acompañan todo el trayecto. Cruza el umbral y desde ahí se queda mirando la estancia. Había pasado horas ahí dentro. No tantas como en el jardín, pero unas cuantas había estado. Es la misma habitación de siempre. El mismo color de pared. La misma cama. Solamente que la decoración es más madura. Los peluches han pasado a ser discos, y aquellas sábanas tan coloridas que tanto odiaba ahora son dibujos abstractos. De vinilos de animación, a vinilos de flores. Todo es tirando a oscuro, pero ni mucho menos siniestro. Si hay un adjetivo que califica casi a la perfección aquel habitáculo, es acogedor. Al menos a mi siempre me ha parecido una habitación envidiable, desde que Karoline maduró, por supuesto. Porqué a mi, las muñecas y los bustos para peinar y maquillar, mucha ilusión no me hacían.

- ¿Sí? - dice Karoline, sentada en la cama de espaldas.

- Soy yo - añado sentándome a su lado.

- Por fin. Pensé que nunca llegarías. Llevo toda la mañana dándole vueltas a tu mensaje. ¿Qué? ¿Piensas decirme que te pasa? - Karoline lo dice como en broma, pero en realidad está muy preocupada por mi.

- Esto es complicado...

- Ya sé lo que me quieres decir.

Me quedo impresionado. ¿Cómo lo sabe?

- ¿En serio?

- Claro. Se te nota a kilometros. Estás coladito por mí, y te da miedo perder nuestra preciosa amistad. Me amas, pero tienes miedo a que yo no te ame a ti y por eso temes decirmelo - Karoline se me queda mirando fijamente, cosa que hace que me plantee que aquello que mi amiga dice es verdad, pero entonces ahí está. Su estrepitosa risa. Es evidente que Karoline lo dice en broma - ¡Es broma tonto! Venga, dime qué pasa.

- Iré al grano: soy gay.

Silencio

- NO JODAS - suelta Karoline pegando un bote de la cama y poniendose delante de su amigo.

- Hmm sí

- JAJAJAJA ME MEEEEEO IMAGÍNATE LA CARA DE TODAS ESAS QUE VAN DETRÁS TUYO CUANDO LES DIGAS QUE ERES GAY JAJAJAJA

- Karoline...

- ¿Y LA RUBIA ESA ASQUEROSA? ÉSA QUE SE CREE MEJOR QUE TODAS. NO PODRÁ TENERTEEEE JAJAJAJA

- Vale, lo admito. Será divertido, pero... ¿crees que me aceptarán?

- ¿Qué si te aceptarán? Todas van detras tuyo y todos quieren ser como tú. Que no te extrañe que ahora se ponga de moda ésto de ser gay - Karoline sigue riéndose.

- Karoline, por favor. Ayúdame. ¿Cómo se lo digo a mis padres?

BlueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora