u should know im temporary

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Después de todos esos berrinches, enojos, enfados que hizo por nada, llegó, ahora sí, por lo que valía la pena llorar: la menstruación.

su pta madre

Harry a punto de cumplir sus 15 años, estaba tranquilo durmiendo, soñando con cosas del estilo de Harry.

Se despierta, abre los ojos y ve que ya había amanecido, le da un susto que lo hace ver en chinga el despertador, sí, se le habría hecho tarde si no fuera sábado por la mañana.
El susto rápidamente se vuelve el mejor sentimiento del mundo al ver que era sábado y no un día de escuela.

Intenta volver a dormir, pero comenzó a sentir húmedo su trasero, por un momento pensó que se había hecho pis en la cama, se iba a enojar mucho si eso hubiera sido real, porque tendría que haber lavado esas sábanas.
Pensó en pararse, no quería encontrarse con su pipí. Sin embargo lo hizo, tenía que salir de dudas ya.

Estaba parado, aventó la colcha hacia un lado para ver lo que había en su sábana.

No era pipí: era algo más que pipí.

¡Mamá! —gritó como no lo había hecho en años.

Anne, Gemma y el padrastro de Harry, Diego, estaban desayunando cuando escucharon a Harry gritar.

Gemma fue corriendo a ver que le pasaba a su hermano, y detrás fue Anne.

Gemma se dio cuenta de lo que sucedía, y buscó rápido a su mamá, porque sabía que ella lo entendería mejor.

—Harry, ¿qué pasa?

—Má, ¡hay sangre!, ¡hay sangre en mi trasero y en mi cama!

Diego y Gemma quienes escuchaban todo desde afuera de la habitación, se voltearon a ver como expertos del tema.

—Harry, Harry tranquilo, no pasa nada, mira... — y así continuó Anne tratando de calmar a Harry durante otras dos horas más.

Harry desde ese día notaba cambios en su cuerpo, por ejemplo, el hecho que sus pantalones no le quedaban le enojaba tanto, que se encerraba en su cuarto y no salía hasta que se calmara con música a todo volumen, Anne, Diego y Gemma ya estaban hartos, pero dejaban que Harry se diera su tiempo.

Cuando las fajas dejaron de funcionar, no tuvo más remedio que comenzar a usar los bras que tanto tiempo estuvo evitando usar, tuvo que ir a comprar otros más, porque los más recientes le quedaban pequeños.

Trataba de convencerse a él mismo diciendo que era normal, todos pasaban por eso, que aunque fuera incómodo eso no le afectaría, pero sí que le afectaba.

Harry siempre estuvo en los ojos de los chicos, a pesar de estar en la etapa donde todos se sienten seres asquerosos, Harry no se veía así. Cuando todos los que estaban detrás de él empezaron a notar sus cambios físicos volvieron a insistir, vaya que en esta etapa todos son un saco de hormonas, pero Harry no hizo caso a ninguna petición, estaba pasando por un mal momento con él mismo, y no quería involucrar a nadie más en eso.

Cuando tenía 17 años, comenzó a ser más consiente de su cuerpo, notaba que otras personas tenían un busto más redondo, y él también, pero las personas cuando se comparan, tratan de encontrarse un pero.

Así que comenzó a hacer ejercicios para levantar el busto, no miró resultados, pero después de un tiempo comienzas a amarte tú mismo, aunque solo dure un segundo, y después llegue la realidad.

Su mamá, para ayudarlo a superar sus problemas con su cuerpo, lo inscribió en una escuela de modelaje, vaya que sí le ayudó muchísimo, nuestro conocido Harry salió con una energía de perra salvaje empoderada.

Y es que la pregunta es:
¿Quién no si fuera Harry?

Desde una mejor dieta a más horas de ejercicios, tantos concursos ganados y todos esos comentarios llenándole los pequeños huecos que con el tiempo iban quedando, de su eco.

Pero aún así, teniendo todo, falta algo, y la mayoría de las veces eso está adentro de nosotros: en nuestra cabeza.

mat'Where stories live. Discover now