Wʜᴇɴ I ᴡᴀs ʏᴏᴜʀ ᴍᴀɴ

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Ese viernes pensé que todo iba a ser igual a como todos los demás días desde que te fuiste. Con una rutina que seguir, levantarme y darme cuenta que tu lado de la cama se encontraba vacío, me sentiría miserable y me culparía de todo lo que pasó, de haberte obligado a marchar y no detenerte.

Prendí la radio para matar el deprimente silencio que se instaló en el departamento desde que tú no estás, estaban sonando varias canciones que muy probablemente tú hubieras bailado y me hubieras animado a acompañarte, yo te hubiera dicho que no y lo hubieras dejado pasar pero sabía que te pondrías triste por lo que apagaba la radio y tus pasos cesaban.

Una canción que ambos conocíamos bien comenzó a sonar, era nuestra canción favorita, aunque era más tuya que mía. Esa fue la canción que estuvo presente en varios momentos lindos de nuestra vida, ahora solo suena como un cruel recordatorio de todo lo que tuve a tu lado y perdí.

Liam había llamado para invitarme a una fiesta, otro golpe bajo a mi corazón, no quise mostrar que me seguía doliendo pero me acordé de todas esas veces que me negué a ir a una fiesta contigo y tú te quedabas conmigo a pesar de querer ir. Pensé que era buena idea asistir, ya era tiempo de salir y comenzar de nuevo. No se me ocurrió siquiera preguntar si tú ibas a asistir, ya que al final compartíamos el mismo grupo de amigos y él no lo mencionó, probablemente porque sabía que oír tu nombre me rompería un poco más, o bien, pudo simplemente haberlo olvidarlo.

Así que fui a esa fiesta, el ambiente del lugar contrastaba fuertemente con mi estado actual, ahí había alegría y mucha calidez mientras que yo internamente estaba en un estado deprimente. Hablé con algunos amigos que no veía de hace tiempo, todos ellos se veían felices y me alegré por cada uno de ellos, hasta ese momento no te había visto por lo que agradecí internamente. Fue pasando el tiempo y yo estaba casi olvidando el estado letárgico en el qué casi siempre me encontraba, las luces de aquel lugar bajaron un poco para dar una sensación de calidez en la pista de baile. Varias parejas bailaban, yo no quería pensar así que me dirigí a la sección de bebidas, un chico se acercó igual ahí solo que él a diferencia de mí buscaba algo de beber después de haber estado bailando. Se encontraba algo agitado, prueba de haber bailado demasiado, y tenía una sonrisa tonta en la cara, agarró un vaso con agua y lo bebió mientras veía a un lugar de la pista. Sentí cierta envidia pues seguramente él sí estaría bailando con la persona que ama a diferencia de mí que evitaba bailar porque sentía que era muy torpe en mis pasos.

Tomé un trago a esa bebida amarga que había preparado y que sabía me iba a ayudar un poco, iba a tomar otra cuando escuché tu risa, pensé que ya estaba perdiendo la cordura aunque luego recordé que tus amigos eran los mismos que los míos y que también te pudieron invitar a esa fiesta.

Alcé mi vista y eras tú.

Te vi, te veías tan radiante y feliz. Te veías tan vivo, tan majestuoso, con tus rizos bailando al ritmo que tú seguías. Sonreías de tal forma que tus hermosos hoyuelos eran visibles, esos mismos hoyuelos que únicamente se hacían presentes cuando realmente estabas feliz. Tus ojos tenían ese brillo especial, era uno parecido al que tenías cuando me mirabas, cuando yo era dueño de esa mirada de aquellos ojos verdes. Ahora ese brillo lo causaban otra tonalidad de ojos azules.

Cuando te vi me alegré, llevaba tiempo sin verte. Aun recuerdo la última vez que hablamos, recuerdo cómo esos ojos verdes que siempre me miraban brillosos solo me regresaban una mirada opaca, ya te habías dado por vencido conmigo y no te culpo. Otra persona te dio todo lo que yo no pude darte, tú solo me pedías atención y no te la di.

¿Sabes? Ese día yo no pensaba ir a esa fiesta, tú sabes que no soy fan de ir a reuniones grandes. Muchas veces por mí no ibas a todas las que te invitaban, querías que yo te acompañara pero yo siempre te decía que no y tú inventabas excusas a tus amigos para no ir, pero siempre les mandabas algún presente diciendo que era de ambos.

La música poco a poco iba disminuyendo su volumen, clara señal de que ese tiempo de baile estaba por acabar y por primera vez quería que no lo hiciera ya que te veías igual de feliz que cuando te conocí. La música cesó y le diste una brillante sonrisa a la persona que te acompañaba, las luces subieron y pude ver quién era. ¡Era el chico que un rato atrás había estado junto a mí!

Ahora le tenía un poco más de envidia porque sé que él había bailado contigo y él lucía feliz, como si fuera el hombre más afortunado del mundo. ¡Y lo era!

Vi cuando tomó tu mano y dio un suave tirón en una petición silenciosa para que lo siguieras, se dirigieron a un balcón y él jamás soltó tu mano, al contrario, afianzó más el agarre como si en algún momento podrías desaparecer. Los seguí y me mantuve a una distancia prudente, tenía curiosidad y quería verte un poco más, igual ansiaba saber que iba a pasar.

Conversaron de cosas triviales, tu sonreías cada que él decía algo. Él mostraba un interés genuino a cada palabra que decías, te veía como si fueras su mundo entero, como si estuviera en presencia del tesoro más preciado del planeta, como si tu existencia fuera lo que lo mantiene vivo en la tierra y tú, tú lo veías de la misma manera.

Sus risas eran fuertes, me molestó admitir que se oían bien juntas como si hubieran sido hechas para complementarse, eran unas risas melodiosas. De repente él se quedó callado y pronto se hizo presente un poco de nerviosismo en su cuerpo, tu risa iba menguando. Él soltó su agarre y te pidió que lo esperarás un momento ahí, tú aceptaste y antes de irse te dio un beso, sentí tantos celos y enojo, este último dirigido a mí, porque pude haber sido yo el que te besara.

Volteaste viendo el jardín que había debajo, aun mantenías una sonrisa en la cara. Pensé en acercarme cuando el chico anterior volvió, traía algo en las manos pero no pude ver qué era hasta después. Mi corazón se detuvo.

Él te llamó y lo volteaste a ver, lo mirabas con devoción, lo mirabas como sé que nunca me viste a mí. Se acercó a ti y te dio una hermosa corona de flores, las que tanto te gustaba usar pero que no las usabas porque sabías que yo me enojaba ya que me causaban alergia y no quería tomar nada para evitarlas. Te veías más hermoso si eso era posible, le diste un beso y una mirada llena de amor. Pusiste una cara de sorpresa y confusión cuando viste que se ponía de rodillas, de la forma en que piden tu mano. El tenía en la mano una caja roja con un interior negro y en medio un hermoso anillo plateado. Cuando comprendiste que era lo que pasaba comenzaste a llorar, pero a diferencia de las lágrimas que yo te hice derramar, esas eran lágrimas de felicidad. Pronto él habló.

- Harry, te conocí cuando ninguno sabía su camino. Estábamos perdidos en medio del mar, con un dolor en el corazón causado por diferentes motivos. Nos encontramos y nos ayudamos mutuamente a encontrar el camino al otro, doy gracias al cielo porque esos caminos se juntaron en algún momento. No sé cómo ni cuándo caí perdidamente, locamente enamorado de ti y sé que no quiero pasar ni un día más sin llegar a casa y que tú no estés porque vives en otro lugar, quiero levantarme todos los días y ver tu hermoso rostro, poder besarte al empezar y acabar cada día. Por eso, Harry, quiero preguntarte. ¿Te gustaría casarte conmigo? -Tú solo podías mover tu cabeza, estabas demasiado emocionado como para poder ser capaz de decir algo. Asentiste y te lanzaste a sus brazos mientras le susurrabas miles "Sí, sí quiero" y varios "te amo". Lo besaste por un largo tiempo hasta que los dos parecieron recordar que necesitaban aire para poder seguir viviendo. Se miraron directo a los ojos y entraron de nuevo al salón mientras compartían una sonrisa cómplice.

Me quedé un rato más afuera, en el mismo lugar desde el que había visto todo. No fui consciente de que estaba llorando hasta que sentí unas lágrimas caer a mis manos. Esta vez no lloraba de tristeza, o en una mínima parte sí, lloraba de felicidad de que estuvieras bien y que fueras feliz al final era eso lo único que importaba.

Me adentré y vi que otra vez estaban bailando, ahora había algo que hacía especial ese baile, las personas alrededor eran ignorantes del qué, pero ustedes y yo éramos conocedores del futuro suceso. Espero que él siempre te siga dando su tiempo como lo ha hecho hasta ahora, que te siga dando flores como las que tiene tu corona, que te siga tomando de la mano y te siga llevando a fiestas, que te anime a bailar porque sé que amas hacerlo. Que te siga dando lo que yo egoístamente te negué, de lo que te privé y que te dé más alegrías que peleas como las que yo te di.

Hubiera deseado poder volver el tiempo y cambiar todo, cambiar mis fallos. Yo sabía lo que tenía pero no quise aceptar que lo podía perder, era más fácil ignorarlo y hacer como si todo marchara bien. Ahora te encuentras bailando, pero te encuentras bailando con él. Espero que el siga haciendo todo lo que yo debí hacer y que nunca hice cuando yo era tu hombre.

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☾︎𝑾𝒉𝒆𝒏 𝑰 𝒘𝒂𝒔 𝒚𝒐𝒖𝒓 𝒎𝒂𝒏☽︎ || 𝑳.𝑺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora