Cap 1

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Llegamos Diana y yo a una casa grande con paredes amarillas, yo jamas habia venido a casa de Daniel, bueno que digo de no haber venido a su casa si casi ni me cruzaba palabras cuando estábamos en la misma habitación. Diana en lugar de tocar el timbre solo saca una llave de un compartimento escondido y es lógico pues ella es una de las mejores amigas de Daniel. Me hace una seña para que entre y comenzamos a caminar juntas hacia un cuarto al fondo de un pasillo, ella entra y puedo notar que es su cuarto y estuve a punto de tropezar con mis estúpidos tacones.

-Ey, tranquila okey?-me pregunta Diana en un susurro.

Yo solo asiento como puedo mientras ella me toma de los brazos y me sienta en la cama.

-Ya llegamos imbécil-grita diana en dirección a lo que creo es el baño de donde sale una tonada de música y la única respuesta que mi amiga recibe es que la música suba muchos más niveles sonoros.

El estar en su cuarto Y EN SU CAMA! se siente como algo demasiado intimo por lo que yo me muevo nerviosa mientras me acomodo mi corto vestido negro. Si no fuera porque Diana está aquí me acercaría a oler sus sábanas. Dios se que sueno como una acosadora y un poco con este estupido lo fuí pero juro que la química sexual que él me hace sentir con solo mirarme no es normal. Llevo más de 3 años con estos sentimientos pero el nunca me ha prestado atención, claro que hace más de un año no lo veo y regrese de mi viaje en el extranjero con más curvas y más mujer que nunca, eso es lo único que me dio la confianza de salir con esta ropa que me obligo a ponerme mi amiga.

-Toño está por llegar por nosotros- Y esa voz sigue provocando que aguante mi respiración como una tonta al oírlo.

Lo primero que ven sus ojos al levantar la mirada de su pantalón que terminaba por abrochar es a mí. Y su mirada juro que me esta quemando en cada parte de mi cuerpo que él veía. Tomando un poco de valor yo tome ese tiempo para apreciarlo como él hacía conmigo. Y no había cambiado ni un poco, seguía igual de perfecto y moja bragas. Con esas pestañas que cualquier mujer envidiaría, con unos ojos marrones claros que llegan casi a ser miel, adornados por unas cejas enmarcando su cara varonil, con el pelo despeinado de una forma que parece que acaba de tener relaciones hace no más de un minuto que lo vuelve solo mas sexy y con ese cuerpo marcado y moreno que tanto me gustaba. Cuando acabé mi inspección juro que me moje un poco y al regresar la mirada a sus ojos me sentí desnuda ante él, perdiendo la batalla de miradas que se libraba entre los dos y viendo mis manos en mis piernas.

-¿Cómo estás Ale?- me pregunta Daniel que para mi es el mismo diablo

-Normal gracias- y me felicité mentalmente porque mi voz sonara desinteresada

-Te tardas mas que cualquier vieja animal- le grita Diana mientras le lanza una de las almohadas a las cabeza.

-La perfección toma tiempo- sonríe Daniel socarronamente a su amiga.

Daniel toma su celular de sus vaqueros y ve algo en la pantalla y nos comenta que es hora de irnos. El momento en que me paro lo hago con la mayor precaución posible al no estar acostumbrada ni a estos tacones, ni a este vestido. En el momento en que estoy de pie siento una mano en mi espalda baja. Y el aliento caliente del que sé que es Daniel en mi oído.

-No estas NORMAL Ale, estas perfecta- y con su pequeño susurro comienza a caminar a la salida, mientras yo tardo unos segundos en recomponerme y seguir el camino atrás de mi amiga.

Esta va a ser una noche laaaaarrrggaaaaa y tormentosa.

Entre sabanasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora