Prólogo

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Desgraciadamente no he podido ver el sol en unos ¿cuánto? ¿dos meses? Dios, ya perdí la cuenta de cuantos días he estado encerrado en mi habitación sin hacer algo productivo más. Estar en la computadora, en mi cama, en el suelo, son las únicas cosas que puedo hacer. No me malentiendan, no es porque quiera, no soy de esos chicos que les desagrada salir y estar con sus amigos, pero son estas estúpidas costumbres que tienen mis padres. Mis amigos, los extraño más que lo que extraño el aire fresco porque, a pesar de que no hablo mucho, ellos siempre lograban levantarme el ánimo contando tantas historias de viajes y familiares como tuviesen. Por lo que cuando se enteraron de mi "encierro" se sorprendieron lo suficiente como para venir a hablar con mis padres. Amigos así hay pocos. Pero cualquier conversación, cualquier excusa, todo fue en vano puesto que Fredd, mi padre, un hombre terco y un tanto temible, decía que era "lo mejor para mi". Claro que no lo hizo con mis hermanas, Miran y Cloe, quienes ya vivían en otra ciudad. La razón, la vaga razón que me explicó, fue que "todos los hombres de la familia Porter debían mantenerse aislados en el tiempo de crecimiento".

Nadie entendía porqué el sujeto pensaba así, ni de donde habían sacado aquella tonta costumbre, pero lo que sabía era que si no cumplía aquello sería sacado de la familia, debería vivir solo y sin ayuda de los parientes, así que decidí hacer lo que decía, por lo menos estos meses, hasta que este satisfecho. A todo esto, se deben preguntar por mi madre. Pues ella es una mujer muy callada y calmada, contrasta lo suficiente (o tal vez de más) con la actitud de mi padre, así que sus pensamientos no tienen lugar a ser expresados en esta casa. Algo realmente penoso pensando que vivimos en el siglo XXI, pero tampoco puedo hacer mucho para cambiarlo. Por estas cosas mis dos hermanas se fueron ni bien tuvieron oportunidad.

Casi lo olvido, mi nombre es Frederick, tengo 17 años a punto de cumplir los 18, a unos diez días de eso. Estoy estudiando en la secundaria, aunque ahora estamos en verano por lo que no hay clases. Vivo en una casa pequeña con mis dos padres y mi perra, Mollie, quien es mi compañera todos los días. Tampoco es que odie a mi familia, pero me encantaría poder ser un chico mimado. Me emociona pensar que tal vez algún día me libre de estos lazos de sangre para siempre y pueda vivir mi vida a mi gusto. Sin costumbres, tradiciones, sin preocuparme por mostrar ser el "chico perfecto de papá".

Pero ¿me creerían si les dijera que realmente esto no existe? ¿que pensarían si todo lo que hemos vivido hasta ahora muere y no puedes volver el tiempo atrás por mas que lo intentes? Te crees infeliz por ser contradecido, por no encontrar tus mismos pensamientos en tu propia familia. Pero ¿acaso serias feliz siendo el chico que todos quieren, que le dan todo lo que pide, que, a pesar de los errores que cometas, te felicitarán?

Días Fríos Como TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora